Crítica de El extraño (The Wailing)
Haber dirigido Chaser y The Yellow Sea implica, para cualquier director que quiera seguir dedicándose a ello, una responsabilidad muy gorda. Que ese mismo director, responsable de dos de las que muchos (y me incluyo) situarían entre lo mejor del cine surcoreano de los últimos años, vaya y se lance al género sobrenatural, sólo sirve para aumentar dicho deber para con el espectador. Miedo, pero no en el buen sentido precisamente, era lo que exudaba cada uno de los poros de El extraño (The Wailing), lo nuevo de un Na Hong-jin que esta vez se daba a los fantasmas y la mitología y folklore orientales (y cristianas, ojo). Parecía que se fuera a marcar unos miikes, como cuando el de Dead or Alive se pasa de una obra maestra inapelable a la mayor de las chorradas que el séptimo arte pueda parir. Claro, que tales dudas tenían lugar antes del visionado en sí del film. Luego, ya cuando lo ves, la cosa cambia.
Sí, porque El extraño (The Wailing) es más ligera que sus dos trabajos previos tan sólo en apariencia: de entrada, se diría que la ridiculez de su entramado (que mezcla alegremente una, a priori, rigurosa investigación policial con hechos paranormales, que lo mismo incluyen zombis como fantasmas) se subraya con ciertas dosis de humor absurdo, alertando a la platea del tono más distendido que de costumbre, que se va a calzar a lo largo de su extenso metraje. Error: si bien Na Hong-jin no pierda en ningún momento ese gusto por la broma, tarda poco en aumentar decibelios (metafórica y literalmente) hasta llevar a cabo una tercera película tan distinta a sus dos anteriores en argumento y tono, como pareja en cuanto a dimensiones e impacto. De manera escalonada, con una progresión calculada al milímetro, la intensidad sube y sube hasta llegar a un primer momento álgido que, a su vez, constituye uno de los tantos giros que el film va emprendiendo en su escalada. Giros que justifican sus 150 minutos, y que zarandean al respetable, cuando éste se cree con opciones de respirar un poco entre ataques de zombis, posesiones, y sobrecogedores rituales de exorcismos. Vamos, que al final los gags están más para acudir a nuestro rescate que otra cosa.
Ni que decir tiene que para que la mezcla imposible funcione, se requiere un reparto a la altura (y aquí cumple sobradamente hasta la niña pequeña) y de una cámara que se ajuste en todo momento a las exigencias de un film cambiante y expansivo. Na Hong-jin es, definitivamente, el nuevo valor a seguir de la industria surcoreana, por lo que no le supone problema alguno alternar planos aéreos con pasajes propios del cine de terror independiente (o sin medios, vaya), hipnotizar al respetable con sus secuencias de chamanes (como suena) o incluso llegar a divertirlo con sus reminiscencias a los zombis de Fulci.
Sea como sea The Wailing es algo gordo. Una película que te lleva por donde quiere, llegando a sobrecoger por las dimensiones que acaba adoptando la que a priori parecía un intrascendente exploit de género oriental más. Una imposible torre de Babel cultural que pasa a ser, desde ya, un nuevo clásico del cine coreano y otro tanto más que apuntar en el casillero de un Na Hong-jin infalible. Como siempre.
Trailer de El extraño (The Wailing)
Valoración de La Casa
En pocas palabras
Imposible mezcla entre thriller, paranormal y folclore surcoreano que asusta tanto como divierte y, en definitiva, supone otro éxito para la filmografía de Na Hong-jin.