Crítica de La familia Savages
La única opción que encuentran viable los protagonistas es la de recluir a su anciano padre en un asilo cercano a la casa de Jon, aunque eso signifique que tengan que convivir juntos durante el tiempo que sea necesario.
Y así, con un devenir totalmente natural de las cosas, arranca esta película cotidiana, simple y sumamente palpable, que no es más que un acercamiento a las vidas y sensaciones de dos personas corrientes, y al mundo que les rodea.
Porque desde luego, si hay algo que distingue a «La Familia Savages» de las recientes «Juno» o «Lars y una Chica de Verdad«, es precisamente su cercanía, su realismo, y por tanto la ausencia de oníricas artimañas que busquen el beneplácito de todos. El guión de Jenkins no busca ni la risa ni la lágrima fácil. No disfraza a sus protagonistas de ángeles o mártires. En vez de ello, se dedica a componer una historia y unos personajes que realmente parece que sean como la vida misma.
Y curiosamente, es justamente así como logra transformarse en una de las películas más cargadas de emociones y sensaciones que un servidor ha visto en los últimos tiempos.
Entrelazando situaciones entrañables con dramáticas y otras de cínico humor, la película va despojando a sus personajes poco a poco, mostrando sus personalidades, inseguridades, y fortalezas. Y son tan creíbles, que al mismo ritmo el espectador se va encariñando con ellos, convirtiéndose inconscientemente en un protagonista más de la historia.
Por descontado, la aportación de los actores es fundamental para que el film llegue a transmitir correctamente sus emociones. Como no podía ser menos, tanto Laura Linney y Philip Seymour Hoffman como el resto de secundarios (espectacular la labor de Philip Bosco en su papel de padre) parecen en estado de gracia. Así, diálogos y silencios, e incluso simples miradas se interpretan con mucha fuerza y casi espontaneidad, lográndose momentos sobrecogedores y literalmente inolvidables, como la discusión que los dos hermanos mantienen a las afueras de una residencia, o las charlas entre Wendy y Jimmy (Gbenga Akinnagbe), encargado de cuidar al señor Savage.
Así pues, «La Familia Savages» es un discurso sobre la cotidianidad, las relaciones personales, los sueños rotos, y la esperanza. Una historia sobre las personas y su día a día. Sobre los tropiezos que pueden dar y su facultad para sobreponerse, alzarse y retomar el camino con dignidad. Temas de los que se ha hablado con anterioridad, pero que muy pocas veces han recibido el trato sencillo y cercano, pero también absolutamente brillante, que se les da aquí.
Insisto, no es una película para reír a carcajadas. Tampoco para sacar el pañuelo. Pero conforme transcurren los minutos, uno se da cuenta de lo mucho que le está llegando, y es perfectamente consciente de que saldrá de la sala con la mente aún perdida en tan sencilla pero sorprendente historia. Y eso es algo que ni la todopoderosa «Juno» fue capaz de conseguir…
8/10
Me has copiado la nota, mamonassso!!!
XXXD
jajajaja, sí, soy un usurpador de notas!! es la nota que se merece, ni más ni menos…
Pues tiene muy buena pinta. No me la perderé.
y bien que harás. de verdad que vale la pena.
saludos!
Estoy deseando verla, en cuanto pueda…Esta tarde toca Bank Job, a ver que tal
Saludos
the bank job? qué palilo…no? jejeje!
esta es muy chula, espero que te guste cuando la veas! (por supuesto, avisa cuando lo hayas hecho)