Crítica de Feedback
Jaume Collet Serra ya dijo hace años que para hacer buen cine comercial y para rodar género, había que preparar la maleta y mudarse a Estados Unidos, y así lo hizo él, convirtiéndose en un auténtico artesano de la industria hollywoodiense y a mucha honra. Filmes la mar de entretenidos como La huérfana, Sin identidad, House of Wax o Infierno azul así lo confirman. No obstante, siempre que puede, se dedica a producir las obras de sus colegas españoles, como es el caso de Feedback, ópera prima de Pedro C. Alonso.
La premisa es sencilla y se libra de invertir grandes presupuestos. Un par de enmascarados un poco de la olla secuestran una emisora de radio, en la franja de un popular programa de denuncia social y política, con la intención de que su presentador, un tipo polémico y sin pelos en la lengua, desvele un oscuro y terrible secreto de su pasado.
Este tipo de historia nos suena, y no tenemos que retroceder mucho en el tiempo para recordar obras similares, como es el caso de Money Monster. Sin embargo, el filme que nos ocupa juega mucho más con el thriller, el engaño y hasta algún punto de terror. Y sin estar ante una obra maestra del subgénero de secuestros en el cine, el filme es ameno, entretenido y juega con la percepción del espectador en todo momento.
Pero no nos topamos con un thriller con el que nos explote la cabeza, sino con mero cine de entretenimiento, y la película lo sabe. Tenemos a unos secuestradores muy malos y algunas secuencias de acción y tensión bien rodadas y resueltas. Y como colofón, una reflexión sobre el poder de los medios, la fama y la opinión pública, pero tampoco es que esto importe en demasía.
Vamos, tenemos aquí un thriller resultón que nos brinda una estupenda interpretación de Eddie Marsan e Ivana Baquero. Quizá no contar con más caras conocidas en el reparto juegue en su contra, pero es una muy buena elección para una sala de cine durante el fin de semana.
Trailer de Feedback
Valoración de La Casa
En pocas palabras
Un thriller de serie B que no se esconde de serlo, apostando por el sano entretenimiento sin mayores pretensiones.