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Crítica de Fences

Casi diez años después de Grandes debates, Denzel Washignton ha vuelto a ponerse detrás de una cámara para adaptar, de una vez por todas, la homónima obra teatral escrita en 1983 por August Wilson, un Fences que estuvo yendo y viniendo de los despachos de diversos cineastas, siendo descartada como adaptación imposible. Para hacer frente a un proyecto de tamaña envergadura, el propio Washignton se encarga de protagonizar la película, asumiendo el rol de un Troy difícil, denso, multidimensional, ambiguo y con tantos claros como oscuros. Se apoya, eso sí, en una compañera de lujo: Viola Davis acompaña al de Philadelphia como Rose, personaje igualmente complejo por recibir lo que no está escrito y ser a la vez faro de luz para el primero. Y el resultado es un despliegue prácticamente inabarcable de recursos interpretativos por parte de dos auténticos portentos cobrándose, aquí, dos de los roles más logrados de sus respectivas carreras. Huelga decir que en ellos se apoya buena parte del éxito artístico de Fences, como bien se ha comentado ya por activa y por pasiva. Pero el film de Washington es más, mucho más que una selección de actores acertada.

Y es que lo que consigue es lo que muchos quisieran para sí: lograr hablar del drama racial, sempiterno problema de la sociedad norteamericana, sin ahogar por ello el drama personal, aplicable a un núcleo familiar que bien podría haber tenido cualquier otra tonalidad de la piel. Y viceversa. La película, como si de un Marlon Brando negro se tratara, presenta a un Denzel Washington planteándose su situación laboral y la de su inseparable compañero Bono como basureros. Y si Spike Lee arquea la ceja bien que hace, porque trata con naturalidad y sin aspavientos una situación, tan de 1950 (más o menos, cuando tiene lugar la acción del film) como de los días que corren, dramática y desalentadora, que queda perfectamente definida sin perder un solo ápice de su impacto pese a que al poco, se reduzca el campo de visión hasta centrarse en un hombre rudo, borrachuzo, tan bueno de fondo como malo en las formas. Obviamente, su background (negro, sin estudios, de clase baja) influye, de la misma manera que su difícil personalidad influye en su situación actual. Y así, con una sinergia constante, progresa un drama totalmente humano, 100% identificable, y a su vez retrato puntilloso de la sociedad.

Misma sinergia la que establece entre dos artes, cine y teatro, teatro y cine. Dos universos paralelos que aquí unen fuerzas sin dejar que el primero ahogue al segundo, o viceversa. Fences es puro teatro, sus secuencias son largas y su guión tiene que haber contado con cientos de páginas (comprimidas en poco menos de dos horas y veinte), tal es su cantidad de diálogos. Pero a su vez, la dirección de Washington se expresa con viveza, sacando mayor partido al libreto con planos cuidadosamente estudiados, y suntuosos, elegantes movimientos de cámara: esa conversación entre ambos al quicio de la puerta, esos pasajes deliberadamente bucólicos, esos primeros planos en los que al espectador prácticamente se le impide respirar… Fences destila amor por el séptimo arte y respeto máximo por el sexto, y claro, sus actores también.

Entre unos y otros generan un drama apabullante, una obra exquisita. Una película que cuida hasta al último de sus personajes, principales y secundarios, con el fin de hilvanar una historia multidimensional que, sin una sola concesión a lo sencillo, lo previsible o lo meramente resultón, asesta un golpe de intensidad aún mayor: un golpe condenadamente humano. Porque de su alternancia cine/teatro, de sus perfectas interpretaciones y su cuidado guión, se consigue justamente eso: que Fences sea una película condenadamente humana. Denzel Washington, bienvenido de nuevo.

 

Trailer de Fences

https://www.youtube.com/watch?v=FpPzo7CfYLw

 

 

Valoración de La Casa
  • Carlos Giacomelli
  • Xavi Roldan
3.8

En pocas palabras

El retorno de Denzel Washington a la dirección se salda con una sólida adaptación teatral con muchos puntos fuertes, siendo el principal sus excelentes actuaciones.

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En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

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Comentarios

  1. jajajajajaj

  2. Esta claro que la distribuidora española no le ha echado dos veces un vistazo al cartel de la peli… XD

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