Crítica de Fonotune: An Electric Fairytale
Como no podía ser de otra manera, de un guionista de cómics y diseñador gráfico no podía salir un primer largometraje vulgar y corriente. Por más que lo complicado, en verdad, sea el envoltorio (lo que tampoco es de extrañar): en esencia, y como bien indica su título completo, Fonotune: An Electric Fairytale no deja de ser más simple que un botijo. Chica conoce chico. En un Japón futurista y prácticamente desierto en que la comunicación parece brillar por su ausencia, vale. Con una cuidada factura que casa con habilidad casi puntillosa sonido e imágenes (blancas, asépticas, gélidas). Y con varias alegorías audiovisuales que hablan de la soledad, la incomunicación, el rock and roll, la ruptura del lenguaje y la música como único nexo universal, si bien su formato ande en sus últimas. Creo. Pero en el fondo, eso: chica y chico, y un objetivo, acudir al concierto de un grupo llamado Blitz, del que hablan por la radio.
Todas las complicaciones extras, la verdad, cuesta dilucidar si responden a las necesidades de la trama, o a los caprichos del director, Fint. Y es que Fonotune busca a la desesperada la condición de rareza, de extravaganza, y tanto esfuerzo se traduce, como suele ser habitual por otra parte, en excesos inversamente proporcionales a su enjundia. En el caso que nos ocupa, no son pocos los pasajes que pecan de hermetismo… casi casi onanista. Escenas alargadas (la del guitarrista, los múltiples momentos de autentica congelación), montaje muy esmirriado para casar imagen y sonido, deconstrucción del film por capítulos. Son sólo algunos de los ejemplos que pululan por sus 70 y pocos minutos de comprensibilidad cuestionable. Más allá, repito, de su sencilla esencia. Quizá en esa dualidad habiten tanto la mayor decepción como su mayor acierto.
Decepción por no poder evitar cierta sensación de quiero y no puedo, de injustificado experimento arty si bien su poderío visual sea indudable. Acierto, porque el galimatías puede recorrerse a la inversa en cualquier momento, y retornar a su cristalina esencia. La de todas las fases de una relación que, a su manera, crece y se torna lógica dentro de un mundo totalmente ilógico, mientras se aproxima el gran concierto. Exigente experimento, de recompensa no del todo clara, pero que de seguro deleitará a amantes de lo remotamente lynchiano.
Trailer de Fonotune: An Electric Fairytale
Valoración de La Casa
En pocas palabras
Fonotune: An Electric Fairytale, es una apuesta arriesgada, arty, diferente… pero tirando a hueca. Demasiado ruido para tan poca nuez.