Crítica de Freaky
Pues con Freaky se acabaron las dudas: parece que de high concepts revisionistas (enfangados en el ámbito de la comedia de terror) va a ir la cosa, siempre que Christopher Landon se ponga detrás de una cámara. Que lo de encadenar cine de boy scouts y zombies con loops temporales y asesinos en serie (Scouts Guide to the Zombie Apocalypse y Feliz día de tu muerte respectivamente) no fue mera casualidad. Nueva película del hijísimo y nueva pirueta: ahora toca intercambio de cuerpos a lo Este cuerpo no es el mío… entre una colegiala angelical (Kathryn Newton) y un sádico asesino de adolescentes (Vince Vaughn).
El resto nos lo sabemos: sin quitarle méritos (ni mucho menos) Landon reutiliza su fórmula, a caballo entre el gore pasado de rosca (pero sólo en lo visual, siendo sumamente inocuo en verdad) y la comedia posmo teniendo, de este modo, cabida tanto tribulaciones de jóvenes tomadas por el pito del sereno, como referentes evidentes al cine de terror… tomados ídem. Freaky cuenta, así, con la niña buena rubia a la que le gusta el chico guapo de la clase pero recibe bullying por parte del grupo cool de compañeras del cole, por un lado. Y por una escena clavada a Carrie, el plano nadir de El resplandor (que por cierto, gente del cine: basta ya de recurrir a él), una máscara similar a la de Jason Voorhees y una sierra mecánica que no necesita presentaciones, por el otro. Fórmula que sigue dando sus frutos al director, a la vista está, ya que el espectador, de hecho, es lo que está esperando. Se establece, pues, cierta relación de complicidad que hace que cualquier cosa que pueda salir de las manos de Landon se lleve el beneplácito de todo el mundo.
La diferencia entre Freaky y el díptico de los cumpleaños con loops en el tiempo, es que ahora no se requiere tanto esfuerzo por desarrollar su principal idea argumental. Es más sencilla, por lo que la balanza cae más del humor que del desarrollo. Y eso condiciona el resultado final. De entrada por colocarlo en una categoría inferior, una serie B más marcada de la que, ojo, todo el mundo implicado es plenamente consciente. De ahí que reine la sencillez, en todos los sentidos (formales, narrativos, argumentales). Y ni tan mal, pues como decía hace un momento, la carta de la complicidad la tiene ganada. El problema es que el ritmo debe ser alto en todo momento, y a la propuesta de Landon, a veces, le cuesta. No puede ser mind blowing en todo momento, no consigue encadenar chistes gloriosos sin parar. Normal, claro. Pero normal es, también, que esos pasajes en los que se desarrolla una trama previsible, o en que se enlazan dos o tres gags seguidos que no acaban de funcionar, la función decaiga en picado.
Vamos, que estamos ante una película resultona. ¿Bien hecha? Probablemente no. Pero funciona a las mil maravillas: los amantes del Vince Vaughn cómico tenemos motivos de sobra para regocijarnos, y los amantes de esta clase de mezclas entre terror y humor también, pues se torna desternillante más de una y de dos veces. PEro todo esto aplica siempre y cuando nos andemos con ojo con los hypes: Freaky no es más que un pasarratos, una serie B con plena consciencia de ello, y todo premio extra (película sorpresa en Sitges, fanatismos exacerbados de espectadores a los que les queda mucho cine por ver) juega en su contra. Apaguemos cerebros, consumamos palomitas, y dejemos que la cosa fluya. Es la única manera de disfrutar realmente de su gore pasado de rosca, su discurso sobre el empoderamiento de brocha gruesa y su moraleja que apunta al bulto. Y a esperar a la siguiente pirueta de Landon.
Trailer de Freaky
Reseña de Freaky
Por qué ver Freaky
Alocada comedia de intercambio de cuerpos con la mejor versión (cómica) de Vince Vaughn para garantizar cuatro risotadas bien dadas mientras se pasa el rato a las mil maravillas. Ahora bien, no se le pidan más peras al olmo.