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Crítica de El Gabinete de los Ocultistas, de Armin Öhri (Impedimenta)

Variables y variantes. Que la novela negra puede tender a embutirse en un corsé estilístico y recurrir al cliché narrativo es un hecho. La literatura de género tiene exactamente eso, que se debe a ciertas convenciones, que usa, para bien o para mal, los lugares comunes. Y obviamente a lo largo de toda la historia del negro se han dado pioneros, recicladores, rupturistas, evolucionadores y aprovechados. La cuestión a menudo es esa, cómo la autora o autor hace suyas las convenciones, la tradición y los tópicos. Qué coge y qué desprecia, cómo combina elementos viejos con ideas frescas, cómo usa, en fin, todas las variables para construir su propia variante en lugar de un mísero sucedáneo.

Desconozco La musa oscura, la aventura que precede a esta El Gabinete de los Ocultistas (explícitamente subtitulado “El segundo caso de Julius Bentheim”) pero al liechtensteiniano Armin Öhri se le intuye claramente ese ejercicio. Parte de recursos conocidos del noir y la literatura gótica para a partir de ahí destilar su propia personalidad: los protagonistas son una pareja de detectives, en este caso dos estudiantes de jurisprudencia, Bentheim, dibujante criminalista, y su inseparable Albrecht Krosick. La mecha de la trama la prende un asesinato, concretamente la de uno de los trece asistentes a una fiesta de la alta sociedad de la Prusia de 1865 en la que se celebra una sesión de espiritismo. Y el motor de la historia es la investigación detectivesca que se topará con algún que otro muerto más.

Por el camino, Öhri despliega en dos líneas narrativas que convergen (la investigación y las desventuras de la novia de Bentheim, condenada al ostracismo religioso) un imaginario tan vívido como tenebroso. Tan divertido como perverso y situado entre la frivolidad macabra, lo folletinesco y lo grave, siempre empapado de un halo de fatalidad. Lo que eleva El Gabinete de los Ocultistas sobre el resto de coetáneos, sin embargo, no es tanto su intachable ritmo, que lo tiene, como su infinito mimo expositivo. El autor se luce en descripciones del entorno y la época certeras y ricas echando mano de un lenguaje preciso que garantiza una evocadora representación de ambientes y atmósferas. Es una prosa casi ilustrada que, sin embargo, nunca resulta pretenciosa ni pedante.

Así las cosas, El Gabinete de los Ocultistas es un viaje tenebroso en forma de novela ligera -como es parte de un todo mayor, quizá peca de desarrollar poco a sus personajes. Una propuesta de argumento ágil construido con detalle de relojero y mimo de orfebre. Una aventura a ratos pícara, a otros oscura que no hace ascos a apuntes cuasifantásticos, que refleja el choque entre lo científico y la superstición y que, en fin, deja ganas de más. Afortunadamente, podremos saciar la sed con las siguientes entregas de Bentheim y Krosick, La dama en sombras y El corazón negro, aún inéditas en nuestro país. Sea cual sea la espera para reencontrarnos con el fascinante concepto de lo gótico y lo criminal de Armin Öhri, se hará larga.

El gabinete de los ocultistas: la saga de Öhri toma forma
  • Xavi Roldan
3.5

Por qué leer El gabinete de los Ocultistas

Segunda de las cuatro aventuras protagonizadas por el estudiante de leyes Julius Bentheim, El Gabinete de los Ocultistas es un gozoso thriller detectivesco que conjuga lo criminal, lo fantasmagórico y lo romántico en una aventura breve y deliciosamente perversa.

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Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

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