Crítica de Galveston
He tenido muchas ganas de coger alguna otra crítica, copiarla y pegarla, y cambiar el título de aquella por la de Galveston. Valdría, además, cualquiera que ya contase con Ben Foster. Y ojo, que no cogería una reseña negativa. Sólo… igual. Porque eso es lo que nos traen Mélanie Laurent y Nic Pizzolato (directora y guionista respectivamente): la enésima revisión en clave América profunda de Bonnie y Clyde, la Comanchería de este año, punto por punto. Y como tal, no es ni mejor ni peor, que hoy día las fotocopias pueden permitirse el lujo de no perder calidad. Un maloso en busca de redención, una chica demasiado joven para vivir lo que ha vivido y que pide a gritos una segunda oportunidad (Elle Fanning), y un fin que justifique los medios. Una paleta de colores polvorienta, caras así como de que les pesa la vida, violencia latente con algún que otro estallido para subrayar el mundo sin concesiones por el que nos movemos. Y una relación a medio camino entre el condenados a entendernos, la amistad, la camaradería y el amor incluso, que tampoco se arruga a la hora de recorrer una decepcionante (por manida).
No cabe duda de que Pizzolato (guionista de True Detective) juega con los clásicos e intenta darles una vuelta de tuerca desde lo emocional. En este sentido, cierto es que Galveston cuenta con una especialmente bien tratada evolución de la relación de los dos/tres protagonistas, con potentes pasajes aquí y allá. Pero no menos cierto es que se resuelven, todos y todo en general, sin aportar pizca de innovación. Y así es imposible.
Del mismo modo, Mélanie Laurent apuesta por una dirección contenida y sobria, con la cámara cerca de los personajes siempre que puede, para evitar que el espectador respire. Si los protagonistas no pueden, él tampoco. Eso se traduce en un extra de aprensión, y Laurent lo sabe, por lo que opta en algunas ocasiones por alargar el plano un poco más de lo esperado, regodeándose en el sufrimiento y la pesadumbre. Vale, pero sigue sin ser nada que no hayamos visto antes.
Es una pena que a cada pensamiento positivo en relación a esta película, se corresponda uno negativo: que a cada pasaje que se quiera recordar positivamente (e insisto, no son pocos) salte una barrera en forma de sí, pero ya se ha hecho exactamente igual. Entiendo que en el cine ya esté todo contado, que no importe tanto el qué, sino el cómo. Pero demonios, es que aquí tanto una cosa como la otra son la copia de la copia. Es tal el hastío, son tantas las decepciones al pensar, durante la proyección, que en cualquier momento Galveston se desmarcará con un giro inesperado… que al final uno ni sufre ni nada, sólo está pensando en irse a casa, consciente de que la película será borrada automáticamente de su memoria antes de llegar.
Trailer de Galveston
Valoración de La Casa
En pocas palabras
Si no se ha visto nunca ninguna película, en la historia, Galveston puede convertirse en la obra maestra definitiva. De lo contrario, se trata de un refrito visto demasiado igual en demasiadas ocasiones.