Crítica de G.I. Joe: La venganza (G.I. Joe: Retaliation)

Cuando salió la primera película basada en los populares muñequitos de la Hasbro, las cosas funcionaron medio bien. Pese a que por aquí tendemos a reivindicarla como mero refresco veraniego, la crítica la acogió con frialdad por decirlo con finura; y pese a que los números acabaron siendo verdes, costó 175 millones y recaudó 150 en USA y otros tantos en el resto del mundo, tampoco es que pueda hablarse de gran taquillazo a la altura de los superhéroes de Marvel y DC o los robots de Transformers. Vamos, que G.I. Joe pasó y se fue y a nadie le cambió la vida salvo quizá a su director, un Stephen Sommers de quien nadie sabe ya nada. Sorpresa, pues, que a los pocos años llegara su secuela, este G.I. Joe: La venganza que corrió una suerte similar en todos los sentidos. Así que nos toca (medio) reivindicarla, para mantener la costumbre ni que sea. Y oigan, como si supieran nuestro rol en esta historia y buscaran deleitarnos de buenas a primeras: no sólo colocan tras la cámara a un Jon M. Chu a quien muy alegremente confundimos por aquí con el Justin Lin de Fast & Furious 5 (no, no tienen nada que ver); es que además llaman a Bruce Willis a completar un reparto de esos de boner automático: Channing Tatum, Ray Stevenson, Adrianne Palicki, Byung-Hun Lee… y por supuesto Dwayne Johnson, The Rock para los amigos, The Block en la cinta. Y claro, con esas cartas sobre la mesa, difícil no intuir por dónde irán los tiros.

Peli de acción de balazos y mamporros, serie B de los años 90 vitaminada con efectos especiales de los dos miles, y tortas multiétnicas (puñetazos a lo USA, sables orientales, cochecitos y cachivaches hi-tech muy alemanes). Con eso pretenden que se quede el espectador y para eso, los personajes de G.I. Joe: La venganza aprovechan cualquier fuga del guion para liarse a golpes. Y eso que el libreto en sí tampoco es que se esconda en lo de sumar dosis de golpazos se refiere, aunque aquí vayan más bien en otro sentido. Consciente de la imposibilidad de tomarse en serio ya desde el momento en que se concibió la saga, por aquí pululan dobles maléficos, bromas militarofamiliares que de absurdas rozan lo surrealista, mofas a la política mundial en general, y giros argumentales que llevan a las situaciones más imposibles. Todo ello, sumado, implica cosas como una pelea colgando de cables por precipicios montañosos de vértigo, la destrucción de una nueva ciudad europea (recordemos la suerte que corre la Torre Eiffel en la primera entrega) y esa tensión nuclear internacional de ver para creer, involucrando a las principales potencias mundiales. Todos y cada uno de los gags sobre Korea del Norte son para enmarcar.

Por supuesto, visto así parece que estemos ante un nuevo hito del género, al nivel de Los mercenarios 2 como poco. Nada más lejos. La producción que nos ocupa palidece ante las grandes muestras recientes de la acción, porque por mucho que sus mamporros sean de lo más vistosos, tampoco renuevan nada ni significan hito alguno que no haya sido superado por Toretto y compañía en las últimas entregas de A todo gas, sin ir más lejos. Y por muchos gags que tenga el guion y muchas salidas de tiesto reconvertidas en giros, no siempre esperables, a la postre acaba siendo una muy ramplona historia de buenos y malos al uso, de consumo rápido y olvido que ídem. Demonios, en el fondo, lo mismo sucede con sus efectos especiales (buenos, vistosos… pero a años luz de un Señor Efecto Especial) y con la presencia de Bruce Willis, parcialmente desaprovechada. Así que no, no es una gran propuesta ni mucho menos. Si se quiere echar más leña al fuego, toca hablar de una edición extendida en Blu-Ray que rebasa las dos horas de metraje, haciendo hincapié en las evidentes desigualdades rítmicas que se van sucediendo aquí y allá (ojo: en cambio, la versión en DVD es la que se estrenó en cines de hora y 45). Pero una vez más, Jon M. Chu, The Rock y compañía parecen plenamente conscientes de ello.

Por ello, el resultado es un divertimento que trata de sacarle una sonrisa al espectador en todo momento. Consciente de sus limitaciones, G.I. Joe: La venganza no duda en ofrecer escenas de acción con un agradecido toque de frescura y pirotecnia visual; puestos a contar lo mismo de siempre, intenta sacarle hierro al asunto buscando salidas graciosas a sus crisis que son de aúpa (y qué bien le viene, en este sentido, la presencia de Jonathan Pryce como Presidente de los Estados Unidos por partida doble); y puestos a tener los personajes acostumbrados y definidos con el habitual golpe de brocha gruesa, por lo menos los pretende llevar hasta el extremo, haciendo de todo ello una muy bienvenida parodia militar. Y el resultado es justamente ese: un refresco, un usar y tirar que no aporta nada al espectador, pero que lo mantiene despierto hasta los títulos de crédito. Acción vistosa y muy seguida, explosiones a tutiplén, trama compacta y sin pretensiones y reparto de lujo. No sé los demás, pero un servidor no es muy de pedirle peras al olmo, y con esto basta y sobra. Que pase G.I. Joe 3, por favor.
6/10

Por Carlos Giacomelli

Y en el Blu-Ray…
La Parmount nos trae esta película con diversos formatos, entre Blu-Ray 3D, Blu-Ray 2D y DVD vulgar y corriente. Lo más habitual es toparse con un pack BD+DVD que es el que lo incluye todo: la película en versión extendida, el montaje estrenado en cines, y los extras de un disco (en alta definición) y en otro, que difieren entre sí. Qué lío, a ver:
Blu-Ray
Huelga decir que la alta definición se lleva de calle la victoria, por su excelente imagen apenas entorpecida por la presencia de un grano en ningún caso molesto, y sobre todo por un sonido en versión original de difícil parangón: se presenta en envidiable TrueHD 7.1, frente a los 5.1. digitales de sus versiones dobladas. Como decíamos, se trata además de la versión extendida de la película, y además cuenta con una hora de extras, distribuida en:

  • G.I. Joe desclasificado: Recopilatorio de cápsulas, seis en total, que poco a poco van desglosando los puntos más interesantes del rodaje de la cinta. Suman 56 minutos.
  • Escenas eliminadas: tres escenas que se descartaron también en la versión extendida. No pasan de curiosas.
  • La edición se completa con audiomentarios del director.

DVD
Pese a las limitaciones del formato, el disco exprime al máximo su potencial presentando una edición de audio y vídeo francamente digna (si bien lejos de aquel TrueHD que nos sigue teniendo anonadados). Pero lo más relevante es lo que comentábamos antes: en este disco solamente es donde se puede encontrar el montaje estrenado en cines, con 15 minutos menos de metraje. Además, cuenta con tres minidocumentales exclusivos, que vendrían a completar los otros seis de la versión en Blu-Ray (El verdadero rostro del mal, centrado en la organización Cobra, El sonido del silencio, que habla de la escena en el monasterio, y Hermanos más allá de la sangre, sobre la relación de dos personajes muy concretos…). Comparte con el BD los audiocomentarios.

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En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

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