Crítica de The Girl in the Photographs
Mal: si empiezas una película con una cita elevada (y vaya cita, de todo un William S. Burroughs), subes también el discurso a todos los niveles. Creces en ambiciones y en hype. Y si encima lo que propones es una cinta abiertamente etiquetada con un género tan desfasado a estas alturas como es el slasher, es porque guardas un as en la manga. Seguro. ¿Un efecto The Cabin in the Woods en modo slasher? Adelante con él.
Muy mal: que sea la despedida de un histórico del terror, especializado en materia, como Wes Craven. Sólo produce, cierto, y pasado el apretón inicial uno se medio olvida de ello… pero ahí está el For Wes sobreimpreso al final, para asestar la hostia definitiva, y de paso para poner en evidencia al perpetrador del insulto definitivo al espectador que es The Girl in the Photographs, Nick Simon. ¿En serio no tenías nada mejor con que homenajearle? ¿No podías haberlo dejado en una corona de flores?
Fatal: que seas incapaz de mantener el tipo ante esas expectativas, ni de inventar nada, ni de proponer siquiera un producto digno. Burroughs habla de la mortalidad de la fotografía, y tiene gracia; perdón por la obviedad, pero viene que ni pintado: esta película se inmola desde sus primeros, horribles planos. Y es la muerte definitiva del género, y de las carreras profesionales de muchos. Burdamente dirigida, sin esmero alguno por maquillar limitaciones económicas, horripilante en su guion (¿se te queda mirando un tipo con una máscara ensangrentada y revisas las bombillas del pasillo? ¿se apagan las luces de tu casa y en vez de poner la linterna del móvil, vas hasta tu cámara de fotos, le desmontas el flash, y te iluminas con él?) e interpretada de manera casi amateur por Claudia Lee (la hottie no-tan-hottie de turno), Kenny Wormald y un Kal Penn imitando a Terry Richardson que debería haberse quedado al servicio de Obama.
Definitivo: que ni siquiera trabajes en el asesino de turno. Ni hay margen para que el espectador juegue a descubrir quién es el malo, ni se trata de un asesino que infunda terror alguno. Se trata de un tándem de psicópatas con potencial rápidamente desaprovechado en pos de un plagio descafeinado de tantos y tantos otros serial killers (Los extraños, The Purge…). No se pasan de chungos, ni de caracterizaciones escabrosas, ni de amor por el gore (a excepción de un final a lo splatter que llega demasiado tarde).
Puntilla: al no haber investigación de por medio, tampoco hay resolución. The Girl in the Photographs no va de nada, no cuenta nada ni acaba en nada. Se trata de un burdo pastiche de elementos de un género que ya de por sí funciona justito, montados sin orden ni concierto. Que se le dedique semejante muestra de anticina a Craven duele casi tanto como tener que soportar entero el visionado de una película indigna, incluso, de ser editada en DVD.
Trailer de The Girl in the Photographs
Valoración de La Casa
En pocas palabras
Un horror de película, un intento fallido (muy) de homenajear a Wes Craven, que encima va con ínfulas de grandeza. Se olvida antes incluso de que haya acabado su visionado.