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Crítica de Grizzly

13 mayo, 2013/0 Comentarios/en Terror /por Carlos Giacomelli
Grizzly

Lo que tienen los grandes éxitos, al menos antes de la existencia de la productora Asylum1, es la generación de exploits, a cuál más burdo. El ejemplo más obvio, si bien no el primero ni mucho menos, es el de Tiburón: en 1975 fue un jitazo de los gordos, y eso provocó infinidad de pseudosecuelas e imitaciones, que se limitaban a cambiar a un bicho por otro y santas pascuas. Es el caso de Grizzly (ahora editada por A contracorriente films), estrenada apenas un año después del boom de Spielberg, y que cambia tiburones gigantes por un oso ídem, manteniendo más o menos intacto todo lo demás. A saber: una bestia más grande de lo normal cargándose a quienes invaden su hábitat natural; un grupo de turistas poniéndole las cosas fáciles al animal por hacer oídos sordos a los consejos de los profesionales, y los salvadores de la función: un pequeño grupo protagónico con el cazador, el ranger del parque y algún ayudante más. Lo dicho, explotación de la fórmula en estado puro, de aquellas de títulos de entrada sobreimpresos en amarillo chillón, a ritmo de clarinetes y violines y de grandes planos aéreos. De aquellas que no esconden sus limitaciones presupuestarias ni su espíritu descaradamente sacacuártico. Pero qué bien entran a veces, ¿verdad?

Cierto es que vistas hoy en día, todas las pelis-con-bicho anteriores a la época digital (y manteniendo a los grandes al margen, claro) tienen algo de entrañable en su decepción. Porque todas, por un u otro motivo, decepcionan; pero a su vez tienen algo a lo que aferrarse. En el caso que nos ocupa, sin duda, es su condición de setentera a matar: algunos detalles los hemos ido diciendo antes, pero hay más, empezando por su imagen hiper-panorámica (respetada en la edición que nos ocupa), o por su cantidad de detalles visuales ya sumamente desfasados: todo fotograma de Grizzly está trufado de hippies, pantalones tejanos por encima del ombligo y camisas a cuadros de leñador. Y a otros niveles, más. Como los grandes discursos que coquetean con el New Age, las actuaciones dignas películas pornográficas, la acostumbrada moraleja lanzada a los morros del espectador (lo de siempre: si alguien te dice que no acampes ahí que es peligroso, NO acampes ahí), o el propio tempo de la cinta, que tras una primera secuencia de supuesta tensión, da paso a un arco y medio de presentación y disposición de fichas con algún salpicón de terror (ejem) aquí y allá.

Grizzly

Sólo que un espíritu retro, como cabo al que aferrarse, ciertamente suena a poco. Toca hablar de la decepción, la decepción que siempre sobreviene a quien pretende recuperar esta clase de ¿clásicos? de serie Z, pero que puede llegar de diversos orígenes, escociendo algunos más que otros. Y esta vez lo hace por la peor de las vías. Grizzly falla en lo único en que podía triunfar: es condenadamente aburrida. Y lo es por querer tomarse demasiado en serio a sí misma, lo que le infiere, de entrada, un ritmo demasiado monótono que desemboca en el hastío y el rechazo. Salvo que realmente se pretenda hacer un esfuerzo de aúpa, eso lleva al rechazo de un espectador que no dejará pasar ni uno solo de sus innumerables defectos. Y claro, si se abre la caja de pandora…

Sale a relucir lo peor: una película incapaz de generar el más mínimo sentimiento de tensión, que tarda poco en olvidar su faceta divertida, y que está resuelta con mucha, mucha torpeza. Pese a los planos aéreos iniciales, su escasez de medios es evidente y queda plasmada en las escasas muertes que provoca el oso gigante, en las que la cámara sigue únicamente a los humanos, recurriendo a primeros planos de sus horrorizados rostros para evitar mostrar a la bestia asesina (eso sí, lo compensa con un punto más de gore de lo habitual). Pero claro, llega un momento, sus minutos finales, en los que sí debe mostrarse el oso por evolución lógica de la cinta, y casi hubiese sido mejor acabar antes: se trata de un oso normal y corriente, y nadie hace nada por maquillarlo mínimamente con alguna maqueta o plano que juegue con las perspectivas; diríase de hecho que se trata de imágenes de archivo la mayor parte del tiempo.

Grizzly

Quedan un par de secuencias para el recuerdo: dos momentos, uno animal, el otro humano, de una crudeza muy explícita e inesperada, animan un poco el cotarro abriendo un tercio final algo más acertado. Es aquí, en estos minutos finales, en los que Grizzly hace acopio de un inesperado espíritu guasón en el que destroza un cliché (el habitual renacimiento de quien dábamos por muerto) y tira de exceso para su encuentro final. Esa es la tónica que se esperaba desde el principio, la verdadera clave del éxito de los exploits cuando se saben incapaces de colmar otras necesidades, sean éstas despliegue de recursos o generación de terror puro. Una pena que ocurra demasiado, demasiado tarde.

Por Carlos Giacomelli

Y en el DVD…
A contracorriente films edita esta película en DVD sin demasiados aspavientos: la imagen (que conserva el formato panorámico original) no goza de ningún trabajo especial ni mucho menos el sonido, presentado en simple estéreo Dolby Digital para la versión original y mono en castellano. Además, los extras se limitan a las fichas técnico-artísticas y el trailer, por lo que la adquisición de la película se antoja tan sólo obligada para los apasionados de las monster movies, sean de la calidad que sean. Lo mejor, eso sí, es su precio: menos de 9 € si se compra vía Amazon…

________________
1 La compañía que, cuando sale un pelotazo comercial, lo plagia cambiando ligeramente el nombre y llegando a estrenar su versión incluso antes del lanzamiento de la original. Algunos ejemplos: Transmorphers, Abraham Lincoln versus Zombies, Paranormal Entity o 2012 Doomsday

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Acerca de Carlos Giacomelli

En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro.

Una película: Jurassic Park
Una serie: Perdidos

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