Crítica de Gru 2. Mi villano favorito
No nos gusta tener enfadado a Francis Ford Coppola. Ni a George Lucas. Ni a los fans de la saga de Katniss y compañía. Vamos, que renegamos del dicho aquel que dice que las segundas partes nunca son buenas. Pero para ver qué continuación vale la pena y cuál no, hay una pista clara: ¿cuál de ellas responde a un plan maestro pensado –más o menos- desde el principio? ¿Cuál, en cambio, responde al inesperado éxito de una película con alma de blockbuster? La criba no es perfecta, pero su porcentaje de acierto es más que válido. Ejemplo de error en la fórmula: la saga Matrix, que estaba planteada desde el principio, en teoría, y ahora mejor será no recordar nada más allá de cuando Neo colgó el teléfono. Ejemplo de acierto en la misma: Gru 2. Mi villano favorito. La primera, aquella película de animación que veía a Steve Carell como pérfido ladrón con intención de robar la Luna, fue un éxito de narices; sin ir más lejos, los Minions (esos personajillos amarillos que hablan como si se hubieran pasado con el helio) forman ya parte de la cultura popular. Así que poco menos de tres años ha tardado en salir la segunda, buscando (¡y logrando!) repetir la proeza. Y vale, sí, de entrada puede decirse que el salto hacia delante es evidente en muchos sentidos; pero justo ha ido a fallar en aquello donde más se notan las verdaderas miras comerciales del proyecto: en su argumento, en su autenticidad… en su alma, por así decirlo.
En esta segunda aventura, el malvado Gru vive felizmente con sus tres hijas adoptadas, el profesor chiflado del pelo estrambótico y los miles de bichillos amarillos. Ya no es malo, lo cual le convierte por definición en el arma perfecta para dar con los malos… Así que se le medio ficha para dar con una nueva amenaza mundial. Argumento que es más una excusa que otra cosa para hilvanar una alternancia casi matemática de gags y clichés de la animación de piloto automático, propios de los exploits y subproductos que trufan las carteleras en espera de los acostumbrados pelotazos de Pixar y compañía. Triste limitar a esa condición una película cuya predecesora justamente daba el campanazo por salirse (un poquito, tampoco nos pasemos) de la media, pero así es como se percibe esta pusilánime secuela, incapaz de generar el menor interés una vez pasado el subidón de volver a ver a los personajes del primer Gru. De tan manida, su trama no hay por dónde cogerla y así, por mucho Minion que salga, el gas se va perdiendo. Tanto es así que hasta que no acaparan todo el protagonismo justamente esos bichillos amarillos, la cosa decae lo suficiente como para que el desapego sea absoluto, cayendo en el rechazo directo la doble historia romántica y sus correspondientes líos, así como el supuesto enemigo a investigar, una suerte de Super Nacho con máscara de El Santo.
Claro, en el otro lado de la moneda está el evidente salto técnico: Gru 2. Mi villano favorito farda de un empaque audiovisual de primera categoría, lo cual de manera casi automática le añade un muy necesitado plus de espectacularidad y de frenesí a sus diversas set pieces de acción. Es así, por compensación, como evita el batacazo y como al final, si bien desde una perspectiva de profunda depresión, acabe uno optando por no hacer demasiada leña del árbol caído. Porque sumando pluses y contras, contrastando los gags que funcionan (alguno es realmente delirante) y las explosiones resultonas con el hastío argumental generalizado… en definitiva por mero balance, la segunda entrega de Minions y compañía según Pierre Coffin y Chris Renaud (directores) y Ken Daurio y Cinco Paul (guionistas; todos ellos ya responsables de la anterior) logra colar como mera niñera con quien tener a los niños moderadamente tranquilos un rato. Suficiente si aceptamos que los dibujos animados se destinan principalmente al público infantil. Corto, si pensamos ese poquito de más al que, se suponía, apuntaba esta secuela…
Y en el Blu-Ray…
La Universal Pictures distribuye por aquí Gru 2. Mi villano favorito, y lo hace con multitud de plataformas y formatos, siendo el Blu-Ray 2D nuestra opción predilecta. En ella se aprecia a la perfección esa espectacularidad visual recién citada, con una imagen que es literalmente perfecta tanto a niveles de definición como de contraste y saturación de colores. Da gusto verla y da gusto oír, por supuesto en versión original, el DTS-HD Master Audio 5.1 de su apartado sonoro (seguido por un doblaje castellano que se presenta en excelente DTS 5.1, dicho sea de paso).
En cuanto al apartado de los extras, ambiguas sensaciones: está claro que se trata de un producto totalmente infantil y por ello la mayor parte de los vídeos se traducen en cápsulas orientadas a la risotada del más pequeño en detrimento del ¿Desea saber más? al que nos tienen acostumbrados ediciones adultas. En todo caso, hay una escena inédita (Gru-pispis) de un minutito de duración, y el resto de clips (Los Minions, Los Minions malvados, Una transformación “Gru-tesca”, El hombre malo: La perversidad del , Las chicas de Gru y Gadgets a porrillo) suma la friolera de unos 30 minutos que harán las delicias del retoño que esté acostumbrado a la versión original subtitulada (única opción sonora disponible).
La joya de la corona, de todos modos, está en las pequeñas películas que protagonizan los Minions, y que reciben un apartado al margen en el mismo menú de la cinta: se trata de tres cortos (Cachorro, Pánico en la sal de envíos, Ruedines) más un Cómo se hicieron que son, en verdad, de lo mejor del disco en general.
Trailer de Gru 2. Mi villano favorito
Valoración de La Casa
En pocas palabras
Si el objetivo es exclusivamente el de entretener a los más pequeños, prueba superada. Pero hay intenciones distintas, se nota. Y para el público adulto, esta secuela se queda muy corta…