Crítica de Gru. Mi villano favorito
Cuando uno acude a ver una película de animación 3D ajena a la factoría Pixar, ya sabe que el resultado podrá enmarcarse dentro de distintos grupos, en función de la calidad del producto en relación a lo que nos tiene acostumbrados la casa del Flexo.
a) las que aun habiendo rebajado la expectativa siguen dando casi vergüenza ajena (el festín de secuelas de «Shrek» es de órdago)
b) las que sin ser maravillas sorprenden por «no estar tan mal» («Lluvia de albóndigas«, por ejemplo) y
c) las que directamente deberían hacer que Lasseter & co. se echaran a temblar (caso de «Cómo entrenar a tu dragón«).
Llegamos a «Gru. Mi villano favorito» y hay que descartar la opción c ya de entrada. Pero ojo, que eso no quita que al final sea un producto con cara y ojos. Una b como la copa de un pino.
Y no es que no le falten puntos negativos.
Para empezar, porque «Gru» no aporta nada nuevo al panorama del cine animado de tendencia buenrollista. Sus ingredientes narrativos son los esperados y su argumento no pasa de lo ya conocido: Gru es un aspirante a genio del mal que está a punto de perder el tren a la supervillanía amenazado por Vector, un joven que está haciendo méritos para convertirse en el número uno en desgracias a la humanidad.
Con lo que Gru decide dar su golpe maestro, robar la Luna, para lo cuál necesitará echar mano de tres inocentes vendedoras de galletitas huérfanas. Los resultados de esta extraña unión pseudofamiliar no hará falta que las nombre.
Que predecible, «Gru» lo es un rato. Y bien, gracias. Que ya digo que aquí nadie pretende colgarse una medalla en el taller de escritura de guión ni salirse de los cauces de la tarde en el cine con los críos.
Así que los ingredientes están todos: comicidad facilona (demasiado: «Gru» comete el habitual error de decidir ser graciosa antes de comprobar su propia capacidad cómica), recursos reconocibles (algunos gags transparentan ya, de lo desgastados que están), aventura enloquecida con un punto de disparate, personajes majos con bichejos simpáticos correteando (aunque monísimos, esos amarillentos minions no dejan de ser una remasterización de los pequeños aliens de goma de «Toy Story«) y momentos sentimentales bien medidos aunque en el fondo bastante babosetes. Porque buenos sentimientos los hay a porrillo: nos sabemos de memoria el cuento del adulto niñófobo que gracias a la magia del cariño termina convertido en el mejor de los padrazos.
Pero, vale, todo está hecho con buena mano, claro que sí. La capacidad técnica y visual ya no es un lastre para las producciones ajenas a Pixar y DreamWorks -Illumination Studios se llaman esta gente- y a este respecto el producto goza de un nivel más que correcto. Texturas, colores y demás están logrados y el diseño de escenarios, cachivaches y personajes resulta atractivo: la arquitectura siniestra de la casa de Gru parodia cualquier delirio gótico; sus gadgets resultan divertidos; y el diseño de la madre y del propio Gru (entre Fétido Addams y el Anton Ego de «Ratatouille«) son realmente cachondos.
La parodia de las películas de agentes y supervillanos, aunque lejos de los brillantes resultados alcanzados con «Los Increíbles», está bastante conseguida.
Y tiene un par de secuencias realmente trepidantes, de ritmo calculado y sucesión descaharrada de los hechos, encaradas hacia el humor físico y un evidente buen gusto en la realización. Me refiero en especial el asalto a la mansión de Vector a lo «Misión Imposible» grasienta y el último acto, con los estragos de una cierta pistola de rayos sobre la Luna.
Aquellos a quien el cine más o menos familiar les genere arcadas, igual pueden apoyarse en un reparto cómico quitahipos, de los que da gusto (en su versión original, tomad nota, Jason Segel, Russell Brand, Will Arnett, Kristen Wiig, Danny McBride… y en medio de todos ellos, un enorme Steve Carell). O agarrarse al hecho de que el humor que exhibe la película es tan blanco como universal, sin uno solo de esos tan molestos «gags de temporada» que terminan vulgarizándolo todo en más de una película de este estilo. O quedarse con que es un rato entretenida y punto.
Por lo demás, «Gru» es en el fondo más blanda que la mierda de Superñoño, pero hay que saber verla desde el prisma del cine familiar más inocente y ahí, de tan inocua, termina siendo entrañable. Y ningún problema, vamos.
6/10
A los del equipo, nos encanta el cine de animación así que, cuando 6 meses después de su estreno oficial en USA, se estrenó por aquí, nos lanzamos a verla, eso sí, sin ponerle demasiada ilusión.
La verdad es que salimos bastante contentos del invento. Como bien dices en la crítica, es un producto blando, sin demasiada profundidad, aunque muy agradable para pasar un rato entretenido.
Veremos que pasa en la segunda parte (¿se cumplirá el tópico o no?)
Pues sí. Yo salí del cine un poco decepcionado, pero al poco le empecé a coger cariño a la peliculilla y ahora recordarla me resulta superentrañable.
Eso sí, mis opiniones críticas sobre ella son más o menos las mismas…
Un placer conocer(os?)!! Esperamos veros más por aquí…!
Salud
Que los gags estén muy vistos, que parte del guión no sea novedoso, pero que importa! Para lo niños que han visto 4 películas todo es absolutamente nuevo. Es una película divertida capaz de hacer pasar un buen rato a un niño e incluso a un adulto que no sea quisquilloso. Para hacer reír no hacen falta obras de arte del cine. Gracias!!
Bueno, a cada cuál su nivel de exigencia, pero yo prefiero que me haga reír una obra de arte del cine (léase Pixar) que una tontada.
¿Que a los niños les da igual? Eso lo dirás tú, pero cuando yo tenga chavales les pondré "Toy Story" o "Mi vecino Totoro", no "Shrek" o "Gru" (y ojo, que ya digo que esta me parece entrañable)