Crítica de Guardianes de la galaxia 2
Cuando se estrenó la primera entrega de los Guardianes de la galaxia (y pese a competir ese año con pesos pesados), un servidor no dudó en tildarla de la mejor película palomitera, blockbuster, o de superhéores (escoged la etiqueta que más rabia os dé) del año. De la secuela no sé si llegaré a decir lo mismo, pero que en un momento en el que asoma de nuevo la oscuridad en el género de mutis y pijamas, entre lamentables lobeznos y horripilantes murciélagos, llegue Guardianes de la galaxia 2, es toda una alegría.
Porque una vez más, el tándem Marvel-Disney vuelve a escribir una guía sobre cómo se hacen las adaptaciones viñeteras. Una vez más se apuesta por la espectacularidad y el humor, sin por ello despreciar la existencia de un guión. Una vez más, se tira de autoconsciencia y consiguiente (auto)burla. Ojo, no es en absoluto negativo: si leemos historietas sobre mapaches y árboles parlantes (como de ricachones disfrazados de murciélago y superhombres periodistas), no buscamos dramas kafkianos precisamente; hay honrosas excepciones, saltos hacia la seriedad necesarios en el mundo del cómic, pero para renovarlo, refrescarlo o directamente resucitarlo. Bastante seriedad hay en el cine, como para apostar de nuevo por ella y olvidarnos de los condenados divertimentos que generaron Lee, Kirby y compañía. Eso lo entiende la pareja de estudios antes citada, y por tanto, se ríe: tanto de nosotros (en el fondo, la que nos ocupa es la enésima repetición de una fórmula ya conocida), como de ellos (hay incluso autoparodia por aquí) y con nosotros (esta es una fiesta a la que se nos ha invitado). Y el resultado es un entretenimiento de primera.
Guardianes de la galaxia 2 ya no sorprende, y como era de esperar, agarra los patrones que funcionaron en la anterior entrega y los exprime hasta la última gota. Su argumento es nimio, hasta el punto de no saber hacia dónde demonios va el film durante varios pasajes de su exagerado metraje. Y es irregular, contando con un segundo arco moderadamente olvidable.
Pero Guardianes de la galaxia 2 es también una apuesta por la inmediata evasión desde sus primeros compases, incluyendo en ellos su banda sonora, el acostumbrado horror vacui digital, su espectacularidad apaganeuronas, su arbolito bailongo y su mayor baza: la antiépica. Un recurso que sigue sin fallar, basado en el contraste directo entre la mayor bacanal visual posible, y el ridículo. En serio, sólo hay que ver sus primeros minutos: presentación de personajes y aptitudes, preparación para un combate, bicho gigantesco y con muchos dientes… y nosotros siguiendo a Baby Broot pegándose un baile a ritmo de Electric Light Orchestra. Títulos de entrada con efecto de neón, y ya lo tenemos: por delante quedan más de dos horas de maquillajes estrafalarios, héroes cuyo poder reside en silbar para que se mueva una flechita, y numerosas escenas de acción que seguramente se resuelvan de modo atípico. ¿El neón de los títulos? Por el homenaje ochentero será, claro. Otro motivo de alegría para los tiempos que corren.
Y es que corren días en que cualquier copia al estilo de antaño se tilda de homenaje y se canoniza (Netflix sabe algo de ello al respecto); cuando en verdad, un homenaje debería distar del plagio para poder hablar desde su intransferible personalidad a los referentes que quiera. Con un excelente James Gunn al frente de la dirección del cotarro, este Volumen 2 se hace con una fuerte identidad, entre gamberra y entrañable, deudora únicamente de su anterior entrega; y desde ahí trabaja, sólo a posteriori, en marcarse uno de los más hilarantes, honestos, desenfadados homenajes a las aventuras y las series B de los 80 (y 90), de un tiempo a esta parte. Hasta su mínimo, intrascendente argumento (y más en relación a la macrosaga cinematográfica que lo rodea), recuerda a historias alquiladas en el videoclub de la esquina. Aquellas con archienemigo de pacotilla y gente ataviada con chupas de cuero (leyendo su reparto puede uno tener clara la época y clase de películas a las que cita Gunn). Aquellas con caspa a borbotones aquí sustituida por brillos digitales. Es imposible haber bebido de las producciones de antes y no pasar por alto flaquezas para sonreír distraídamente, y participar activamente a la fiesta.
Una fiesta que incluye sorpresas delirantes, gozosos pasajes de acción y momentos socarrones que culminan en un clímax tan a lo grande (la obvia pelea final) como pequeño: ese juego de la antiépica a la que hacía referencia culmina por todo lo alto a la hora de repartir puntos, resuelta la partida. Es cierto que, quizá, lo gozáramos más cuando se nos invitó a la primera edición del convite, pero aquí la maquinaria sigue a pleno rendimiento, con un (otro) gran acierto que sumar a la ya bastante larga lista de logros de Marvel desde que fue absorbida por Disney. Así sí, demonios.
Baila con Groot
https://www.youtube.com/watch?v=vlAaBMdop_0
Valoración de La Casa
En pocas palabras
La fiesta sigue con la segunda entrega de la saga Marvel más cachonda. Quizá no salga tan redonda, pero sigue encandilando.
Muy bien.
A mí me gustó más esta segunda que la primera ,además
En serio? a mí… creo que no. No lo sé. La primera me interesó más que la segunda, pero con la segunda me reí más que con la primera… se entiende? Salud!