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Crítica de Hamnet, de Maggie O’Farrell (Libros del Asteroide)

Una de las pocas cosas en las que toda biografía de William Shakespeare coincide, es la muerte de su hijo Hamnet, a muy corta edad. Hecho que puede haber sido detonante para la creación de una de sus mayores obras, Hamlet (a efectos prácticos y legales, el mismo nombre). De tal suceso se sirve Maggie O’Farrell para enarbolar una novela que, sin embargo, deja al dramaturgo en un plano tan secundario como para no citar su nombre ni una sola vez (siempre es el padre, el marido, el hijo). Y es que la autora prefiere centrarse en la figura de su mujer, Agnes (nombre que en teoría recibió originariamente Anne Hathaway), para situarla en el epicentro desde este drama más shakespeariano que nunca sobre la pérdida, el dolor y, al fin, la resiliencia. Y que al final sirve para hacer algo de justicia en relación a una mujer siempre defenestrada en los libros. O’Farrell convierte a Agnes en una superviviente, una heroína, una mujer con sueños y aspiraciones, que se topa con la vida. Y luego la muerte. Y a todo debe hacer frente mientras trata de mantenerse a flote a ella y a quienes la rodean: sus otras dos hijas y la casa en la que (mal)viven, pared con pared con una familia política de todo menos agradable, mientras el escritor pasa las mayor parte del tiempo en Londres.

Para esta redención de un personaje al que siempre se ha acusado de bruja, loca y aprovechada, Hamnet propone un marco histórico y costumbrista (XXX allá por mediados de 1500) en el que se emplaza un drama sobre mujeres sin voz en medio de una sociedad que prácticamente las anula, en especial cuando no las entiende. El dolor que sentimos, y que se nos contagia de innmediato con leer las páginas del libro, es por tanto doble: está la pérdida en sí, de la que se nos pone sobre aviso ya a los primeros compases y aun cuando el chico acapara casi todo el protagonismo; y está la impotencia de una mujer socialmente amordazada y maniatada, cuyo apoyo brilla por su ausencia en un mundo patriarcal en que no encaja.

Ahora bien, O’Farrell no quiere que su obra se confunda con un grito abrupto sobre temas sociales, ni banalizar la figura de Agnes. Por encima de todo, busca que podamos empatizar con la protagonista (y secundarias), y todo discurso entrelineado ya se irá desflorando. Para lo que la sutileza es su principal arma. Sutileza traducida en detalles (como el nombre que nunca se dice del personaje masculino cuya preeminencia desbarajustaría el perfecto equilibrio de la novela). Y sutileza traducida en una prosa bellísima, rica en descripciones por las que bien vale la pena detener por completo la acción. Claro, hay veces en que no ocurre nada porque no puede ocurrir nada: el mundo de la mujer que pierde a un hijo de manera tan prematura se tiene que detener a la fuerza. Y ahí está esa división en dos partes, marcada claro por la tragedia, que llega incluso a alterar la forma del libro en sí en clara alusión al vuelco que da la vida de Agnes. Pero hay otras en que la autora del libro realiza desvíos hacia anécdotas que luego desembocarán en situaciones de calado, regodeándose en detalles que impactan con fuerza, la verdad, inusitada. Claro ejemplo de ello, sin duda, el capítulo de las pulgas y los marineros (que viene como anillo al dedo para explicar, sin ir más lejos, la pandemia que vivimos ahora mismo). Pero también numerosas decisiones, a priori irrisorias o en cualquier caso secundarias ante dramas mayores, que quizá de haber sido diferentes hubieran cambiado el devenir de los acontecimientos.

Hay que leer, en definitiva, este Hamnet de Maggie O’Farrell. Y hay que dejarse embriagar por sus descripciones, perderse en las miradas de unos personajes y otros, y sentir en nuestras carnes los sentimientos que de forma tan preciosa y atinada describe la autora. Es un libro pequeñito, de trama sencilla tanto como sus personajes. Pero cuyas dimensiones reales no tardan en hacerse evidentes: es de lo mejor que se ha publicado en 2021.

Hamnet: uno de los mejores libros del año
  • Carlos Giacomelli
4.5

Por qué leer Hamnet

El drama que probablemente marcó la vida de Shakespeare, lo suficiente como para escribir Hamlet, se expone en Hamnet desde el punto de vista de una madre obligada a hacer frente a viento y marea ante la tragedia. Con una sensibilidad y emoción lo suficientemente fuertes como para hacer del de O’Farrell uno de los libros más bonitos del momento.

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En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

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