Crítica de Happythankyoumoreplease
El encasillamiento hace mucho daño. Ninguno de los seguidores de “Cómo conocí a vuestra madre” daría un duro por Ted Mosby, personaje menos recordado de la serie y estancado desde la primera temporada en un estado de apatía crónica suficiente como para que nos importe un pimiento cómo demonios conoció a la dichosa señora. Y sin embargo, hete aquí a Josh Radnor, actor encargado de interpretar ese papel, que entre temporada y temporada ha escrito, dirigido y protagonizado «Happythankyoumoreplease», la última sensación indie que aterriza en nuestras carteleras con el premio del público del pasado festival de Sundance bajo el brazo. Un reparto que se completa con los nombres de Malin Akerman, Kate Mara y Tony Hale entre otros, se encarga de dar vida a una serie de personajes cuyas vidas llegan a una encrucijada cuando un escritor sin suerte se topa con un niño inmigrante en el metro, una mujer sin pelo afronta nuevos retos sentimentales, la amiga de esta se debate entre mudarse con su novio a Los Angeles o quedarse en Nueva York, y una camarera con vocación de cantante conoce a un escritor acompañado por un niño extranjero y amigo de una mujer calva… Típico del género independiente: argumento de tramas que se entrecruzan, historias de personajes y características de cada uno de ellos que apuntan a cierto snobismo surrealista. Si el reto ante la situación de máxima saturación por la que esta clase de cine pasa en los últimos años consiste en proponer reclamos para el espectador (si son a base de novedad y originalidad mejor que mejor), salta a la vista que por aquí hay poco que rascar.
Lo mismo pasa con estilo formal con que se presenta la película, basado en un montaje, fotografía y banda sonora que siguen la estela de recientes muescas similares, y que va a desembocar a las mismas sensaciones que estas: no hay una sola película indie que se haga desagradable a los sentidos puesto que todas optan por esa brillantez visual inofensiva, y tienen la suerte de soler contar con excelentes selecciones musicales. Pero a la larga todas ellas acaban confundiéndose entre sí, y pasado un tiempo uno ya no sabe si está recordando una secuencia de “Happythankyoumoreplease”, de “Juno” o de “Pequeña Miss Sunshine”.
Así que tenemos por un lado un guión que más allá de la caracterización de sus personajes, poco a poco se va acomodando y recorre sendas ya conocidas: la relación entre escritor y camarera se tiñe de la misma excentricidad que la de Jim Carrey y Kate Winslet (por ejemplo), la mujer calva surge de un popurrí entre los personajes habituales de Diablo Cody, la amiga recuerda a Natalie Portman de “Algo en común”, y el hastío desde el que por lo general miran a la vida prácticamente todos suena a ya superado. Y por otro, apenas nada que asegure que la película vaya a recordarse pasados unos días. No puede pintar peor la cosa, y sin embargo, algo tiene que no sólo evita el batacazo, sino que la hace meritoria de cierta deferencia. De hecho, destaca muy positivamente que por muy irritantes que puedan llegar a ser sus personajes, y por muy previsibles que sean sus cruces, ataduras y evoluciones a lo largo de la trama, al final se acabe imponiendo la humanidad, que conduce irremediablemente a la simpatía hacia todos ellos. Por ello, afectan menos de lo que podrían frases tipo “estoy tan cansada del optimismo…”, o diálogos como el que hace referencia a cierto autor que estrena una película al año y que, según ellos, ha perdido la chispa y debería espaciar más sus películas; tales heridas se ven rápidamente lamidas por la relación entre escritor y niño, tanto por sus dosis de ternura (la escena en la que ellos juegan a la pelota, sencilla, austera, y aun así definitoria) como por las implicaciones que supone para la personalidad del personaje principal. Por el personaje de Kate Mara, tan bien delineado como interpretado. O por el del sorprendente Tony Hale y sus intentonas por hacerse con el corazón de la mujer a la que ama.
De la boca de este último (y el espectador sabrá sin problemas a qué escena me refiero en cuanto la vea) sale precisamente la prueba más irrefutable de que pese a lo básico de alguno de sus pasajes (“tú escribes cuentos cortos, yo lo que quiero son novelas”…), pese a la condición de amateur que exuda por sus poros, ahí detrás hay un guión con cara y ojos, capaz de sorprender pese a todo, que era el requisito que se le pedía al principio. Tal vez no demasiado, y por eso no podemos hablar de una gran película en ningún momento, pero sí lo suficiente como para que al final el esfuerzo haya valido la pena, y es que los 90 minutos de “Happythankyoumoreplease” quedan en un agradable refresco, tan intrascendente como perfectamente válido. Y si encima es tan luminosa y tan positiva como para animarle a uno el alma, pues mejor que mejor.
6,5/10
Hola !
Me llama mucho la atención, aunque puede que no la estrenen en mi ciudad si no tiene una gran distribución (como creo que pasará).
Parece que los chicos de la serie están intentando hacerse hueco en el cine con vistas a que les faltan dos temporadas para echar el cierre.
Saludos !!
bueno, dicen que les faltan dos para el final, o que de momento han renovado para dos más? Porque no sé, lo mismo después sigue y sigue…. quéperezadiosmío!
Mola que se busquen la vida, sí, y ya ves, que encima lo haga este dirigiendo, escribiendo y protagonizando… casi mola tanto como lo de Robin y su participación en Los Vengadores!