Crítica de Help (2021)
Hace poco hablábamos de Hierve, un plano secuencia alucinante protagonizado por Stephen Graham, que se coló a última hora entre las películas clave de 2021. Poco antes, en la televisión británica (en España llega a plataformas a principios de 2022) el mismo actor estrenaba otra película con un larguísimo plano secuencia, de 26 minutos de duración, que también es clave a la hora de recapitular el año. Aunque esta vez por motivos diferentes. En Help Graham cede protagonismo a una brutal Jodie Comer, interpretando a una joven de Liverpool que encuentra un trabajo en una residencia de ancianos… muy poco antes de la pandemia. La suya es una historia como la de tantos otros: una persona que ve cómo su trayectoria laboral, su evolución como profesional pero también como persona, se ven truncadas por la Covid. Los primeros compases de la película se centran justamente en el momento vital de la chica, con sus dramas en casa, su parco poder adquisitivo y esta oportunidad laboral como el foco de luz: se diría que ha encontrado su vocación. Es una vida anónima, vulgar y corriente, como la de cualquiera. De hecho, si no se sabe nada de lo que se va a ver, ni siquiera parece que vaya a ir sobre la maldita pandemia. Pero poco a poco, el virus se va abriendo camino.
Con verosimilitud prácticamente documentarista, Help recoge todos los pasos por los que pasamos desde que oímos por vez primera toda esta movida: desde el «es sólo un constipado fuerte» a «hay que lavarse las manos cantando el cumpleaños feliz dos veces seguidas», pasando por la incredulidad, el pitorreo… el miedo. Un segundo acto que constituye los mejores minutos de la película, la convierten por momentos en cine de terror: si ya al principio, cuando Jodie Comer entraba por primera vez en el geriátrico, había algo de fantasmagórico en el quicio oscuro de la puerta principal o en su ambiente enrarecido, la pesadilla eclosiona conforme el virus se ceba con el lugar. Y confluye en 26 minutos de plano secuencia que cortan la respiración. Minutos de angustia pura en la que seguimos al personaje tratando de hacer las cosas lo mejor posible en las horas más críticas de los inquilinos del lugar. Jodie Comer, Jodie Comer, Jodie Comer. Hay que quedarse con el nombre de una actriz a quien ya hemos visto con nota en otros roles, pero que brinda aquí su mejor trabajo hasta la fecha, a juicio de quien esto escribe. Increíbles estos 26 minutos, como sumamente creíble es su relación con Stephen Graham, otro que tal en su papel de afectado por un Alzheimer precoz. La química entre ambos valdría para algún reconocimiento en forma de premio, pues ayuda a digerir con menor acidez el inesperado revés que Help se tenía guardado: un tercer acto en que (casi) todo se desinfla.
Una repentina concesión al melodrama facilón, un giro peliculero totalmente inverosímil cuyas nobles intenciones no encuentran la empatía necesaria por nuestra parte. Cuando Help se acuerda de que es una ficción cinematográfica, se saca de la chistera una tercera película (para otros tantos actos) en la que la protagonista toma decisiones cuanto menos cuestionables, en pos de una metáfora de garrafón y un clímax forzado. Todo lo suficientemente desatinado como para extraernos de su estimulante comienzo a lo drama social pero, sobre todo, para hacernos olvidar las emociones casi extremas de su bloque central. Sumando su amarga conclusión a su muy evidente estilo televisivo, se entiende por qué esta propuesta no haya tenido mayor repercusión. Pero insisto: su plano secuencia es de los más impactantes que he visto en 2021. Y representa con sumo acierto la realidad que estamos viviendo desde marzo de 2020.
Sólo por eso, por 26 minutos, Help merece ser vista. Y si luego jugamos a poner pesos en una balanza, por un lado dos terceras partes basculan entre lo bueno y lo notable (alto), su reparto principal es espectacular y se trata de poco más de noventa minutos de tensión llevada con gracia. Al otro lado, insisto, una conclusión que no le hace justicia. Malo, pero en peores plazas hemos toreado. Dadle una oportunidad… y si acaso desconectad cuando le queden unos 20 minutos.
Trailer de Help
Help: la Covid, en plano secuencia
Por qué ver Help
¿Puede valer un sólo plano para justificar el visionado de una película? En este caso, rotundamente sí. Help es una tv-movie con todas las de la ley, y que tiene la mala suerte de dispararse en el pie en una conclusión que no le hace justicia. Pero sus dos estimulantes primeros tercios desembocan en un plano secuencia de 26 minutos que no puede dejar indiferente a nadie.