Crítica de Hierro (Temporada 2)
El que fue uno de los mayores éxitos de Movistar+ vuelve con la difícil tarea de enfrentarse a su segunda entrega. El noir canario regresa con un nuevo caso para la jueza Montes y los pintorescos habitantes herreños. Es posible que la primera pregunta que te venga a la mente sea: ¿Cuánta gente puede morir asesinada en el Hierro? Aparentemente un buen número. Numerosos frentes abiertos entre nuevos personajes, nuevas víctimas y fantasmas del pasado que buscan saldar cuentas pendientes.
Arrancamos con una Candela (Montes el personaje y Peña la actriz) que ha encontrado su lugar en la isla. La tirantez en el juzgado y con la guardia civil se ha transformado en una relación mejor entendida. Por su parte Díaz (Darío Grandinetti) intenta olvidar su pasado delictivo pero intrínseco a su carácter está el moverse entre los grises de la legalidad. Un asesino a sueldo, una disputa por la paternidad de unas niñas y la reestructuración de los señores del contrabando son los tres pilares sobre los que esta temporada teje sus redes. Pese a parecer un arranque disperso las tres tramas consiguen enlazarse de manera orgánica. Hierro vuelve a ser una serie muy bien construida en sus tiempos y, al igual que con su personaje protagonista, la fiereza y el corazón van de la mano. El trabajo de Candela Peña es hipnótico. La actriz nunca ha estado tan acertada en un papel y dota de una vida al personaje tal, que hace imposible imaginar a otra actriz en sus zapatos. Su rango se mueve entre el tesón de una mujer comprometida con su trabajo hasta las últimas consecuencias y la calidez de una madre que cuida de un hijo con discapacidad. Es tan natural en su trabajo que incluso ayuda a la cohesión del conjunto.
La temporada 2 de Hierro vuelve a unir la novela negra con el drama cotidiano sin despeinarse. Su faceta criminal tiene ecos de las novelas de Lorenzo Silva pero con una enjundia particular a la hora de diseñar a sus villanos. La primera temporada contaba con una Antonia San Juan que parecía sacada de otra serie como la narcotraficante Samir. El relevo lo toman su hermana e hijo en la ficción. Un enfant terrible con aires de grandeza y una anciana con voz mecánica por un laringófono. Una macarrada que forma parte del encanto de la serie. Y esto nos lleva al otro gran acierto de la misma: el encanto local. Los secundarios vuelven a ser un acierto de casting. Todos en la isla se conocen y se comportan como tal. Si bien la inmersión cultural es menor en esta temporada, volvemos a sentir que viajamos a sus espectaculares localizaciones. Los planos cenitales, los perfiles ante la inmensidad del océano y los viajes por carretera que a veces parecen un spot publicitario de Renault. Hierro es una serie cuidadísima en lo estético.
La nueva temporada cuenta con seis episodios que se rodaron durante 2020 gracias al control de la pandemia en las islas canarias. Este detalle es inapreciable en pantalla. El segundo año de una serie de este tipo siempre se encuentra con el problema de retomar un nuevo caso tras la gran inversión que supuso la primera entrega. En este sentido, Hierro cumple con unos nuevos personajes lo suficiente diferentes del caso anterior. Los juicios y las desapariciones son tropos narrativos que hemos visto hasta la saciedad y aquí no encontramos nada particularmente nuevo. Para el seguidor del género es reconfortante el volver a estos lugares comunes de la mano de tan carismáticos personajes.
En definitiva, la nueva entrega de Hierro es capaz de continuar con las buenas sensaciones que dejó su primera temporada. Se trata de una serie muy consciente de sus puntos fuertes y que ha mantenido el frescor de sus personajes intacto. Una suerte de vacaciones a los rincones de una isla a la que ya estoy deseando volver. Hay rumores que apuntan a que puede que sea la última temporada de la serie, pero yo estoy deseando de volver a ver a la jueza Montes con su coleta, su tacón y su maleta mientras sube las escaleras del juzgado.
Trailer de Hierro, temporada 2
Crítica de Hierro , T2
Por qué ver la segunda temporada de Hierro
Una certera segunda temporada que no inventa nada pero nos permite volver a visitar a unos personajes y localizaciones a los que ya tenemos cariño.