Crítica de Hysteria
Ah, el siglo XIX. Esa época en que se llevaban vestidos absurdos, se conducían coches de caballos y se hacían inventos. Inventos como el teléfono, qué sería de nuestras vidas sin él. E inventos como el vibrador. Sí, a finales de siglo se inventó la revolución sexual definitiva, y no te lo pierdas, que sucedió por cuestiones puramente medicinales. Sorprendentes datos los que centran parte del interés de Hysteria, nueva película de la semidesconocida Tanya Wexler en la que Hugh Dancy es un médico joven e inconformista: rechaza los métodos tradicionales, no entiende el pasotismo de algunos de sus colegas y como resultado, cada dos por tres está en el paro. Hasta que da con un centro especializado en sanar a las mujeres de una plaga de histeria que parece afectar a toda la población femenina del país. La cura, claro, pasa por estimular ciertas partes íntimas, milagroso remedio que no tarda en revelarse poco eficiente ante la gran cantidad de pacientes diarias a atender (de acuerdo, ningún hombre heterosexual rechazará a posibilidad de acercarse tanto a una mujer. O a dos, o a tres. Pero todo tiene un límite). Por el camino, las hijas del doctor senior, responsable del centro y jefe del protagonista: una modosita y encantadora niña bien, y una rebelde y respondona hermana mayor, metida en un centro de ayuda a los pobres y hasta arriba de deudas. Difícil elección…
Son estas (vibrador y amor a tres bandas) las dos dianas a las que, con una alternancia constante, apunta el film. Entre el reportaje (cójase el término con pinzas, por favor) de acontecimientos históricos y la pura y dura historia romántica, con el factor común de la comedia liviana, directamente socarrona cuando se personifica en un desmejorado pero divertidísimo Rupert Everett. Dos focos de atención de interés francamente dispar, que si bien correctamente entrelazados, impiden que los disparos sean del todo certeros. La primera opción, el recorrido por las situaciones que finalmente culminarán en la dichosa invención, se destaca como la más interesante. Una fresca parodia sobre aquel tiempo y sobre este, que aprovecha para retratar a la sociedad y, ya de paso, para juguetear con el espectador. Ojo, Hysteria es sumamente inocente y bonachona, faltaría más, pero claro, a ver qué tal le sienta a unos y a otros que un tipo se ponga a masajear a su paciente de manera tan evidente.
Lamentablemente, toda esta segregación de estímulos se ve contrarrestada por la mucho más vulgar historieta de amor. Por aquí es por donde todo se desinfla, por donde Hysteria deja de ser una (muy) buena comedia diferente, y pasa a ser poco más que la mediocridad de sobremesa al uso. Muy agradable, pero de sobremesa al fin y al cabo. Todo suena ha visto, todo va a acabar exactamente como intuye el espectador desde el principio, y por consiguiente, el interés de todo este bloque temático brilla por su ausencia. Sonaría a excusa para darle más protagonismo a una Maggie Gyllenhaal cuya presencia es siempre bienvenida, pero cuyo personaje está metido con calzador.
Es decir, que la película de Wexler podría haber sido algo distinto, fresco y rompedor. Medios (puesta en escena, inversión en general…) tenía de sobras, y calidad (intérpretes, dirección, BSO) también. Y es una putada, porque consigue su objetivo mientras se mantiene en una de sus dos vías argumentales. Una pena que todo el esfuerzo quede tan deslucido por culpa de lo que puede atribuirse a falta de riesgo. Hysteria evita cualquier posibilidad de tocar fibra sensible. Cierra de un batacazo esa puerta para mantenerse siempre dentro de los límites de una corrección blanca blanca, y el resultado es un entretenimiento que como tal se deja ver, es agradable y garantiza alguna sonrisa. Pero al poco tiempo se acaba olvidando, como todas las comedias románticas que no quieren ser nada más que eso.
Una pena.
5,5/10
Muy bueno lo de que una película sobre la invención del vibrador es "disfrutable, en todo caso". A ver, si no…
sí, lo cierto es que la peli es "vibrante" en todo momento… ;)
¡Muy buen comentario! Estoy bastante de acuerdo en que la película tiene su potencial pero no me terminó de convencer, y eso que los actores no están mal, la ambientación está incluso en algún aspecto bastante bien… pero flaquea y al salir del cine te quedas conque no está mal pero se ahí está todo. Y más que "vibrante" sería "electrizante".
Bueno, ante todo, bienvenido! No creo que te hayamos visto por aquí antes, y nos hace ilusionaca tenerte por aquí… sobre todo si nos doras la píldora, hehehe!
electrizante, vibrante… yo diría que es incluso húmednohedichonada