Crítica de In the Loop
Como suele suceder en no pocas ocasiones, las series televisivas del Reino Unido tienden a quedarse demasiado pequeñas para contener todo su potencial, por lo que se ven ampliadas en formas de secuelas, capítulos especiales, remakes o, directamente, adaptaciones para la gran pantalla. Sucedió hace apenas unos meses con «La Sombra del Poder«, y ahora le toca el turno a «The Thick of It», hilarante parodia sobre el mundo de la política que fue duramente criticada por el gobierno británico al descubrir que, muchas veces, sus tramas se basaban en contribuciones de antiguos políticos (anónimos). Solución: casi dos horas a pantalla grande de la mano de BBC Films y de un reparto lo suficientemente atractivo para despertar la curiosidad de más de uno, con todo un James Gandolfini en sus filas.
Así pues, Armando Iannucci debuta en la dirección con «In the Loop», divertidísima sátira que arranca con el accidental apoyo a una nueva guerra por parte del Secretario del Estado británico (Tom Hollander) ante los medios, lo cual lo llevará a reunirse con los más altos mandos estadounidenses (entre ellos Gandolfini o Mimi Kennedy) para sorpresa del escéptico Malcolm Tucker (Peter Capaldi), Director de Comunicaciones del gobierno inglés.
Con semejante premisa, el director y escritor (junto a varios colaboradores) del film propone un guión trepidante en constante desplazamiento entre UK a los USA y en el que tanto el desafortunado Simon Foster (Hollander) como el resto de sus seguidores, colaboradores o enemigos políticos se ven en el centro de un huracán de acontecimientos que se va agrandando exponencialmente ante sus ojos sin que nadie tenga posibilidad alguna de echarle freno.
De este modo, «In the Loop» busca condensar una excesiva cantidad de sucesos y otros tantos personajes unida a un humor de lo más british y, en ocasiones, rebuscado (aunque no por ello menos logrado), en un frenético resultado que implica que el espectador no pueda despegar los ojos de la pantalla ni un sólo segundo, con tal de seguir la trama sin acabar perdiéndose irremediablemente. Sólo después, fuera de la sala, se da cuenta de que en realidad, todo se resume de manera más bien sencilla y clara, y que por tanto ha sido objeto de uno de los juegos que buscaba Iannucci: hacer mofa sobre la aparentemente estresada vida de los políticos que, sin embargo, se buscan ellos mismos con sus auto-inducidas complicaciones.
Ahora bien, si lo dicho hasta ahora daría motivos para asustar a quien se toma el cine como una forma de entretenimiento y relax en lugar de un nuevo esfuerzo neuronal más allá de las paredes de su puesto de trabajo, a la hora de la verdad dichos temores se muestran fuera de lugar, ya que según reza en el póster con que se distribuye «In the Loop» en España, nos encontramos ante el nuevo «Teléfono Rojo», pero también a la mejor comedia británica del año. Afirmaciones más que acertadas habida cuenta, por una parte, de la temática tratada y el mordaz ojo crítico de Iannucci, y por otra, de la elevada proporción de carcajadas por minuto con que se presentan las casi dos horas del film.
Y es que Iannucci se las sabe todas, y para su debut cinematográfico ha optado por estudiar previamente las tendencias más logradas del género humorístico para, una vez individualizadas, beber descaradamente de ellas. Concretamente, los focos de inspiración del director escocés son dos de las comedias más básicas de la televisión, amén de un personaje igualmente cómico, protagonista lisiado de cierta serie de médicos.
El resultado es una suerte de falso documental al más puro estilo «The Office» (que ayuda a reforzar la idea de caos continuo antes expuesta), con la presencia de un personaje secundario (Tucker) a medio camino entre el Ari Gold de «Entourage» y el doctor House que se convierte, con diferencia, en lo mejor de la película.
No quedaría carente de fundamento criticar a Iannucci por semejantes parecidos, pero lo cierto es que ver al dichoso Director de Comunicaciones británico poniendo verde a base de gritos e inimaginables improperios a cualquier eminencia con la que se vaya topando, sin importancia de rango o nacionalidad, no tiene precio; de la misma manera que resulta impagable asistir, casi destrangis por ese estilo de oficina escogido, a la reunión entre el General Miller (Gandolfini) y la política Karen Clark (Kennedy) para decidir a cuantos miles de tropas llevar a la nueva guerra inminente, cuyo número se calcula en una computadora para niños de no más de ocho años, rosa y con sonidos exclamativos.
Lo mejor de todo es que, una vez más, Iannucci se sale con la suya, y hace que el espectador se ría de buena gana, hasta la lágrima en ocasiones, aunque lo que suceda ante sus ojos sea más bien propio de una película de terror. No olvidemos que se trata de la aprobación o no de una guerra, y de las infinitas y repulsivas tretas a las que recurre cada uno de los implicados para que se acabe llevando a cabo la (por lo general fanática) decisión que mejor le convenga. Nada que no hiciera, a fin de cuentas, el mismísimo Kubrick con su doctor Strangelove.
Todo ello obliga a reflexiones posteriores al visionado de la película, lo cual es siempre un elemento distintivo que en este caso acaba por redondear una apuesta tan acertada como arriesgada. Por la inteligencia con que se trata la problemática escogida por Iannucci, la desafiante crítica que lanza el director con ella y el espectáculo humorístico que logra rehuyendo a artificios de cualquier tipo, al final poco importa la dispersión a la que tiende el guión (o incluso los numerosos y evidentes fallos de raccord presentes en todo momento), pues «In the Loop» acaba alzándose como una necesaria y sobresaliente muestra de que risa y razonamiento no tienen por qué seguir direcciones opuestas.
Llegando a la excelencia en muchos de sus aspectos, el debut de Armando Iannucci se convierte desde ya en candidata a mejor comedia del año e incluso, por qué no, a mejor película a secas. Ojalá un argumento de semejantes características logre despertar el interés del público mayoritario para que obtenga el reconocimiento que, sin duda, se merece. Brilliant.
9/10