Crítica de El increíble finde menguante
Bien sabido es que importa poco, cada vez menos de hecho, qué se cuenta en relación a cómo se cuenta. Y si esta máxima se multiplica por dos, mejor que mejor. El increíble finde menguante habla de bucles en el tiempo, lo cual no es nada nuevo; y a su vez, se centra en el salto definitivo hacía la madurez, ese por el que todos pasamos cuando rondamos esa franja entre los veintimuchos y los cuarenta y pocos. Más visto que el tebeo, ¿no? No os vayáis todavía, que el debut en la dirección y el guión de largos de Jon Mikel Caballero, es una película sumamente pequeñita, donde se prima la correcta evolución de un par de ideas por encima de todo lo demás. Y acaba por dibujar una línea entre Atrapado por su pasado y esa corriente de cine (y no sólo: esos Novedades Carminha sonando al principio…) español independiente que forman Las distancias o Yo la busco, por poner un par ejemplos; línea equidistante, por cierto. Lo cual, de despreciable no tiene nada.
Por tan estimulante mezcla navega Alba (más que convincente Iria del Río) una chica forzada a vivir una y otra vez el fin de semana de escapada rural con los amigotes de siempre. Unos amigos que han movido ficha, mientras ella, treintañera, sigue viviendo en casa de su padre sin trabajo estable, ni pareja estable… ni nada que suene a estable. Si estas sensaciones de por sí ya generarían bastante claustrofobia, imaginad tener que repetirlas constantemente con, para mayor inri, una pantalla que se va estrechando a medida que pasan los minutos. Sustrayendo, en definitiva, bocanadas de aire a cada salto hacia atrás, a cada bucle que Alba se ve obligada a vivir.
Así pues, la película se bifurca desde sus primeros compases, para establecer dos conflictos paralelos a resolver con una cuenta atrás mediante (esa decisión formal que acabamos de comentar de reducir paulatinamente la pantalla) con la que Caballero logra generar una sensación de velocidad de la que, ojo, no se contagia el normal devenir de la acción. Al contrario. Si bien, como toda película de bucles que se precie, en El increíble finde menguante la curiosidad del espectador pase por entender por qué ocurren esos bugs temporales (y como también es habitual, no está exenta de saltos de fe), el interés se alterna con la evolución dramática de Alba. Y lo hace con un reparto ecuánime cuyo resultado es una película sólida, consecuente formal, rítmica y argumentalmente, y más cercana a la nueva ola de cine peninsular joven, inquieto, que a la ciencia ficción.
Y sí, vale, nada es especialmente novedoso ni revolucionario. Pero entre lo bien que entra (siempre) esta clase de películas, y lo bien contada que está la que nos ocupa, poco se le puede reprochar a una El increíble finde menguante llamada a convertirse en una nueva película de culto.
Trailer de El increíble finde menguante
Valoración de La Casa
En pocas palabras
Un refrescante y atrevido debut que une madurez personal con bucles temporales, dando como resultado una película que engancha desde el minuto uno.