Crítica de Io Sono l’Amore (Yo soy el amor)
Con motivo de su flamante candidatura al Globo de Oro (en la categoría de Mejor película extranjera) recuperamos «Io Sono l’Amore (Yo soy el amor)», una más de aquellas películas que han servido para relanzar el cine italiano hasta convertirlo en uno de los referentes de la industria de Europa, y de los principales focos de interés a nivel global.
Volviendo a reunirse con la actriz con quien debutó en la dirección de largometrajes, en esta ocasión Luca Guadagnino convierte a Tilda Swinton en una mujer de origen ruso casada con un hombre de Milán, perteneciente a una familia de muy alto standing. Y durante casi dos horas la sigue muy de cerca para ver cómo se desenvuelve en medio de una sociedad extraña, por las calles y callejones de una ciudad que la acoge con frialdad, y dentro de una familia en la que, en el fondo, no acaba de cuajar. Por las aguas del retrato familiar y el drama personal navega pues esta cinta, que bebe de claros referentes -el propio Guadagnino lo reconoce abiertamente en todas sus declaraciones- tanto artísticos (Visconti) como argumentales (Rossellini), dando como resultado una propuesta enriquecida a base de ánimo y aspecto cambiantes, imágenes embriagadoras y una miríada de sensaciones tan dispares como para llegar incluso a resultar opuestas.
Todo arranca con una cena familiar de Navidad. De esas cargadas de tradiciones, normas tácitas y apariencias, y por consiguiente cierta incomodidad. De esa larga secuencia de apertura hace uso el film para describir a la perfección a cada uno de sus personajes, recurriendo a un detallismo exquisito que hace que, por ejemplo, desviemos nuestras miradas hacia una serie de fotografías, descubramos el verdadero malestar de la Swinton por un gesto intrascendente para la trama, o que nos detengamos en el umbral de una puerta indecisos de si entrar a formar parte del convite o quedarnos a espiar fuera. A la elegancia y la falsedad generalizada de los comensales (vestidos con traje, colocan al abuelo en el centro de la mesa, le ríen sus gracias, escuchan sus batallitas) le sobreviene un inesperado contraste cuando la cámara se pierde por las cocinas de la casa, donde los camareros, amas de casa y ayudantes varios se encargan de que todo funcione a pedir de boca. Secuencias radicalmente opuestas (ahí están el calor, la precipitación, la naturalidad que faltaban) pero ligadas con un soberbio perfeccionismo entre ellas de manera que el metraje fluya tan armoniosa como inusualmente.
Y es que esa característica de unicidad es la que poco a poco se va viendo potenciada no tanto por una trama relativamente previsible (la mujer que tiene la vida solucionada y se enamora de un amigo de su hijo…), sino por las dimensiones que le otorga su guión, capaz de hacer creíble tanto el acento de la protagonista como sus diversas relaciones con quienes la rodean, y hacernos sentir estas últimas a flor de piel. Por eso, y por supuesto, por el estilo de Guadagnino, quien partiendo de esos referentes a los que aludíamos al principio y pasándolos por un prisma propio, logra crear un lenguaje personalísimo en el que lo mismo se hace partícipe al espectador de un sueño, que recibe una explicación directa por parte de algún personaje que mira a la cámara, o asiste a hondas elipsis identificadas con llamativos carteles superpuestos. Tan camaleónico estilo se aprecia en todos y cada uno de los aspectos de «Io sono l’amore», haciéndose evidentes también en apartado puramente sensoriales. Ahí están esos primerísimos planos alternados con secuencias rodadas desde lo alto de un edificio, los cambios cromáticos constantes o su preciosa fotografía a caballo entre dos mundos (el de la gris ciudad de Milan y los alegres campos de la costa de Liguria); o la banda sonora de John Adams, juguetón compositor que potencia hasta el absurdo las sensaciones que pretenden transmitir las imágenes.
Y a todo ello, un encontronazo más. El que se genera entre la sobriedad extrema con que se retrata la vida de Tilda Swinton, y la relación carnal, primaria y animal que se establece con el amante y que se nos presenta totalmente explicita.
En conjunto, distintos sabores para un menú de nouvelle cuisine con tres platos claramente distinguibles para el paladar. Un entrante frío, un sabroso primero y un postre amargo (tremendo, magnífico final) cuyo dulce acompañamiento se encuentra solamente acabados los títulos de crédito.
Por supuesto, no se trata de una película a gusto de todos. No nos encontramos ante un drama de corte clásico, y para más inri pequeñas pero evidentes imperfecciones convierten a «Yo soy el amor» en un manjar no apto para paladares no preparados. Me refiero a su excesiva duración, a su devenir pausado y a puntuales pasajes en los que su director parece un estudiante de primero de cine. Excesos que a punto están de pasarle demasiada factura, pero que rápidamente son contrarrestados por los muchos otros valores positivos hasta hacer de ésta una producción francamente notable.
7,5/10
Recuerdo que me pareció una película muy buena, muy bien trabajada, elegante, sensible… Hasta que llegó ese catastrófico y horripilante final que secuestró para siempre mi memoria. Desde Snake eyes no había visto un anticlimax parecido. Anyway, el resto lo vale.
tengo una pésima costumbre. Cuando me gusta un actor, veo todas sus películas y cuando no soporto un actor no veo nada de él, en este último caso pongo a Adam Sandler, y en el primer caso a Tilda Swinton. Vi esta película por ella principalmente, por muy pésimamente mala que sea una película de ella, termino viéndola, y no sé si la comparación es sana, justa o buena, pero es algo así como los mejores tiempos de Meryl Streep, si es que no ha salido de esos buenos tiempos, pero la Switon más que una actriz es un camaleón, una actriz todo terreno, una actriz 4×4 en los peores campos para rodar. La película aparentemente es gélida como el papel que hizo ella en Narnia y terminó siendo un volcán en casi todos los sentidos, sexo incluido. Cada uno de sus personajes parecen vacíos y falto de emociones y por el contrario cada uno de ellos tiene algo que contar y ocultar, y aparentemente cada uno carece de personalidad propia y son una mezcla de contradicciones y emociones marcadas que aceptan su destino de forma estoica aunque algunos se revelan, hasta los que más parecen insignificantes como la fiel sirvienta me pareció un personaje que estaba perfectamente engranada en la trama. Evidentemente todo esto aparece oculto y se asoma de manera respetuosa ante el protagonismo casi absoluta de la Swinton. Y tienes razón con referencia a la música, me pareció caprichosa, a veces la melodía no tenía nada que ver con la "acción", ya que o vi acción desde un punto de vista mercantil ni palomitero, pero hasta eso estaba fríamente calculado, sobre todo la última parte que aturde la música pero se fusiona perfectamente con el desarrollo del tramo final, en el cual se agradece que no haya ni una sola palabra de reproche ni absurda aceptación, solo miradas, movimiento y música. Por mi comentario pudiese decir que es una película perfecta, pero como la perfección en ningún área de vida existe, si puedo decir que es una película bien hecha, pensada y magistralmente realizada. además que siempre termino adorando cada día más a Tilda Swinton, que siempre parece no querer fascinar pero a mi entender, termina haciéndolo.
Petrarca, a qué final te refieres? (Y ojo a los spoilers) al gordo, trágico, brutal? o al epílogo, los últimos segundos, en plan escapada perfecta? porque a mí el gordo me pareció… pues eso, brutal. De moledor…
publio, caray! poco se puede añadir! estoy totalmente de acuerdocon tu enfoque, of course! De la Swinton… qué opinas de su papel en Michael Clayton?
En Michael Clayton me pareció que pasó lo mismo que ha venido pasando en muchas películas para cine o televisión, obras de teatro hasta operas… los secundarios fueron los que salvaron la patria. Con una excesiva ilustración de George Cloony… ok, ok, ok… el film se llama como el personaje principal, pero tampoco como para verlo cada microsegundo de la película, si por eso fuese, Julia no se llamaría Julia sino Lillian Hellman, anyway… te digo todo esto ya que tanto Tom Wilkinson como Tilda Swinton fueron, desde mi punto de vista los que salvaron la función. Lástima que la Swinton apareció poco, le hubiese dado ese toque brillante que supuestamente tenía la película, pero de lo bueno poco, así dicen algunos, tal vez ese dicho se preste a esta situación. Y según tengo entendido, ella ni siquiera era favorita ese año para llevarse el Oscar, pero bien merecido se lo tenía y desde hace tiempo.
Vaya! Pues a mí no me pareció mal la interpretación de Clooney. Es más, de hecho me cae muy bien él, y creo que ha ganado bastantes puntos como actor recientemente, en pelis como esta, Syriana, Buenas noches y buena suerte o Los hombres que miraban fijamente a las cabras (o Fantastic Mr Fox, jejej).
Pero sí que le faltaba esa brillantez, y sí que los secundarios, obviamente mejores actores en general, estaban mejor. Quizás con menos Clooneyismo hubiera mejorado? Hum…. buena.
Tienes razón, Clooney tiene ese "algo" que gusta a hombres y mujeres, OJO; no me refiero a su atractivo viril, masculino, sexual, etc., sino a cierto (o mucho) sinismo que tiene. En esta se puede notar un buen registro actoral, así como en Up on the Air, El Americano, entre otras. Pero será que las películas legales americanas como que ya me suenan al mismo disco puesto con las mismas canciones de siempre, ya no muestran nada novedoso, pueden ser muy buenas y aleccionadoras pero por ese camino he caminado varias veces y aunque sea muy bello el camino, es el mismo. Desde mi humilde punto de vista, je je je…
UUPPSS… qué horror ortográfico… no es "sinismo", es cinismo… disculpen esta y las que vienen… ;-)
"OJO; no me refiero a su atractivo viril, masculino, sexual, etc."… que también, todo sea dicho!
Cierto es lo que dices de las películas contadas una y mil veces, pero en ocasiones hay excepciones: a mí The Wrestler me pareció sublime, cuando su historia es la misma de siempre… Michael Clayton podría haber sido un caso similar… pero no. XD
Por cierto, tranqui, que te hemos entendido, y el primero que no escriba horrores ortográficos de vez en cuando que tire la primera piedra
salud!
The Wrestler a mi me gustó muchísimo, y si se contaba lo mismo de siempre, pero cuando una película es sincera y se hace de excelente manera, siempre tienes la impresión de ver algo nunca hecho o visto. Tal vez eso me gustó mucho de este film. Conjuntamente con una actuaciones de alto nivel y calibre. No sé, en Michael Clayton vi un poco de todo. Y aunque Clooney hizo una buena labor, los secundarios ganaron la partida, pero de eso ya se habló… ;-) Aunque siempre me parece fascinante hablar de cine y nunca me cansa… je je je.
Juas, sí, estamos como en un bucle raro alrededor de George Clooney, y eso era justamente lo que quería evitar XD