Crítica de Iron Man 3

Estaba claro que el arma triunfal con que Marvel remató su faena crossoverística, dando una primera finale épica a las sagas individuales para cada personaje que tenía abiertas, blandía un doble filo. Los Vengadores fue un éxito a tantos niveles que después de aquello sólo cabía ponerse derrotista y esperar su influencia maligna en los subsiguientes productos: imposible que una producción de la Casa de las Ideas fuera mejor que aquello, así que con sinceridad y no menos resignación solo podíamos confiar en que el batacazo no fuera muy grande. Especialmente teniendo en cuenta que, en el caso de las aventuras en solitario del cabeza de lata, se venía de una segunda entrega poco inspirada, insípida en la más generosa de las valoraciones. Así que además de todo, Iron Man 3 estaba obligada a enmendarle la plana a una saga que tenía que quedar por lo menos bonita y apañada como trilogía.

Bien, lo ha conseguido. Y no exactamente como todos esperábamos. Porque aunque Iron Man 3 conserva algunas de las señas de identidad de la serie, la pérdida del director de las dos primeras entregas (un Jon Favreau en funciones ejecutivas que aquí se testimonia a sí mismo en calidad de personaje secundario) se ha traído consigo un buen puñado de implicaciones colaterales. Algunas no especialmente agradables, pero otras tantas francamente refrescantes. Al final, y ya es, cabe saludar esta tercera parte con el gozo de lo nuevo, lo diferente y lo estimulante. Al final, decimos, esto tiene suficiente personalidad y entidad propias como para recargarle las pilas a cualquier superhéroe tras la pantalla y a cualquier fan ante ella.

Porque, para lo bueno y para lo malo, quien ha asumido las responsabilidades tras el objetivo es un objeto poco identificado del calibre de Shane Black, caso decididamente extraño en el cine mainstream norteamericano: sus créditos como realizador se limitan a una única película antes de la que nos ocupa, aquella estimable Kiss Kiss, Bang Bang, y sin embargo, Black parece uno de los tipos claves en el devenir de cierto cine comercial USA de pasadas décadas: es artífice, en calidad de guionista, de la saga Arma letal, amén de otro puñado de títulos de acción de mediados noventa. Decisión temeraria para una Marvel que de buenas a primeras podría mostrarse conservadora en el acabado formal de sus películas, pero que a la hora de la verdad opta por arriesgar en la elección de directores para romper una posible amalgama de títulos homologables, autoclonados, facturados en serie. Es lo que comentábamos antes respecto a la entidad de la película: sin ser excesivamente rompedora es única y personal.

De modo que no, no se le puede pedir a Black una fuerza, seguridad y rigor como realizador especialmente relevantes principalmente por el choque entre la magnitud del proyecto y su limitada experiencia. Y ahí es donde la propuesta flaquea, no tanto en sus decisiones escénicas como en la mera ejecución de las mismas, especialmente en lo que toca a las secuencias de acción. En algunos momentos, y pese a que Iron Man 3 no cumple -muy concienzudamente- con las expectativas generadas como producto de secuencias físicas concatenadas (hay muchísima menos acción que en Los Vengadores), el petardeo CGI se le escapa de las manos a un Black que no parece capaz de domar el caos que él mismo genera. A ratos, la confusión se apodera del relato, y el director se revela como un narrador no especialmente dotado, incluso ocasionalmente torpe. Sobrepasado por una dinámica truculenta y mal atropellada: apenas hay nada de aquella claridad narrativa que se apoderaba de la del supergrupo desde el primero hasta el último minuto.

Shane Black, en fin, no es Joss Whedon. Pero eso se nota, y de qué manera, también en lo positivo. Decíamos que estamos ante un tipo curtido en la acción ochentera y noventera, en ese momento del blockbuster en el que los efectos especiales no habían canibalizado la historia. Ese momento en que la aventura seguía latiendo en el corazón de las películas, y las relaciones entre los personajes eran la auténtica columna vertebral de sus acciones. Y todo eso está en Iron Man 3. Un sentimiento muy nostálgico recorre la película, que ha tomado algunas de las formas de ese tipo de espectáculos, adoptando tics de las buddy movies y recursos de las comedias de acción de la era Reagan en adelante. Es más, no se achanta en buscarle al personaje extrañas alianzas, insospechadas relaciones, muy reminiscentes de las películas de aventuras de los ochenta en espíritu y resultados.

Toda una sorpresa que puede espantar a los más puristas (entre los que se contarán algunos marvelitas más talibanes, escandalizados por alguna decisión de guión concerniente a cierto personaje), pero que funciona como perfecta inyección de nueva sangre y como auténtico motor de la trama: a pesar de que está inevitablemente contaminada por algunos tópicos -el génesis de varios nuevos personajes- la película se fundamenta en giros de guión. Algunos de ellos, claro, pueden ser cuestionados; otros funcionan a la perfección. Todos trabajan al servicio de la sorpresa.

Y crean un lienzo que se percibe de nuevo casi blanco y donde caben muchas cosas inéditas e ideas chisporroteantes, especialmente las centradas en los personajes. Concretamente en ese protagonista que vuelve a ser tridimensional, atribulado por un pasado lejano -el alcohol- y otro más inmediato -ciertos eventos relacionados con un agujero de gusano intergaláctico en mitad de Nueva York-. Robert Downey jr. cumple al respecto como nunca antes en este papel, y funciona como perfecto catalizador para la concepción de un guión interesado especialmente en el hombre tras la máscara. El corazón y las entrañas que hacen funcionar lo que de otro modo sólo sería un montón chatarra en forma de brillantes armaduras.

Sin embargo, al final, Iron Man 3 resulta en una perfecta entrega encuadrable en el global de la serie. Decíamos que sus constantes están, e incluso se ven potenciadas. Ya no estamos ante una película de superhéroes con toques cómicos sino casi a la inversa. Esto es una pura comedia de acción, desvergonzadamente lúdica, buscadamente festiva, con un cierto oscurantismo crepuscular que no puede sino rendirse finalmente a su vena colorista, abiertamente opuesta a la rigidez tonal y formal del cine salido de la competidora DC. Y abierta a intercambios con el espectador más dispuesto, a contaminaciones intergenéricas (los créditos finales son puro y feliz guiño al cine de espionaje de los 60) y a quiebros constantes. Sin miedo a ofrecer toneladas de humor familiar -infantil en algunos casos- virando a ratos hacia lo macarra, marca de la casa (Tony) Stark, o rozando casi el cartoon, pero siempre presente y sin bajar el ritmo. De modo que sin faltar al respeto a nadie -público, fans moderados, a sí misma- puede desmitificarse y ofrecer nuevas dosis de descreimiento autoconsciente, encarando con sano cachondeo las figuras de Iron Patriot o el propio Mandarín, interpretado por un Ben Kingsley no exento de espíritu autocoñón.

Mientras que la parte espectacularizante sigue garantizando por lo menos un clímax final a la altura, un tanto lastrado por esa inexperiencia de Black, otro tanto por la sospechosa necesidad -comercial- de terminar la fiesta con una traca final epatante y salvaje, pero satisfactoria al fin y al cabo como gigantesca set-piece en la que todos los elementos converjan, se coordinen con eficacia y preparen el terreno para la ración de épica superheroica que dé sentido a la condición cuasimitológica del personaje principal. Y si al final de eso se trata, si una buena película de superhéroes es la que tiene un buen superhéroe, si con todo nos importa más lograr penetrar en el alma antes que despistarnos con el perfecto acabado del rojo metalizado de la chapa, entonces podemos hablar de un espectáculo que no sólo cumple su objetivo y lo hace sorprendiendo, sino que además certifica para el cine comiquero del futuro la condición de gran héroe de Iron Man.

7’5/10

Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

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Comentarios

  1. Vista la crítica sólo falta ver la película para dar la replica apropiada a semejante autopsia del personaje y su entorno.

    Hasta ese momento saludos :)

  2. Muy buena crítica, con la que coincido en más de un ptuno.
    Encontradas sensaciones me produce la película, y la culpa la tiene su maldito trailer, tan serio, tan épico. Y la película, sin embargo, vuelve a demostrarse como otro manjar Marvel predominantemente cómico. Desde que he salido de la sala le doy vueltas al asunto, casi con sensación de estafa, pero a medida que pienso en ella y (por qué no decirlo) leo opiniones creo que el objetivo de Black se ha cumplido, nos ha soprendido, en especial con un personaje que rompe los esquemas.
    Sea como fuera, la película cumple como blockbuster, y más con un Downey Jr. que vuelve a desprender carisma cada segundo.

    Un divertimento de los buenos.

  3. Coincido con la crítica y con Ramón. Muy divertida y al mismo tiempo descuadrante en ciertos giros argumentales.
    Pretendidos? Sí… Consiguen su función? Como bien dices Xavi, los más puristas es posible que se escandalicen con el perfil de cierto personaje. En mi caso me considero de todo menos purista y siempre estoy abierto a nuevas fórmulas, o mejor dicho, a estilos no encasillados.

    Mi mujer y yo nos lo pasamos genial viendo el tono que iba cogiendo la peli y situándola en un contexto no demasiado serio. Cuando te relajas y exceptuando (como dices) algunas escenas de confusión por el petardeo CGI, consigue divertir e incluso hacerte reir en más de una ocasión.

    Impagable Downey Jr. para mí es el Iron Man perfecto y uno de los superhéroes con más carisma y estilo que he visto en pantalla (nunca lo hubiese dicho). Un poquito de heavy al estilo Tony Stark hubiese estado genial también.

    PD: Ais…. Stan, Stan, que ilusión me hace cuando sales. (Me encanta esta marca de la casa).

    PD2: Fantástica crítica, es todo un arte saber desmenuzar un largometraje sin caer en dejarse llevar por la emoción y con ello conseguir una explicación bien estructurada y totalmente alejada de cualquier subjetividad "fanboyana" o "hypeyesca".

    Saludos!

  4. Gracias por los comentarios, chavales!
    Celebro que seamos unos cuantos que lo vemos así…

    Y como sea, ojo, yo me considero un purista, un fanfatal y todo lo que haga falta, de los tebeos, de Marvel y de Iron Man. Es sólo que hay que saber ver las cosas con perspectiva y no siempre tenemos que ponernos como histéricas si alguien trastea con alguno de nuestros objetos de culto ¿no? (porque joder el trasteo que han hecho con "ese" personaje, madredediós)

    Abrazos gordotes, siempre es un placer leeros, ya lo sabéis ;)

  5. Estoy con Xavi, en casi cada punto y coma de su crítica, salvo en lo de que sea mejor que la 1, para mí al nivel de las grandes (y por grandes entiendo Spidey 2 y Vengadores, por ejemplo). A esta le falta un poquitín, creo. En todo caso, disfrutabilísima y puño en la mesa después de aquella segunda parte tan mohína.

    En todo caso, el motivo de mi comentario es otro, una pregunta de aquellas que te asaltan los lunes por culpa de tanto café:

    ¿Os habéis fijado que cuando Spiderman quiere ser menos Spiderman, Iron Man de golpe está más Spidey que nunca? Más humor, pero humor más blanquito, chascarrillos muy de amistoso vecino, más que de putero alcohólico… Mientras que por su parte, Peter Parer está como acrepusculado… Raro, ¿no?

    Ea, feliz lunes.

  6. No soy fan de los comics, pero la película me pareció mucho más dinámica y divertida que la anterior. Me ha gustado especialmente la cantidad de humor absurdo que tiene esta, creo que le aporta mucha frescura a la película. Pero por otro lado, también puedo imaginarme a los fans indignados por las licencias creativas que seguro que han tenido que tomarse.

    Me gusta mucho eso que dices que la película tiene una "esencia crepuscular". Aunque en mi opinión esa sensación a partir de la mitad de la peli, cuando descubrimos un secreto tronchante y todo se convierte en una especie de reunión de amigos para ver quién hace más el tonto, cosa que todavía no sé si me gusta o no, pero debo admitir que me sorprendió y me entretuvo.

    Lo único que no me gusta demasiado es el papel que le han dado a Rebecca Hall, q sobretodo después de ver el videoclip de James Blake en el que sale ella.

  7. Ojo, Carlos, para mí es mejor que la 1, pero sigo sin ponerla al nivel de esas grandes que citas tú y en las que coincido plenamente. Vuelta a ver, la 1 sigue siendo una gran película, pero me da la sensación de que quizá con el tiempo la hemos sobredimensionado un pelín. Es una buena historia de origenes, pero no una peli de superhéroes intachable.
    Me da esa sensación.
    En cuanto al humor, bueno, hay un poco de todo, no? Hay mucha tonterieta family-friendly, pero también hay un poco de humor negro (toda la relación con el chaval) y algo de humor bizarro (ya lo comentamos vía twitter)…

    Y Anónimo, yo ya te digo: soy fan de los cómics y ese "giro" no me molestó nada. Al contrario, me disparó la peli a la estratosfera.
    Respecto a lo otro, bueno, es que todo lo que toca James Blake se convierte en oro, y si es una fuerza de la naturaleza como Hall, pues ya ni te cuento.
    Y ahora si me disculpáis, me voy a enchufar "Overgrown", jeje…

  8. Bueno, digo esto porque precisamente vi la 1 hace relativamente poco (la dieron un domingo en TVE1, oh sí, sin publi y con VO), y a mí no me pareció que la hubiese sobrevalorado, yo al menos, ni mucho menos. Me pareció mejor que la primera vez, de hecho, mientras que me da a mí que Iron Man 3 perderá un poquín…

  9. Arrrr! Que ganas de contarloo.
    SPOILER, SPOILER!!.
    (Tengo una mañana un poco disgregada)
    SPOILER, SPOILER!!

  10. Juas, a veces me asustas, que lo sepas…

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