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Crítica de Jackass Forever

Más de 10 años después de una tercera entrega que sacudió los cimientos de la industria, en 2022 llega Jackass Forever con el lema «hay gente que nunca aprende». ¿Ejercicio de reiteración, pues? Efectivamente, la película da exactamente lo que el fan espera de ella: una nueva concatenación de gags, sketches, burradas en general, que provocan tanto risotadas próximas al desmayo (caso de quien esto escribe) como abandonos de la sala de proyección (presenciadas por un servidor entre amago y amago de desmayo). Una repetición estrechamente unida a una, acaso inconfesable, sensación de nostalgia: es ver el logo de la Mtv y viajar atrás a cuando consumíamos Jackass casi a diario, aunque fuera viendo cachitos en la tele o por YouTube. Cuando, esto es, programas de esta índole se permitían. Súmese a los conceptos de repetición y nostalgia, un tercero que también sobreviene ante la existencia de este revival: necesidad.

Cierto es que han pasado veinte años y ha habido gente que no ha cambiado: ahí están Knoxville y compañía quedando maltrechos ante la embestida de un toro, o con las tripas hechas un cristo por la ingesta de las mayores mierdas. Lo que sí ha cambiado es lo que les rodea: una sociedad que censura y cancela, que ha ido limando todo atisbo de aspereza, convirtiendo toda expresión artística en objetos inocuos, blanquitos. Políticamente correctos. Bien, pues en medio de este manto de copos de nieve y acusaciones de ofensa a la menor gotita fuera de tiesto, que haya podido existir siquiera un desafío como es Jackass Forever, es un triunfo fundamental, un bien necesario por recordarnos que no pasa nada si nos reímos porque un gordo aplaste a un enano, siempre y cuando se asienten unos mínimos de complicidad, claro. Dicho de otro modo, que el humor no tiene por qué conocer límites por defecto. Mensaje que debería sonar a baladí y que a la vista está que debe seguir recordándose.

Aunque tampoco hay que ponerse tan trascendental. Al final, si Jackass Forever era algo que ansiábamos (fuéramos o no conscientes de ello) es porque, por primera vez en mucho tiempo y con una pandemia de por medio, nos brinda en bandeja de plata la posibilidad de sentarnos frente a una pantalla, apagar todo atisbo de neurona y exorcizar penas a base de risotadas continuas. Como en la anterior ocasión, Jeff Tremaine dirige una concatenación sin tregua de momentos para la risa de todos los colores. El arranque de la película a lo kaiju genital ya indica que límites, lo que se dice límites, va a haber pocos. Lo que sigue a continuación es la confirmación de dicha carencia, con una mezcla de hostias, puteos y pillerías que en ocasiones remakean sus propios gags de años atrás, en otras demuestran tener mucha imaginación a la hora de… bueno, de lesionarse unos a otros (ya sean miembros de la banda, o invitados de lujo). Por supuesto, de una incorrección moral seguramente no total, pero sí muy por encima de los amansamientos actuales.

De manera que ni dunas espaciales, ni señores tristes disfrazados de murciélago. Lo que necesitábamos para pasar el bache era Jackass Forever. Era reírnos hasta que nos doliera la mandíbula (sí: a costa de bolsas escrotales golpeadas, potadas y malos tratos a enanos). Tratar de silenciar tan primitiva reacción a la burrada es antinatural, pero antinatural es la época de censura directa e indirecta que estamos viviendo. Qué necesaria, la presencia de esta Jackass Forever, para poner algo de condura mediante su infinita locura. A ver si, a diferencia de ellos, nosotros sí aprendemos algo.

Trailer de Jackass Forever

Jackass Forever: la película que necesitábamos
  • Carlos Giacomelli
4

Por qué ver Jackass Forever

Jackass Forever es el mejor remedio para muchas cosas: para la pandemia, para la depresión de todo lo que nos rodea… y para esta época de buenismo y censura que ya lleva demasiado tiempo afectando al arte y entretenimiento. Qué gozada volver a reírse tan abierta y despreocupadamente a costa del resto.

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En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

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