Crítica de Joker
Siempre se ha dicho que el Joker es una figura necesaria para la existencia de Batman. Sin embargo, el personaje nunca se ha trabajado (en cine al menos) tanto como el Hombre Murciélago, y hay que echar la vista a La Lego Batman Película para encontrar un estudio realmente a conciencia de su personalidad ambigua y la relación de amor/odio entre Wayne y el carismático Guasón.
A Todd Phillips debería de estar quemándole el tema, ya que se ha puesto el cuchillo entre los dientes y se ha decidido a realizar un Episodio 0 con este Joker que, de entrada, realiza un concienzudo estudio de personaje. Y ya de refilón (y sin hablar necesariamente de ello de forma explícita) asienta las bases para entender de forma cristalina el porqué de la frase con la que arrancaba este texto.
Al igual que Bruce Wayne, Arthur Fleck arrastra carencias familiares y emocionales, en su caso agravadas por una ubicación entre las clases media y baja: con el escaso dinero que gana haciendo de cuestionable cómico, intenta sobrevivir y cuidar de una madre dependiente, y un cuchitril que hace las veces de casa en la oscura, violenta ciudad de Gotham de hace unas décadas. Su única válvula de escape es un rey de la comedia (no por nada interpretado por Robert de Niro) a quien aspira parecerse algún día. Pero la vida le da una hostia tras otra, y la condena a la locura parece inevitable.
Del mismo modo en que ésta se va apoderando de Arthur y le va sumiendo en un pozo de negrura, Todd Phillips arrastra al espectador durante dos horas por un descenso a los infiernos a ritmo implacable (casi siempre, al menos; algún traspié rítmico asoma la cabeza aquí y allá). Asistimos al retrato de una sociedad podrida, que sí, forma parte de una ciudad imaginaria, pero bien podría ser Nueva York o Barcelona. Y surge así la pregunta obligada, clave para el éxito de esta película: ¿Quién ha forzado la creación del Joker? ¿Ha sido el propio Arthur con su locura in crescendo, o nosotros? La pregunta de siempre, ¿verdad? Es aquí cuando entra el matiz decisivo: ¿Quién es realmente el Joker?
La película de Todd Phillips no esconde ni por un momento su voluntad reflexiva, surgida de un discurso cargado de mordiente sobre los tiempos que corren a nivel político, social, incluso periodístico. Excelente la manera en que la prensa juega un ¿inesperado? papel que se torna fundamental para la evolución del personaje y de la película, para el nacimiento del Joker en definitiva. Un Joker que, no lo olvidemos, en una baraja es la carta comodín, la carta que usamos a nuestro antojo, cuando la tenemos, para cambiar el rumbo de toda una partida. Más matices pues, a la pregunta de antes: ¿Para qué sirve realmente el Joker? ¿Es un loco que responde a sus delirios solamente?
Todo este discurso se traduce en pantalla en un oscuro drama que sigue, física y metafóricamente, a Arthur Fleck: sólo en pocas ocasiones, la cámara de Phillips se aleja más de un par de metros de su descomunal Joaquin Phoenix, en otro de esos roles para en enmarcar de su filmografía. Su Joker se acerca con poco disimulo a un Travis Bickle cada vez más atormentado, cada vez más roto por dentro y por fuera. De nuevo, la presencia de De Niro se antoja de todo menos casual: este Joker exuda Taxi Driver por todos sus poros, así como la violencia, el polvo, la rudeza y crudeza del cine policíaco de los 70. Y también su contención: nada está más alejado de grandes aspavientos nolanianos que este Joker al que habría que situar en la órbita de los Scorseses, Coppolas o Pekinpahs (tardíos, se entiende), y que sólo ofrece muy puntuales conatos violentos, que se tornan implacables. No hay nada más alejado del cine de supehéroes que Joker, en definitiva, pero ojo que a su vez, hay guiños a su fuente original para parar un tren. Un logro, pues, tanto a nivel interpretativo como formal.
Y una película estimulante como pocas. Pese a su ubicación en la pura ficción y en épocas pasadas, Joker es una película absolutamente relacionada con los tiempos que corren, por lo que le toca al espectador plantearse esas preguntas que han ido apareciendo a lo largo del texto, acaso responderlas. Lo único que ha quedado claro es que el Joker ha dejado de ser una figura necesaria exclusivamente para Batman. Este Joker, este comodín es, ahora, también nuestro. Nos guste o no.
Joaquin Phoenix habla de Joker con Jimmy Kimmel
Valoración de La Casa
En pocas palabras
El hype que precede el estreno de Joker se descubre totalmente justificado. Todd Phillips y Joaquin Phoenix llevan a cabo un implacable drama de un personaje que nada tiene que ver con el cine de superhéroes, y que se traduce en una de las grandes películas de 2019.