Crítica de La Antena

Una ciudad entera se ha quedado sin voz y vive bajo un largo y crudo invierno. Un hombre malvado y sin escrúpulos, el Sr. T.V., dueño absoluto de las imágenes que animan esta ciudad y de una extensa cadena de productos bajo su sello personal, lleva adelante un siniestro plan secreto para someter eternamente a cada una de las almas que habitan este lugar. Para construir este monopolio ha financiado la creación de una peligrosa máquina que transmite hipnóticas imágenes por la pantalla del televisor para inducir al consumo compulsivo de los productos con su sello.

Entre tanta superproducción blockbuster, comedia romántico-lacrimógena y terror para adolescentes, en ocasiones asoman la cabeza películas menores que sin demasiado esfuerzo acaban convirtiéndose en pequeñas joyas de culto, de esas de las que solo se oye hablar mediante el boca oreja y que solo pueden verse en los cines recónditos de algunas ciudades. Este es el caso de «La Antena», película argentina escrita y dirigida por Esteban Sapir, que más bien podría definirse como un onírico viaje por la memoria que desempolvará inolvidables recuerdos de aquellas películas que constituyen la columna vertebral del cine, desde las inclasificables obras de Buñuel, a «Metrópolis» y «Viaje a la Luna», pasando por «El Gran Dictador» o «Tiempos Modernos», por solo citar algunas.
Para evocar a todas ellas, Sapir opta por un rigurosísimo blanco y negro y las técnicas más primitivas (que no negativas), así como por enmudecer casi por completo a sus actores y relegarles al uso de los subtítulos. Tan solo un par de concesiones al cine actual pueden apreciarse, en forma de aisladas escenas de claras referencias ya sea a «Sin City», a Jean-Pierre Jeunet, o a «Sky Captain y el Mundo del Mañana», con la que además de compartir la misma intención rememorativa, guarda más de una similitud en los planos generales de la Ciudad Sin Voz.

Además del impecable (a la par que entrañable) apartado visual, «La Antena» cuenta con un guión que es a la vez clásico y sorprendentemente rompedor. Partiendo de una base muy similar a la de «1984» de Orwell, y centrando su trama en las gestas de un grupo héroes (a la fuerza) para derrocar al mal, en más de una ocasión la película es capaz de maravillar con el dibujo de sus personajes (La Voz, el chófer del Señor T.V., el niño sin ojos…) y con algunos devenires relativamente inesperados. Y evidentemente, huelga decir que pese a situarse en un imaginario año XX, su argumento bien podría trasladarse no solo a las épocas de expresa represión (la simbología en algunos tramos es explícita), si no a los días que corren, y aunque de manera muy liviana consigue que nos preguntemos si realmente han cambiado tanto las cosas como desearíamos…
Con todo ello, Sapir logra que pese a lo chocante que pueda parecer su planteamiento, de difícil digestión para el público mayoritario, «La Antena» entretenga hasta el punto de enfrascar de lleno al espectador, que ni se preocupará por su reloj y simplemente se dejará llevar por la fantasía propuesta ante sus ojos.

Sin embargo, donde sí falla el director (por otra parte, apenas conocido) es en querer rizar demasiado el rizo. Es tal el deseo por fascinar y sorprender a cada minuto que en ocasiones la cosa se desmadra un poco, desconcentrándonos, agotándonos, y desvirtuando algunos pasajes del argumento, mucho más simple en realidad de lo parece. Y es cuando esto ocurre que sí se percibe cierta decaída rítmica, capaz de tiznar el resultado global tal vez un pelo más de lo debido.

Así pues, «La Antena» nos deja con un magnífico sabor de boca y se convierte en una película tan sorprendente como enternecedora, demostrando que aún son posibles las buenas ideas en el cine, y lo más importante, trasladando al público a un refugio de su memoria que seguramente más de uno creía tener enterrado. Lástima de esos momentos en que Sapir parece querer acercarse más al David Lynch de «Cabeza Borradora» que al cine de Lang y compañía.
7,5/10

Sending
User Review
0 (0 votes)
En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

Te puede interesar...

Escríbenos algo

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *