Crítica de La clase
Ganadora de la Palma de Oro en el último festival de Cannes, «Entre les Murs» (traducida como «La Clase» por aquí) es una nueva incursión al cine de Laurent Cantet, quien para la ocasión adapta una novela de François Bégaudeau, profesor de colegio que describe un año de su propia vida en las aulas.
Con este material de base, la cinta supone un análisis prácticamente en clave documental de la situación actual francesa (y europea, en realidad), desmenuzando aspectos que van mucho más allá de la mera educación sirviéndose de la clase de alumnos como espejo de toda la sociedad.
Obviando casi por completo la estructura narrativa típica de una película, el director otorga casi por completo las riendas a sus actores, espléndidos todos ellos y entre los que destaca el propio Bégaudeau interpretándose a sí mismo, quedando por tanto relegado a un segundo puesto no por ello menos importante. De hecho, su filmación insegura, casi escondida y camuflada entre los muros del aula, potencia sensiblemente el factor documental, lo cual a su vez sirve como elemento de retroalimentación para la enorme carga dramática implícita del film (cualquiera que se acerque a ella pretendiendo escenas de lágrima fácil a lo «Mentes Peligrosas» saldrá ampliamente decepcionado, pero no por ello la que nos ocupa resulta menos inquietante).
Son precisamente los niños y profesores los encargados de insuflar toda la potencia y vigorosidad al proyecto, recitando sus guiones con total naturalidad y resultando por ello sorprendentemente realistas.
Basado en una sucesión continua de diálogos y confrontaciones entre François y su clase, el aparentemente desordenado guión a seis manos (los propios Bégaudeau y Cantet, junto a Robin Campillo) se convierte de manera imperceptible y paulatina en una película de lo más desasosegada, que alcanza su máxima cota en la evolución del personaje de Suleiman. Y aunque alejado completamente de efectismos, mantiene vivo y activo el interés de un espectador que se moverá entre la preocupación (social) y el recuerdo personal de sus años como estudiante.
“La Clase” es, por tanto, una cinta difícil y exigente, cuya cantidad de conceptos abarcados obligan a una profunda reflexión y análisis de la sociedad actual. Racismo, multiculturalidad, precariedad estudiantil, dejadez paterno-filial, crisis económica, son sólo algunos de los temas a los que hace alusión con mayor o menor detenimiento.
Pero más importante aún, «La Clase» es toda una lección de cine comprometido y eminentemente documental, rodado e interpretado con maestría por unos cineastas que de bien seguro no habrán salido impunes del experimento, siendo una víctima más (como el público al que se dirigen).
Muy recomendable visionado para todo el que disfrute del cine en sus múltiples y opuestas facetas.
8/10