Crítica de La delicadeza (La délicatesse)
Por mucho que haya picoteado de diversos cuencos, donde más cómoda parece sentirse Audrey Tautou es en esa serie de cintas que oscilan entre el drama y la comedia, teniendo como común denominador el amor, que tanto gustan en el país galo. Condición sine qua non, eso sí, que sirvan como vehículos para lucimiento exclusivo de su figura, ya sea porque la conviertan en heroína de los hipsters, porque le permitan sacar a relucir su palmito, o porque pueda hacer gala de sus virtudes como actriz de dramas o comedias con el amor como denominador común que tanto gustan en Francia. ¿Suena a repe? Bueno, ¿alguien se ha parado a mirar la producción cinematográfica que nos ha ido llegando desde el país vecino en los últimos años? Efectivamente, La delicadeza es una más que añadir al grupo. Y esta, además, de las que dan poco margen a la sorpresa: su título explica perfectamente que estamos ante un drama romántico que de manera, jeh, delicada, acabará pasando a la comedia ligera, a la recuperación de la luz y el color y que por lo que sea, se nos habrán negado al principio. Pero ojo, que si el nivel de glucosa está por las nubes, el de irritabilidad se mantiene dentro de lo aceptable, que ya es.
Basándose en best-seller homónimo, y en colaboración con su hermano Stéphane, David Foenkinos busca, con suerte desigual, dotar a su película de todo el tacto y la sutileza que de ella se espera, siendo como es la historia de una mujer que busca recomponer su vida con la ayuda de un hombretón sueco, tras el fallecimiento del marido a quien amaba con devoción; pero lo busca sin caer en el efecto soap-opera acostumbrado y debidamente rechazado por, sino el público, cuanto menos la crítica. Para ello, los hermanos crean un collage de estilos con un fondo evidente (vulgar) por el que se van incrustando diversos pegotes. Unos sorprenden para mal (las puntuales voces en off, la pantalla dividida en una conversación telefónica), pero otros lo hacen para bien (el montaje inicial hasta dar con la muerte del marido de la Tautou), sumando enteros a un guión ya de por sí más interesante que la media. Sí, La delicadeza habla de los sospechosos habituales, y en esencia es una historia de amor tipo «lo que importa es el interior». Pero por el camino presenta personajes de mayor profundidad de lo esperado, y en su mayoría con un poso de tristeza que a duras penas consiguen esconder.
De este modo, cuidando mínimamente (tampoco es que sea precisamente la repanocha guionística) a sus personajes, todo el que aparece en pantalla cae en gracia, o al menos consigue despertar las sensaciones deseadas. Quizás sea por eso que si bien vuelva a contar lo mismo de siempre (y esa escena en casa de la amiga…), se haga la vista gorda con La delicadeza, o directamente se entre en su juego de manera harto sencilla, con serias posibilidades de emocionarse con ella. Quizás sea por eso, o quizás por la más que atinada actuación de la Tautou y François Damiens. Con la primera toca rendirse a la evidencia: hasta el físico la ayuda a potenciar su habilidad para meterse en papeles como este, sutiles, indefensos, centrando buena parte de su poder en una mirada u otra. Y su partenaire masculino logra transmitir esa entrañable simplicidad por la que consigue lo que consigue en la cinta. El caso es que, por un motivo u otro, la película cumple tranquilamente con su cometido, por lo que si hay ganas de dramedia romántica almibarada, La delicadeza se antoja idónea.
6/10
Y en el Blu-ray…
Acomodada en esa bipolaridad que recupera grandes clásicos en alternancia con los estrenos de actualidad, A contracorriente edita en DVD y Blu-Ray la película de los Foenkinos, contando en ambos casos con un buen surtido de extras para darle más caché a la que a simple vista podría haber pasado por una edición de fondo de catálogo sin más. Eso sí, cabe decir que si bien este último aspecto es digno de mención, la imagen en alta definición deja sensaciones pelín encontradas: buen nivel de detalle, buen juego de colores, y sin embargo, escenas con una exagerada presencia de grano, siendo quizás la del entierro el ejemplo más flagrante. Por su parte, nada que decir del audio, especialmente en versión original, por lo que en pocas palabras, se puede decir que la calidad audiovisual con que se presenta La delicadeza cumple, sin más. Pero como decíamos, el contenido añadido sorprende. Ahí va:
- Entrevista con Audrey Tautou: tres minutos y algo de entrevistas a la estrella gala, quien descubre que ya había trabajado con Stéphane Foenkinos cuando este se encargaba del casting…
- Tomas falsas: varias tomas falsas en unos 10 minutos de jolgorio general que descubren a una Tautou muy alejada de la imagen que se tiene de ella.
- Como se hizo: sensacional documento de más de 20 minutos, con todos los pormenores que tuvieron lugar para (y durante) la producción de la película. No descubre la pólvora, pero sí aclara alguna de las decisiones más “artísticas” de los directores.
- Escenas eliminadas: para nosotros, lo mejor de la edición. Una completísima selección de escenas eliminadas que dibujan rasgos de los personajes que habían quedado un poco en el aire. Particularmente interesante el retrato que queda del jefe (interpretado por Bruno Todeschini) después de las dos o tres secuencias destinadas únicamente a su figura.
- Además de todo ello, La delicadeza se completa con las fichas técnica y artística, y con el tráiler de la película.