Crítica de La madre del blues
Le ha pillado gustillo, Denzel Washington, a las adaptaciones teatrales. La madre del blues (o Ma Rainey’s Black Bottom) es la segunda de un total de nueve obras de August Wilson, que el de Philadelphia quiere llevar a la gran pantalla en calidad de productor, como mínimo. La anterior fue Fences, que dirigió y también protagonizó llevándose diversas nominaciones. De todas ellas ganó uno, el de mejor actriz de reparto, que fue a parar a manos de Viola Davis. Y justamente Viola Davis es la protagonista de la que ahora nos ocupa, y de la que Washington ejerce sólo de productor. Vamos, que se está creando una suerte de Marvelverso de adaptaciones de obras teatrales. ¿He dicho Marvel? Pues aprovecho, y es que completa el reparto principal de La madre del blues un entregado Chadwick Boseman que firmara, con esta, la mejor interpretación de su carrera.
Es arrebatadora la fuerza que el actor de Black Panther imprime en todo momento, ocultando a base de vitalidad carencias propias y ajenas: tanto interpretativas, como y sobre todo de la propia descripción del personaje. Sobre sus hombros recae la responsabilidad de ejercer del joven soñador (en este caso músico de blues) que, a finales de los años 20, se cree capaz de comerse el mundo. Y Boseman responde con un ímpetu que a la película le va que ni pintado. La otra cara de la moneda, quien ya sabe de qué va la vida y está desencantada con ella, le corresponde a una Viola Davis infalible como siempre, convirtiendo en oro cada uno de sus fotogramas. Su semblante de hartazgo, su potencia frente al micro, la autoridad que desprende… ella sí compone un personaje apabullante de principio a fin.
Ambos personajes deberían ofrecer un pulso sobre el que pivotara el grueso de La madre del blues. Y más tratándose de una película que ni se preocupa en ocultar sus orígenes teatrales. Sin embargo, rara es la vez en que los dos personajes se enfrentan en pantalla, y más bien parece que orbiten en universos distintos. Lo cual bifurca la película (buena parte de ella sucede en un sótano donde una banda de blues practica, mientras la cantante que da título al film se prepara en una sala, algo más digna, para grabar un disco) y… bueno, da la sensación de ocasión perdida. Las intenciones parecen bastante claras, la evolución del personaje de Boseman se ve venir desde lejos, pero no acaba de ocurrirle nada con suficiente peso para justificarla. O sí, pero el empeño de La madre del blues por mantener firme a un estilo, que es poco más que teatro grabado directamente, sacrifica intensidad dramática y rebaja sensiblemente sensaciones.
La película se sigue con interés, ojo, pero en ningún momento consigue esconder la sensación de que algo falla. Hablaba de la previsibilidad del arco del personaje de Boseman, pero la forma en que se va dando la progresión se antoja cogida con pinzas, hasta el punto de culminar en un clímax sumamente forzado y con giro «out of the blue», digno de melodrama. Innecesario. Y tres cuartos de lo mismo para su puesta en escena: los exteriores son vistosos, imprimen ritmo al film, pero sobran totalmente y parecen estar ahí sólo para recordar que esto es una película en vez de una obra filmada. ¡Como si hiciera falta! O ciertos caprichos como la explicación en imágenes de cómo se graba un vinilo. Se respira una imposición de pega que, a la postre, condiciona el resultado final.
Un resultado final dignísimo en cualquier caso, ojo. La madre del blues quizá carezca del brillo de una mano con mayor experiencia tras la cámara (George C. Wolfe no es Roman Polanski) pero es una impecable adaptación teatral, a nivel formal, y con un reparto excelente, especialmente en el caso de una Viola Davis que tiene el Oscar casi asegurado. Dibuja un retrato social atinado, entona un canto de amor al blues más que satisfactorio… las cartas están todas ahí. Pero falla en lo básico, en un guion que quizá hubiera agradecido menos despistes (los exteriores, las subtramas, los excesos) en pos de un mayor trabajo a la hora de dibujar a su personaje principal. Y es que si no tienes un protagonista fuerte, en el fondo, no tienes nada.
Trailer de La madre del blues
Reseña de La madre del blues
En pocas palabras
Bonita e impecable adaptación teatral que, sin embargo, se deja por el camino un mejor trabajo de personajes quedando en un ejercicio mucho más intrascendente de lo que aspiraba.