Crítica de Lazzaro feliz (Lazzaro felice)
Se nos reveló en 2014 con El país de las maravillas y ahora la italiana Alice Rohrwacher parece querer consagrarse con sólo tres largomentrajes en su cuenta particular (el primero, Corpo celeste, no llegó a nuestras carteleras). Y lo mejor de todo es que lo está consiguiendo. Lazzaro feliz es su mejor película hasta la fecha y una de las más interesantes del año. Un enigmático, sugerente cuento de juventud que parece atender casi solamente a sus propias reglas.
La cosa empieza como un drama rural que podrían haber firmado, pongamos, los Taviani. Un retrato más o menos naturalista de una comunidad en una aldea perdida en un lugar y un tiempo indefinido, gobernado por una cacique local. Sin embargo pronto se va apoderando del relato un ligero aire embrujado. Pinceladas de realismo mágico aparecen aquí y allá. Los paisajes, cercanos al Koker de Kiarostami, empiezan a destilar una frialdad lunar y lo etéreo irrumpe en lo telúrico, marcando esa fantasmagoría definitiva que es la adolescencia. Entra en escena un personaje clave y se pone sobre la mesa una relación, la de él y el Lazzaro del título, que marcará el giro hacia lo alegórico. En este punto Rohrwacher decide romper con la continuidad espaciotemporal y obedecer no tanto a las reglas del realismo como a las de su propio discurso.
Y se da poca importancia. La película es así porque así decide serlo, y por ello abandona modismos de género y vueltas de tuerca estilísticas. Simplemente, fluye. Y en ese fluir logra reflejar con honestidad el proceso de descubrimiento de la edad adulta, el desconcierto de la vida moderna, la dificultad de la vida en la calle, el choque cultural, el fin de la inocencia y, especialmente, el poder de la fascinación hacia otra persona. Esa fascinación cuya intensidad es capaz de mover montañas y trascender la lógica de cualquier relato.
Valoración de La Casa
En pocas palabras
Sin duda, una de las películas que más nos ha sorprendido, por lo menos en lo que llevamos de año. Drama rural en apariencia 100% realista que poco a poco va virando hacia un terreno menos terrenal, llegando a calar profundamente.