Crítica de Legión
Dos arcángeles, terminators del más allá, vienen a nuestro mundo a limar sus diferencias… ¡a puñetazo limpio! Gabriel (Kevin Durand) es el soldado divino perfecto, dispuesto a hacernos pasar por la piedra a nosotros, auténticos mojones desperdiciados de la creación divina, para cumplir las órdenes del Pez Gordo. Michael (Paul Bettany) es el díscolo, la oveja negra que se ha apiadado de la raza humana y está dispuesto a salvar al bebé que una jovencita está a punto de dar a luz y que, por obra y gracia del deus ex machina resulta ser el futuro salvador de la humanidad. Así, porque sí.
Quien se tema lo peor va bien encaminado. «Legión» es un vulgar batiburrillo de referencias y una colección de elementos prestados, tomados de aquí y allá, con la extraña virtud de no tener ni uno de sus noventaypico minutos realmente original.
El punto de partida es canónico: un grupo de personajes atrincherados en una cafetería de carretera resisten como pueden una amenaza exterior, en este caso representada por las hordas de zombis (ah, no, que son ángeles en cuerpos humanos) que capitanea el tal Gabriel. Espacio reducido tipo microcosmos que sirve como caldo de cultivo de un suspense del más bajo estrujamiento neuronal. Los personajes son estereotipos andantes: empezando por la joven embarazada soltera (Adrianne Palicki) y siguiendo por el negro gangsta de rigor (Tyrese Gibson), el joven enigmático y sentimentalmente herido (Lucas Black), su padre con el que no se entiende demasiado (Dennis Quaid) o la madre de familia pija que-va-a-terminar-mal-sí-o-sí (Kate Walsh).
La ambientación traslada, como en una especie de «Predicador» (Garth Ennis) de bajo impacto, los rifirrafes angélicos al contexto pedregoso y polvoriento de una región cuasidesértica norteamericana. ¿Y qué? Sinceramente, todo ello termina por dar igual en la trama en un glorioso ejemplo de medalomismo en virtud del cuál lo único que importa es facilitar el trabajo al guionista perraco de turno. Con lo que lo único que consigue es asustarnos pensando el oro que podría haber extraído de esos matojos resecos John Carpenter, por ejemplo.
Pero no, esto no es Carpenter. Los despropósitos siguen, cabeza bien alta: si el director Scott Stewart aparece acreditado como encargado de los efectos especiales de «Superman Returns», «Piratas del Caribe» o «Iron Man«, ¿cómo demonios se entiende esa aplicación tan torpe de toda la parafernalia digital? Los FX rozan lo cutre, pero probablemente la explicación no sólo se encuentre en lo limitado de la técnica sino también en la pericia de Stewart para desaprovechar lo poco que tiene con una realización tan impersonal y desagraciada.
La propia narración de los hechos tampoco se salva del desastre. Si comentaba que los diálogos son de traca, no se queda corto el argumento, literalmente trufado de incoherencias y agujeros. Que una alma caritativa nos explique desde cuándo los seres divinos, por muy zombificados que estén, pueden morir de un balazo (no hago spoilers mayores, que nadie se me alarme). O por qué las tropas de Gabriel están tan empecinadas en llegar a la cafetería poseyendo gente de fuera de ella, cuando sería más fácil poseer a los de dentro y asunto arreglado. No, señores responsables de «Legión», no le buscaríamos los tres pies al gato si a cambio nos ofrecieran un poco de sustancia.
Por cierto, el plano intrepretativo no se queda corto: Paul Bettany no da como action hero. Kevin Durand vuelve a hacer de Keamy y el resto del reparto, rostros televisivos la mayoría, cumplen perfectamente como mobiliario. Y por cierto, yo no me acercaría demasiado a Dennis Quaid, que además de seguir demostrando ser un actor más bien limitado, su tendencia a arrastrar consigo el fin de la humanidad es preocupante. Es un consejo.
No vale la pena hacer mucha más sangre, ni defecarnos en las madres de los distribuidores que siempre nos enchufan este tipo de películas en las cercanías de la Semana Santa. «Legión» es un pestiñaco bíblico (literalmente) que ya pagó sus pecados en la taquilla de Estados Unidos y probablemente siga haciéndolo por aquí.
Así que ahí se queda, en su mediocridad, y quien quiera, que la coja. Pero allá él.
3/10
Peli bastante cutre y ridícula.
Pues eso. Acabas de resumir en una frase un rato largo de trabajo por mi parte, jejeje…
Saludos
La cutrada es de órdago, pero la escena de la abuela es antológica.
1 saludo!
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Posí, redrum, en un principio tiene bastante cachondeo, pero al final termina siendo la misma escena de siempre ¿no?
A parte, obviamente una secuencia como esta no salva un desastre de tales magnitudes…
¡Saludos grandes!
La verdad que al salir supe por que la película en cuestión se llama LEGIÓN. Le pusieron ese nombre porqué fuimos una legión de estúpidos a verla.
(Suspiro) Todavía tengo fe y esperanza antes de morir de anciano que alguien haga una excelente versión de la Divina Comedia en el cine. Hasta donde tengo entendido, solo Krzysztof Kieślowski tenía en mente hacer esa película, lástima que murió antes de terminar el guión siquiera. (Suspiro de nuevo y para finalizar)
XDDDD… Legión de borregos, sí señor…
Yo no pagué por verla y aun así me sentí también legionario del ejército de memos que invirtieron su tiempo en ello…
Ay, querido publio, lo de La Divina Comedia estaría muy bien, sí, pero… cuántos años te quedan de vida? Porque a mí creo que no los suficientes para poder llegar a ver eso…
En cualquier caso lo de Kieslowki habría sido un hito
Saludos!
ja ja ja… espero que me queden muchos años, para verla o no, solo lo digo ya que con las técnicas cinematográficas de hoy en día, los mundos imposibles de filmar hace 20 años atrás, ahora son posibles hacerlos, aunque para hacer una obra de tan gran envergadura, no solo se necesitan los mejores efectos especiales si no el mejor guionista de la actualidad, prácticamente un exegeta del tema, como una trilogía sería fantástica pero no creo que a nadie le interese ver una obra de un porta que viajó al Infierno, Purgatorio y Paraíso, aunque el libro en prosa es tan perfecto que diese la impresión que Dante sí hizo ese viaje por cada uno de los detalles que en describe, es fundamental leerlo en prosa y ver lo asombroso de esta obra, ni siquiera lo escritores de hoy en día cuidan tanto los detalles como lo hizo el poeta italiano hace 700 años, un sueño imposible de realizar ya que si lo convierten en un blockbuster el pobre dante se pararía de su tumba a tirarle una bomba al cine, ja ja ja.