Crítica de La legión del águila

No serviría casi para nada, pero quedaría bonito intentar reconstruir la historia del Imperio Romano a partir de los péplums recientes (reflexiones sobre revisionismos aparte), poniéndolos uno al lado del otro a partir de sus cronologías históricas, abstrayéndonos, eso sí, de los extravagantes saltos estilísticos que deberíamos dar de una a otra película. De ese modo podríamos empezar con «Escipión el Africano» y luego seguir conectando «Roma» con «Yo Claudio», dejando el Imperio de Octavio Augusto con la primera y retomándolo en la segunda. Y así sobrevolar los distintos episodios de la historia del Imperio, pasando por «Marco Antonio y Cleopatra», la televisiva «Spartacus», el «Quo vadis?» de los 80 o «Gladiator», hasta ir a desembocar en la postrera «La última legión», relato –poco afortunado- de la decadencia y final del Imperio.
Dicho esto, probablemente uno de los momentos más interesantes, o más golosos por lo menos, lo encontraríamos en ese capítulo histórico que protagonizó la ínclita Novena Legión cuando desapareció casi misteriosamente en los bosques de la actual Escocia, presumiblemente a manos de las tribus bretonas, horda de bárbaros marginados del resto del Imperio civilizado mediante un infranqueado muro.
Y nuestro gozo reconstructor se henchiría al comprobar que podemos trazar la historia de la Novena Legión a partir de un hipotético díptico que conformarían la fabulosa «Centurión» y esta «La legión del águila» que retoma los hechos allá donde Neil Marshall los dejó para convertirse en secuela a su aire. Esto es, rescate del águila dorada que porteaba la Legión y que lógicamente desapareció con ella.
En esa tesitura encontramos a Marco Aquila, hijo del hombre que perdió el estandarte, atormentado bajo el desconocimiento de las circunstancias que rodearon la muerte de su padre y atenazado por el posible deshonor que podría haber conllevado todo el episodio lamentable. Y a Esca, esclavo bretón que ha ido a parar medio accidentalmente, medio providencialmente, a las manos del primero.
La relación entre ambos hombres (de resonancias homoeróticas, por supuesto) condensará el núcleo dramático de la película y podrá facilitarnos su resumen a un único ítem: esto trata esencialmente de la amistad más que de cualquier otra cosa. Y es que «La legión del águila», queda claro desde sus primeros compases, luce una pasmosa facilidad para desmarcarse del resto de congéneres en esto del taquillazo de acción histórica. Tiene la osadía de soltar el pedal del gas y reducir la marcha, habitualmente acelerada, siempre hipervitaminada, para construir su trama desde los cimientos, desde sus pilares más básicos: los personajes.
No es habitual poder paladear en este tipo de producciones un diseño de personajes basado en la construcción de sus respectivos aparatos psicológicos, de sus motivaciones, sus anhelos, frustraciones y contradicciones. Los personajes, concreto, esos dos personajes que protagonizan «La legión del águila», son seres pensantes, dubitativos, que temen y tienen dilemas morales. No estamos ante una clase magistral de psicología, por supuesto, pero desde luego se agradece esa tendencia a rehuir de los bloques de granito parlantes y las bravuconas moles de músculos con encéfalo de fruto seco.
Del mismo modo, el conflicto se toma su tiempo antes de aparecer. No es hasta bien entrados los 45 minutos que el director Kevin Macdonald considera que su terreno está suficientemente preparado, que el paisaje que va a ser testigo de los hechos está totalmente definido. Es en esta especie de prólogo dilatado donde se nos da la medida de las relaciones interpresonales y se nos pone sobre aviso respecto a lo que vamos a ver. Sobre la importancia de los conceptos de honor y valentía y las vicisitudes de la guerra y el expansionismo imperialista; sobre el pasado de los protagonistas y la influencia en sus presentes. Sobre cómo Marco Aquila lucha contra el peso de sus lazos familiares, sus raíces, concretamente el recuerdo de su padre.
Todo apuntando hacia una dirección que tardará poco en concretarse. Una sensación cosquilleante que termina convertida en feliz satisfacción: «La legión del águila» es una película como las de antes. Rodada en un ascético tono de artesanía casi extrema, prescindiendo de armamento digital y de grandes despliegues infográficos (si hay algún efecto CGI, no se nota), es esta una de acción a la vieja usanza. Una película de dolor físico, de texturas rugosas y mamporrazo bajo la mandíbula. Más que de chorretón gore con una concentración de píxel del 99% y brazo cercenado por cortesía de la postproducción computerizada. No, «La legión del águila» aboga por el hiperrealismo ante propuestas de última hornada del estilo de la televisiva «Spartacus», pretende retumbar en lugar de apabullar, y avanza en formación de tortuga más que en ataque relámpago. No carga su ultraviolencia y deja respirar la aventura sin con ello deja de resultar contundente, feroz. Bruta y sucia. Pero un algo nos lleva a pensar que todo esto casi podría haberse rodado hace veinte, treinta, treinta y cinco años. Y que probablemente no le importaría demasiado inscribirse en una cierta corriente de cine de acción con toque de serie B.
Pero a pesar de los pesares, «La legión del águila» no deja de ser un producto bastante postmoderno. Como tal, navega por tonos y enfoques con facilidad, mutando de uno a otro sin que el conjunto se resienta: esto empieza como un péplum puro y duro, luego se convierte en una suerte de arcaica road movie y acaba abiertamente survival, casi recordando a (la injustamente ignorada) «Apocalypto«. Y al final, se desprejuicia y atreve hasta a guiñar el ojo a las buddy movies.
Afortunadamente, tras la cámara Macdonald sabe hacer las veces de cola de impacto y da al relato un tono unificador marcado por un lado por la constante dualidad, muy bien articulada, entre escenas de acción, remansos de calma y momentos de tensión sostenida. Y por el otro lado por una opción visual extremadamente trabajada. No es sólo esa reconstrucción histórica que se intuye obsesiva y detallista; es esa visión atmosférica, caracterizada por una preciosa fotografía, una concepción paisajista del plano general (y su jugueteo con la profundidad de campo en los planos cerrados). Y un tono que podría apuntar no tanto a la poética hinchada del Ridley Scott de «Gladiator» como a los ambientes entre la Tierra y el Cielo del Terrence Malick de «El nuevo mundo» (salvemos mucho las distancias, eso sí) o el Michael Mann de «El último mohicano» (especialmente en la representación de esa tribu indígena casi atorada en el tiempo).
«La legión del águila» tiene sus zonas oscuras, por supuesto. No es esta una película perfecta, ni mucho menos, y como tal se muestra incapaz de vadear el peligro en forma de un final deslucido por culpa de algunos convencionalismos. O el tratamiento algo chirriante de conceptos más clasicones relacionados con el heroísmo, además de la inclusión de unos flashbacks que rozan lo burdo. O incluso un par de decisiones de los personajes poco o mal motivadas, por no hablar de la justísima interpretación de Channing Tatum.
Pero hay que hacer un ejercicio de sinceridad y admitir que en tiempos de escasez espiritual, al mundo del blockbuster aventurero sin pretensiones mesiánicas le vienen bien productos tan bien ejecutados como este. Una cierta rareza que puede presumir de esconder bajo capas de endurecida piel unos sanísimos sistemas cardiovascular, digestivo y nervioso. En perfecto funcionamiento y trabajando a tope.

7’5/10

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Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

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Comentarios

  1. Sabía de la existencia de esta película pero a decir verdad, quedé tan atontado con Esparto, la primera temporada y tan cansado con 300 (cuando salí de la película sentí que salí de un maratón de 150 Kilómetros por Afganistán) que me ha dado miedillo ver películas de péplums, leí los comentarios de Centurión pero hasta la fecha no la he podido ver y al igual que muchos, Gladiador no me terminó de convencer del todo, apartando su maravillosa realización. Pero por esta vez creo que dejaré mis traumas con este tipo de películas y veré ésta y Centurión. Además que me gusta mucho este joven actor, no sé, pero no lo veo como el típico actor joven americano que quiere romper récord de taquilla cada vez que se lava los dientes por la mañana, a excepción de la porquería que se llamó G.I.Joe. Se ve muy muy interesante, aunque sé que no debo esperar la obra cinematográfica que cambiara los cimientos del cine contemporáneo, sino un buena y elaborada película de acción en tiempos romanos.

  2. Yo la verdad es que no tenía nada visto al actor este, más allá de haber oído su nombre varias veces. Lo que traducido significa "te he visto varias veces pero no sé dónde porque eres un actor tan limitado que te olvido nada más terminar la película".

    Si tienes que empezar con una, casi mejor que veas "Centurión", que es más macarra y mola más. Pero vamos, que esta otra es más que digna.

    No habría definido mejor "Spartacus": "quedé tan atontado…" XDDDDD

    Salud!!

  3. Buenas tardes, señores caseros ( qué mal suena esto, ¿verdad?): una preguntica curiosa. lo de que esta peli retome la acción donde la deja "Centurión" es porque quiere retomar el éxito de la anterior o estamos en el típico caso, ya muchas veces ocurrido, de dos producciones que coinciden en temática por vete a saber qué filtraciones o maniobras empresariales? Es una curiosidad que tengo, no una crítica. De hecho, creo que voy a ir a ver ésta del águila. Gracias

  4. Creo que esta vez, y que no sirva de precedente, la cosa es una legítima y genuina coincidencia.
    En realidad, partiendo de la base de que ambas son péplums de acción, tienen poco que ver entre sí.
    Bytheway, esta se desarrolla 20 años después del final de la otra…

  5. Muy entretenida! suscribo 100% tu crítica Bluto.

    ***SPOILER***
    Me gustó la vuelta de los desertores 'gomanos', me recordaba a los japos estos que se quedaban tirados en mitad de la selva si enterarse de que había terminado la guerra.
    ***FIN SPOILER***

  6. A que mola la peli? Telodije!

    Juas, mola tu observación de los japos… salía en "The Pacific"? Qué buena era esa serie… y qué rápido la olvidé :P

    Salut!

  7. La verdad, es que cuando se que voy a ver una película en breve, no leo la crítica antes, solo miro la nota que le pones. Si es posible, prefiero no ver ni el trailer. Es cuando vuelvo del cine cuando la miro.

    Es una manía, pero aunque no haya spoilers, con la crítica te formas una idea de lo que puede ser la peli y yo prefiero que sea lo más 'inesperado' posible.

  8. Nah, no creas, a mí también me pasa. A Capi no le leo a menos que ya haya visto la peli o sepa que no voy a verla. Y si eso ya luego a posteriori

  9. Este soy yo, sintiéndome a la vez ofendido y halagado, Me cortaré sólo una vena, la otra me la dejaré larga

  10. No, home, que al final siempre te leo. La cuestión es si lo hago directamente o me espero a ver la peli.

    De todos modos, tienes las puntas abiertas, o sea que yo un poco de tijera sí me pasaba.

  11. Bufff! se ha abierto al caja de Pandora.

    Yo antes de cortar, probaría un tinte bonito, o unas mechas… ¿queratina quizá?

  12. Gracias por las ideas! (se fueran un poco inflar burros por abajo los dos, ya si eso!)

  13. Huy, lo que ma disho! (Esto va con acentillo de Ivà, que RIP)

  14. ay, que se abre la veda… que te meto con el messshero soleee

  15. Mamón, te va a come la patilla! mamón!

  16. Uy lo que ma dissshooo! (ay, mierda!)

  17. Te lo buscaste, tío broncas!

  18. yo es que no sabía con quién me estaba metiendo. Creía que todos nuestros lectores eran en pln "los anónimos de encontrarás dragones", pero veo que no, me arrodillo nte ti (y no hago nada más, no pieses mal, tío guarro. Tetas, tetas)

  19. Hol. Por fin he ido a ver esta peli y me ha gustao un puñao. Completamente de acuerdo con la crítica, por cierto. Sobre todo, me congratulo de ver una de romanos en las que el presupuesto para la ambientación está bien gastado, atendiendo sobre todo a la fisicidad de los materiales, las texturas, la luz, y no tanto al cartón piedrta, digital o no, o al ketchup (también digital o no), como ocurría en "Centurion". Ahora bien, un par de pegas: el actor principal, el tal Channing Tatum, estará buenorro, pero me parece un caho carene, sin más. Lo hace mucho mejor Billy Elliot. (por cierto, un toque a los guionistas: ¿no se les ocurre nada mejor que llamar al que busca el águila "Aquila" y al esclavo "Esca". Supongo que en la versión original no se nota tanto, pero en castellano parece que el guinista tenía cuatro años…).
    Y luego, el final es digno de la americanada más recalcitrante. (Cambiamos romanos por el 7º de cavallería y los pictos por los sioux y ahí tenemos "Murieron con la botas puestas"). Menos mal que, a estas alturas, uno ya se ha resignado a todo… En fin, en cualquiewr caso, muchop más recomendable que la mayoría de los peplum de los últimos años, incluyendo "Gladiator". En mi humilde opinión, claro.

  20. Uyyyy, que no te oigan algunos, con eso de "Gladiator", que últimamente (curioso) Ridley Scott levanta más talibanismos que Justin Biever.

    Pero por lo demás, eso de que te ha gustado la peli y tal

    hm HM HGJM… [sonido de aclaración de la garganta] ¡Telodije!

    Salud!

  21. Buenas, sr. Blu. Ya que los fans de R. Scott son como los de los dragones (perdón, perdón, mea culpa y tal), pues ná, vamos a provocar un poco al pesonal: de "Gladiator" , la batalla contra los marcomanos es genial; el planteamiento del argumento, psss.. (copiado de "La caída del Imperio romano", además. Lo sé porque la han puesto hace nada en la tele); las escenas de lucha, molan la primera vez que las ves (a partir de la segunda, un tostón) y el todo el resto de la peli, una soberana mierda… en cuanto a la interpretación del sin par Crowe, no hay más que recoprdad la cara que puso él mismo cundo le dieron el Oscar. He dicho.

  22. Juas, no digas "La caída del imperio romano" que a tanto no llegó el trabajo de investigación de Scott. Vio Espartaco y con eso le bastó. La peli, eh? no la serie. Aunque… de hecho Gladiator está más cercana a lo segundo que a lo primero, así que quién sabe, lo mismo el tío tiene una máquina para viajar en el tiempo, llega al futuro, se apunta una lista de "lo que triunfa" sin preocuparse de su calidad, y vuelve con esas ideas. Por eso Gladiator es Spartacus + Justin Bieber…

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