Crítica de Little Nightmares II (PC, PlayStation 4, XBox One, Nintendo Switch, Stadia)
Siempre he pensado que eso de «el auténtico terror es el que no se ve» es una afirmación un poco trasnochada. O por lo menos un criterio bastante falible. La verdad, jugar con lo que sí se ve y aun así seguir acojonando tiene un mérito especial. Sobre todo si ese «lo que sí se ve» es, ricemos el rizo, algo cotidiano, alejado de la iconografía de shock propia del horror. Little Nightmares, ya franquicia, juega con eso. Con la inquietud y el mal rollo que genera -bajo un tratamiento intenso de feísmo, eso sí- las cosas cotidianas. En su primera entrega, una caterva de gigantones humanos tragones, asquerosos, que hacían del acto de engullir un ritual de lo morboso. En esta segunda una serie de personajes que imponen su estatus de superioridad jerárquica social afeando hasta el absurdo las estructuras tradicionales de control: el granjero que se ve con derecho a reventar de un escopetazo a quien traspase su propiedad privada, la maestra de escuela vigilante y castigadora, el doctor obsesionado en mantener con vida cuerpos despiezados y, bueno, la televisión por cable.
Girito contextual a parte, Little Nightmares II mantiene respecto a su predecesor casi todo su entramado formal y mecánico: vuelve a ser una aventura de scroll lateral en 2.5D protagonizada por un personajillo desvalido que intenta sobrevivir, o escapar, de un mundo habitado por amenazadores seres gigantes, quizá menos cerdiles pero más perturbadores. Un entorno opresivo y hostil marcado por un cada vez mayor sentido de lo macabro, en un crescendo de mal rollo que culmina en un último nivel francamente escalofriante. De nuevo, el trabajo de ambientación, basado en diseños grotescos tanto como en el juego de luz, sombra y colores desaturados, es soberbio.
Y de modo parecido el gameplay se fundamenta una vez más en un ligero plataformeo, en la resolución de puzzles ambientales y en pasajes de sigilo y huida. Por otro lado se plantea un sistema de combate estudiadamente lento y tosco: con la intención de transmitir la vulnerabilidad y fragilidad de nuestro protagonista el ataque es torpe y se suele reducir a golpes largos y contundentes a ejecutar en ventanas de tiempo muy ajustadas si no se quiere morir al primer toque. En otras palabras, un planteamiento de ensayo-error (no siempre honesto, no nos engañemos) y un ejercicio de timing que necesariamente debe ser perfecto.
La gran novedad en todo esto es la aparición de un segundo personaje, un NPC que nos acompaña y nos ayuda y que será nuestra única aliada en la aventura. Una niña, suerte de Yorda (nuestra partenaire en Ico) con quien se establece un vínculo emocional cuya máxima expresión es esa mecánica, tan sencilla como bonita -y de ahí lo de Ico-, de cogerse de la mano. Ya no andamos solos -o no todo el tiempo-, y es en esa compañía donde Little Nightmares II encuentra una luz de esperanza que la propuesta original se encargaba de opacar constantemente. El mundo es un lugar agresivo, oscuro y desesperanzado. Pero uno en el que se puede sobrevivir sin perder la propia humanidad.
Con todo Little Nightmares II resulta en un juego redondito, compacto y muy, muy bien acabado. ¿Impecable? No, desgraciadamente. Ha perfeccionado la fórmula, desde luego, y la ha despejado de cualquier impureza que pudiera quitar lustre a la anterior entrega. Ha pulido sus planteamientos formales afianzando su personalidad y trabajando aún mejor su environmental storytelling. Pero no deja de ser cierto que a pesar de ello quizá sigue siendo demasiado deudor de una fórmula muy codificada, incapaz de despegarse de la sombra de propuestas similares (y por el simple hecho de llegar antes, ganadoras) como Inside… o incluso el primer Little Nightmares. Respecto a esto, la desarrolladora Tarsier Studios ya ha manifestado su voluntad de crear una nueva IP para su próximo título: asusta pensar qué pueden lograr si consiguen encapsular todo el buen hacer que están demostrando en una propuesta jugable renovadora y de verdad sorprendente.
Gameplay de Little Nightmares 2 (sin comentarios)
Por qué jugar a Little Nightmares II
Tarsier Studios regresa a sus pequeñas pesadillas con una nueva aventura que se mueve en unas coordenadas casi idénticas a las de su predecesora… pero que logra ofrecer estímulos formales y mecánicos más lustrosos (y perturbadores).