Crítica de Livide

Expectación al máximo: vuelven Julien Maury y Alexandre Bustillo. ¿Mandé? Normal que no suenen de nada estos nombres: para variar, la península ibérica vuelve a representarse como un agujero negro en el mapa. Un mundo aparte al que nada llega, y que en ciertas (demasiadas) ocasiones, no parece haber evolucionado demasiado desde que cierto personajillo bajito con ínfulas de grandeza decidiera, entre otras muchas cosas que ahora no tocan, lo que se veía y lo que no. Sépase, pues, que estos nombres pertenecen, y de hecho la encabezan, a una nueva corriente de cine de terror que es una revolución del séptimo arte (en este género, al menos), de la que por supuesto nos han mantenido al margen. De ellos salió aquella brutal À l’Intérieur que aún ahora revuelve estómagos, y que llevamos esperando a que llegue por aquí (en DVD, claro; pedir más es imposible) desde su estreno en 2007. Lo tenemos crudo. Por suerte, entre los progresos tecnológicos y los festivales especializados sí hay quienes pudieron verla, motivo por el que la llegada del segundo trabajo de los cineastas tras las cámaras, Livide, se esperaba con ganas. Especialmente en el pasado festival de Sitges. Más dinero, mayores objetivos y un cambio radical en relación a su opera prima hacían presagiar emociones fuertes mediante una historia gótica, macabra y terrorífica de casas malditas, familias malsanas y presencias extrañas. Y al final sí que han sido fuertes, sí: la decepción ha sido atronadora.

Lo peor de todo es que esa decepción llega tarde, como la más cruda de las venganzas. Y justo en el mejor y más inesperado de los momentos. Porque Livide empieza bien, muy bien: una niña se mete en el coche de una señora, y juntas van al caserón de una anciana, postrada en la cama, en coma y a la que cuidan para ganarse la vida. La joven acaba sabiendo detalles de la vida de esta mujer, como que guarda un tesoro en casa, motivo por el que esa misma noche, con su novio y un amigo, decide entrar en su mansión por la fuerza. Y claro, luego las cosas no son lo que parecen. En el lúgubre lugar no tardan en descubrir una escultura tan real como parecer humana, y a partir de ahí, se les arma la marimorena. Inicio prometedor para una pesadilla agónica, claustrofóbica; a medio camino entre las casas encantadas, las historias de fantasmas y las de dementes asesinos. El único problema es que no se tiene del todo claro hacia dónde van a tirar sus directores. Por lógica, podría pensarse en una evolución a lo Alexandre Aja (Piraña 3D), que aun moviéndose en películas diferentes (pese a estar en el mismo género, claro), sigue mostrando con claridad cristalina su marca de identidad. O podría ser que optaran por otra dirección radicalmente distinta, que se adaptaran a la vertiente más gótica y romántica que ofrece su premisa. Qué demonios, o que se limitaran a un (menos estimulante) habitual cuento de fantasmas. Desde luego, apuestas arriesgadas todas ellas. Elegir las tres a la vez (y alguna más: aquí se pretende ahondar en la profundidad de los sentimientos humanos y… er… ¿ex-humanos?) ya es jugar demasiado con fuego.

 

De hecho, si algo hay que lamentar de Livide por encima de muchas otras cosas es que de tantos hilos que se tiran, al final el lienzo se resquebraja, y lo que más se afecta acaba siendo la personalidad. La personalidad de un tándem de directores que apuntaban muy alto, pero que han intentado ser Tim Burton, Guillermo del Toro, Tobe Hooper y Francis Ford Coppola a la vez, olvidándose de ser ellos mismos. Y el resultado ha sido un pastiche a la altura de su entramado argumental. Y es que a fin de cuentas, que un servidor eche de menos más riesgo y personalidad no deja de poder interpretarse como un capricho, pero bien distinto es que el film en cuestión no se pueda coger ni con pinzas a niveles más palpables. Es lo que ocurre tan pronto como le da por emprender el primero de sus múltiples giros, que condenan al espectador una y otra vez a enfrentarse a un nuevo tipo de película, sin haber llegado a digerir la anterior y a sabiendas de que deberá darse prisa antes de que vuelva a cambiar todo.

 

Un rizar el rizo tan arriesgado como fallido, un jugar con fuego que sale mal y acaba abrasando. Un espectáculo que apuntaba a gloria pero se les va de las manos. Porque puede que tarde más, puede que tarde menos, pero la sensación al final la acaba sintiendo prácticamente todo el mundo por igual: Maury y Bustillo han apuntado demasiado alto, han querido desmarcarse y convertirse de la noche a la mañana en los nuevos cineastas totales, definitivos. Y no han sido capaces. Un final directamente ridículo no hace sino volver a remarcarlo: no han dado la talla. Y eso duele. Quedemos con su solvencia técnica, con su cuidada puesta en escena y con dos o tres pasajes de nota, que nos hacen recordar tiempos mejores. Tal vez así, la herida escueza menos. Bah, a quién pretendo engañar…
4/10
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En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

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Comentarios

  1. Pues que bien…y según dices mala con o sin expectativas… visualmente lo que se ve en el trailer me gustaba mucho. La veré, pero miedo tengo ya, y no del bueno.
    Me imagino que tu la pillaste en Sitges no?

  2. visualmente mola, pero en verdad… es que no deja de ser como el Tim Burton del terror. O sea, a nivel visual, Tim Burton siempre mola. A otros niveles dejó de molar ahí por La fábrica de chocolate, peli arriba peli abajo. Bien, pues esta es La fábrica de chocolate de los directores Maury y Bustillo :(

  3. Que razón tienes…me ha fallado en todo (quitando gore -justito- y estetica). Unos afanes por hacer algo diferente, algo grande, con muchas capas…que al final todo se queda en un wanna be. No veo coherencia en el transcurso de la trama, ni ritmo (muy comun en esto de casas encantadas).

    Otro de los franceses que bajan mucho el listón en el segundo trabajo…y The Tall Man pinta incluso peor. In Aja we trust.

  4. sí, se les va demasiado la olla. ojalá nuestra percepción sea la de la mayoría, y así la hostia les obligue a replantearse las cosas, oyes…

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