Crítica de Lo contrario al amor
Cuánto hablan, madre mía. Y yo que creía que eso de ‘no rompas el silencio si no es para mejorarlo’ era una de las frases más valoradas por parte de todo usuario de Facebook… Será que Vicente Villanueva, director y guionista de «Lo contrario al amor», no hace uso de las redes sociales, que si no, no me lo explico. Hete aquí la enésima comedia romántica española de la temporada, que presenta una muy poco estimulante historia de chico conoce chica, pero que compensa su falta de interés con la presencia de Adriana Ugarte y de Hugo Silva (sendos reclamos comerciales) por un lado, y con la promesa de aproximarse al sempiterno tema desde un atípico punto de vista, como más irónico, cerebral y picante, por el otro. Mentira, por supuesto, pero no será esta la primera vez que, con que una comedia romántica sea cómica y romántica, baste para (medio)llevarse el gato al agua. Siempre que, por todos los santos, no sufra de un ataque de verborrea irrefrenable. Es que cuesta de creer lo mucho que llegan a hablar todos los que aparecen en pantalla; tanto como para entorpecer hasta el paroxismo el ritmo de la acción y el desarrollo de la trama; como para aburrir a todo el respetable con sus infinitas reincidencias sobre lo que significa una relación para una y otro, para ¿bromear? sobre la definición que otorgarle a su rollo (lo de siempre: novios, pareja, amigos, follamigos)… En definitiva tanto para decir tan poco. No sé, lo mismo, Villanueva quería ser el Allen español con su apuesta por los diálogos cargados de ironía, perspicacia y psicoanálisis; de ser así, caray, qué forma de confundir conceptos.
Es una pena, pero en la actualidad hay un postulado que no falla nunca: de un tiempo a esta parte, la comedia romántica comercial española no da mucho pie a poder hablar de ella. Con todas las películas cortadas por el mismo patrón técnico/artístico, apenas suele haber uno o dos elementos distintivos por los que valorar a una mejor que otra; si ese elemento es positivo (qué sé yo, el acierto de los personajes de «El otro lado de la cama») bien. Si es negativo, mal. Y aquí, es muy negativo. Vamos, como que falla todo el guión. Y es que no es sólo un exceso de verborrea sino todo lo que esta provoca, lo que hace de «Lo contrario al amor» una película fallida. Primero, ya se ha mencionado, porque conlleva una imposibilidad total por desarrollar una trama con la cadencia adecuada: el film que nos ocupa es el enésimo seguimiento de una pareja por todas las etapas del amor, y sin un devenir dinámico, se convierte en un verdadero tostón. Y segundo, que ninguna intentona cómica funciona: hablan tanto que todo chiste o gag se diluye hasta la desaparición. Sólo el carisma de sus actores y la química entre ellos logra aliviar algo el tremendo sopor al que el espectador se ve arrastrado, y del que sólo sale cuando la cinta se encara hacia su final, aunque más por ganas de salir de la sala que otra cosa.
Ahora bien, los planes pueden salir mal siempre, y más en el caso de un debut (como el que «Lo contrario al amor» supone para su hasta ahora cortometrajista director). Pero si pese a todo logra rascarse cierto potencial de fondo, aún se salva de la quema a su responsable. En el caso que nos ocupa, tampoco puede escurrirse el bulto por ahí, puesto que una repentina jugarreta del guión (a falta de unos diez minutos para el final) demuestra que no sólo lo visto hasta el momento ha sido un total desacierto, sino que detrás de ese aparente halo de cerebralismo fallido no hay nada. De golpe y porrazo, Villanueva tira por la vía fácil, burda, innecesaria y demencial. Una coincidencia imposible que acaba tornándose irritante, habida cuenta de lo que el público lleva soportando hasta el momento. Y que encima se olvida de atar un par de cabos sueltos que había estado cociendo hasta el momento, lo cual hace que uno se pregunte a santo de qué saca a colación esos temas (la homosexualidad, las drogas, la heroicidad anónima del cuerpo de bomberos…) si no va a ser capaz de desarrollarlos.
Lástima, qué rápido hemos pasado del nuevo Woody Allen a un cineasta más que poner en el saco de la mediocridad del que salen tantos y tantos sacacuartos de medio pelo. «Lo contrario al amor» podría haber sido una comedia romántica diferente y al final sí lo ha sido, sí, pero sólo por ser la más aburrida de las que el cine español ha dado recientemente. Con una dirección tan impersonal y un guión insuficiente, tan sólo pueden rescatarse los minutos dedicados a cierto Call-Tv que es, probablemente, el único momento divertido de la cinta.
A evitar a toda costa.
3/10
No sé en qué película decían aquello de "yo juzgo instantáneamente a las personas".
Pues bien, tías que men dice que les pone Silva, tía a la que borro de las lista de posibles amistades.
Enough said!
Qué lástima joder, con lo decentes que son sus cortometrajes (Heterosexuales y casados, Eres, La Rubia de Pinos Puente.. etc) por lo visto se ha bajado los pantalones ante la productora, o simplemente, que los hay que nacen para esprintar y otros que con más de 90 minutos se asfixian. Una pena, pero ojo con este director, que a la segunda igual aprende de los errores y saca todo su potencial… que lo tiene.
ae bimétrica… y con los tíos que te dicen lo mismo qué haces? curiosidad, más que nada……… sssss….
Álex, no he visto los cortos, pero lo haré en cuanto pueda. Y sí, por supuesto todo el mundo merece una segunda oportunidad! Así que veremos qué ocurre con Villanueva, que yo encantado de hacer como si esta no hubiera ocurrido nunca…
Saludos y gracias por pasar!
Los cortos de Villanueva son la bomba y seguro que aprende de esta experiencia.
pues lo dicho, que tomo nota. A ver si me quitan ese agrio sabor que me ha dejado la película..