Crítica de Lobezno inmortal (The Wolverine)

Lobezno inmortal (The Wolverine)

Cierto es que el bueno de Lobezno tenía ante sí un reto prácticamente inabarcable. Cómics aparte, debía ante todo mantener la esencia del personaje, vista en sus apariciones precedentes; hacer olvidar, sin embargo, la anterior y primera aventura en solitario del mutante más emblemático de los X-Men, ese decepcionante X-Men: Orígenes – Lobezno; y al mismo tiempo, colmar las expectativas que recientemente han generado Los Vengadores e Iron Man 3 (la primera ha cambiado definitivamente el universo superheroico en el cine -prueba de ello la decepcionante El hombre de acero– y la segunda ha sido la única hasta la fecha capaz de entender dicho cambio y acoplarse a él… prueba de ello, El hombre de acero). Misión casi imposible que se afrontaba, empero, desde un prisma interesante: abandonando el concepto de spin-off de un master plan que quedó en agua de borrajas (no habrá más orígenes), la saga adquiría personalidad propia y por eso se tomaba la libertad de lanzar un guiño a los amantes del cómic. Logan iba a viajar a Tokio, en aras de encontrar resolución a una de las grandes losas que pesan sobre sus espaldas. La inmortalidad.

De entrada, eso habla abiertamente de los primeros dos apartados. Se busca la esencia del personaje ahondando en esa doble faceta suya, entre apesadumbrada y metro-socarrona, y recavando influencias directamente desde las viñetas. Entre eso y una premisa más arriesgada en todos sus sentidos (¿un blockbuster lejos de los USA, sin un reparto conocido salvo por su protagonista y con un buen puñado de pasajes subtitulados?), el Lobezno inmortal de James Mangold es de manera automática superior al anterior trabajo de Gavin Hood. Y de hecho no puede decirse lo contrario una vez vista la película. Gana en fondo y en forma, adquiriendo una personalidad más fuerte y mejor definida. Despojado de vínculos con otras sagas, a excepción de la única obsesión de Jean Grey que lo atormenta por las noches (otra losa con la que carga), el héroe va a la suya y se comporta como le da la gana, lo cual no sólo desvirtúa el concepto de secuela de la cinta, sino que le infiere un estilo bien distinto al que están abonadas las películas de la Marvel. Esto es más bien cine de acción de principios de los 90, con algo de superpoderes y demás, pero donde principalmente un héroe cómo los de antes, peludo y con camiseta de tirantes, reparte tortas cuerpo a cuerpo como panes.

El problema, el primero de ellos al menos, es que al igual que las de antaño (en su gran mayoría englobables en el bendito mundo de la serie B al que se acerca titubeante la que nos ocupa) Lobezno inmortal cuenta con un bloque central en el que se olvida de la acción para buscar una profundidad innecesaria en el análisis del personaje. Un personaje a quien ya conocemos de sobras y para cuyo estudio la única estrategia pasa por colar una y otra vez con calzador a Famke Janssen (la Grey), apareciéndosele en todos y cada uno de sus sueños y masticando hasta la desesperación un solo concepto. Desaprovechando, en definitiva, ese paralelismo más estimulante entre las heridas internas de Lobezno y las externas que esta vez, ay, no sanan solas. Mal menor, causante de más de un bajón rítmico, pero apenas la punta de un iceberg que tiene formas algo más peligrosas. La más evidente, ese dichoso caballeroscurismo del que parece que no vamos a librarnos tan rápido como desearíamos, y eso que aquí tiene pase por el background del personaje. Pero la más grave, sin duda, ese tropiezo con la misma piedra que parece inamovible en la senda de Marvel.

Y es que una vez más toca hablar de enemigos francamente mal desarrollados, limitados a un plano más que secundario y por tanto, condenados al olvido (¿quién era el malo de Iron Man 2? ¿Y el del primer Lobezno?). A nadie parecen importarle y son maltratados tanto como para autocondenarse a un guion previsible y acartonado, con más de un giro risible en el mejor de los casos… y a un tercio final casi imperdonable. Se repiten los errores vistos en Thor y la trilogía de Tony Stark, reincidiendo en muñequitos autómatas que si bien gocen de relevancia en las viñetas (en este caso se trata del Samurái de plata), a nivel puramente cinematográfico suponen la repetición exasperante de una fórmula que no funcionaba del todo bien ni siquiera al principio de su uso.

Pero en fin, mejor quedarse con los momentos acertados, que tampoco son pocos. A nivel de puro gozo mamporrero, hay un buen puñado de secuencias de acción vistosas, siendo los delirantes momentos del tren-bala japonés de los que marcan hitos en el género. Y en cuanto al personaje, claro, toca hablar de un actor que parece haber nacido para el mismo. Lobezno es Hugh Jackman y Hugh Jackman es Lobezno, y esa simbiosis genera una compensación natural que contrarresta el componente apesadumbrado que se le pretende dar. A la mínima, un guiño, una mirada socarrona o un gag inesperadamente pasado de vueltas bastan para recuperar la complicidad del espectador. Y a ello se enlaza un concepto antes mentado de refilón: y es que si Lobezno inmortal funciona por dos sendas en paralelo, cuando pretende ir de seria se pega el resbalón, quedando en un vulgar quiero y no puedo. Pero cuando va de socarrona, cuando busca ese espíritu de serie B que hace que unos tipos puedan pelearse sobre un tren a 500km por hora; cuando, en defitiva, se quiere convertir en un divertimento para deleite palomitero no exento de caspa, entonces la clava. Lástima no haberse decantado por esta vía desde el principio, aunque al menos, ahora el camino parece más despejado (y a este respecto, atención a la secuencia post-créditos, de largo lo mejor de la propuesta).
6/10

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En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

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Comentarios

  1. Me considero muy fan de los muties pero no en especial de Lobezno.

    La crítica es bastante acertada… le perdonamos mucho porque tenemos el recuerdo de la chapucera Origenes en mente.

    No le faltan cosas buenas. Se olvidan de tramas superheroicas para centrarse en un thriller de clanes algo que resulta fresco al añadir a nuestro protagonista. Los secundarios son muy olvidables pero mientras los tienes en pantalla no molestan.

    El final es forzado pero necesario… esto es Marvel amigos.

    Yo me doy por satisfecho y si bien todo podía ser mejor no lo han hecho tan mal.

  2. jejeje, pues eso, un 6 y arreando ;)

  3. No mames si hasta me dormi viendo la telenovela esa!!! Y pos, la escena despues de los creditos… mmmm… uuuuhhhhh… aaawwwww… mmmmmmm… pero no que en la 3° ya habian decapitado a un centinela? XD

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