Crítica de London River

¿Otra película pequeña, de trama simple y contada en voz baja, con sencillez y sensibilidad? Otra más. Bienvenida sea. Por lo menos, por mi parte.
Me veo obligado a dar un aviso para navegantes: «London River» no aporta demasiado más que lo que acabo de nombrar, y se ve con comodidad, fluidez y sin demasiadas sorpresas, ni en el plano formal ni en el argumental. El nivel de tolerancia de cada uno dictará si su propio cuerpo necesita otra película de este estilo o no.
Dicho esto, a «London River» se la tiene que reconocer como una película honesta y sensible, un drama sin aspavientos ni grandes pretensiones y con la única voluntad de narrar una tragedia global, la de los atentados de Londres en julio de 2005, desde el punto de vista del drama compartido entre dos seres a priori muy distintos.
Ambos han perdido de vista a sus hijos desde el día de los hechos. Elisabeth, una inglesa que vive en las afueras acude a la capital para retomar la pista de su hija, que no le coge las llamadas. Ousmane, un africano musulmán viene desde Francia para saber de su hijo.
Pronto las dos búsquedas coincidirán al saber que ambos jóvenes se conocían y estudiaban árabe juntos. Y a partir de ahí, lo que se inicie como un fuerte recelo de Elisabeth hacia Ousmane se irá suavizando hacia una comprensión mutua. Una solidaridad generada a partir de la incertidumbre compartida. La desconfianza, el miedo al «diferente» y la mirada contaminada de sospecha hacia el mundo musulmán irá desapareciendo para dejar paso a una especie de afecto de la inglesa hacia el africano.

Una historia de por si poco novedosa (¿se me acepta algo así como un improbable cruce entre «Caprichos del destino» y «Todos nos llamamos Ali»?), que sin embargo está tocada por una sensibilidad notable, que rechaza y huye en todo momento de destrozos emocionales de tradición más bien televisiva. La búsqueda de ambos, seres perdidos modelo «pez fuera del agua», está empapada en un sentimiento de desesperación ahogada y al mismo tiempo de esperanza que nunca se termina de perder.
Y enfocada desde un punto de vista, a pesar de todo, optimista en tanto que está enmarcada en una sociedad enferma de prejuicios sociales que, sin embargo, puede llegar a curarse.
Y no es que Rachid Bouchareb, el director, quiera mostrar el enésimo retrato social británico (sus intereses son más minimalistas), pero sí es cierto que la película se pega bien al asfalto londinense con los pies descalzos. Y en este sentido, logra retratar un ambiente multicultural y, por lo tanto, lleno de puntos de vista, tradiciones y modos de vida dispares. Y sin caer en ningún momento en simplificaciones ni lugares comunes.
A ello ayuda la interpretación de los dos protagonistas. Tanto Brenda Blethyn como Sotigui Kouyaté construyen unos admirables Elisabeth y Ousmane. Frágil y contradictoria ella, sereno pero preocupado él. Dos personajes de aplastante calidad humana, estupendamente dibujados y matizados, asumidos a las mil maravillas por sus dos veteranos intérpretes. Y así han sabido verlo los académicos que han decidido premiar sus respectivos trabajos en varias ocasiones.
Bouchareb, por su parte, se esfuerza en relativizar la realidad que le rodea, convirtiéndose en un cirujano de mirada serena y pulso firme para que la sociedad se muestre en todos sus matices y para que la historia de nuestros dos protagonistas quede enmarcada en ella y convenientemente enfatizada, explicada por sí misma.

En su modestia, «London River» es una película directa, sencilla y humilde. Optimista en su mirada social sin llegar a caer en valoraciones buenrollistas, simplistas y de tendencia pijoprogre. Que no le va a cambiar la vida a casi nadie, no nos engañemos, y que probablemente aburra a más de uno. Pero que terminará por conmover a quien esté dispuesto a dejarse atrapar por su prosa directa y su mensaje claro.

7/10

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Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

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