Crítica de Un lugar donde refugiarse (Safe Haven)

Un lugar donde refugiarse (Safe Haven)

El problema con el azúcar es el mismo que sucede con todo tipo de substancia, en pequeñas dosis puede ser agradable, e incluso beneficioso, pero cuando su ingesta resulta incontrolada, habitualmente, conlleva graves problemas. Y eso fue lo primero que pensé cuando empezó el pase de prensa de Un lugar donde refugiarse. Tampoco ayudaba en exceso a mis expectativas el hecho de que el film se basara en una novela de Nicholas Sparks, recordemos, autor de la archipopular e insoportable El diario de Noa (película caracterizada porque al pronunciar su título, acto seguido, se oye un suspiro femenino en algún rincón del mundo) y de Querido John (adaptación de la que también se ocupó Lasse Hallström), películas que precisamente no se caracterizaban por su contención emocional ni su economía sentimental (de trazo grueso y desarrollo epidérmico, of course). Vamos, el digno sucesor de Danielle Steel. Y aunque uno entre prevenido, nunca se está suficientemente preparado para afrontar determinadas cosas, y más, cuando esas cosas son: el Horror puro y duro.

Que filmes con la inexistente calidad de Un lugar donde refugiarse se lleguen a estrenar en cines actualmente no tiene excesivas explicaciones (más después de recibir noticias tan funestas como las de esta semana, el cierre de Alta Films o la confirmación que la recaudación en los cines estatales se está hundiendo). No creo que la gente acuda en masa a verlas ni que su público objetivo sea enorme, tampoco creo que sean grandes éxitos de taquilla (que decir de crítica) rentables para el estudio que los produce, ni mucho menos que satisfagan las ansias de sus responsables directos en hacer un producto acorde a sus inquietudes artísticas/comerciales. No, la lógica no juega a favor de cintas como la de Hallström. Básica y primordialmente porque estamos hablando de un telefilm barato de mediodía en Antena 3, tanto en forma como en fondo, donde no existe ni un solo valor cinematográfico destacable. Pero seamos serios, la gente que consume este tipo de (sub)productos no repara en su puesta en escena o su creación de imágenes (así que no seguiré mi comentario por estos derroteros, imposibles con el film que nos ocupa), ya que básicamente valoran su calidad en términos de la historia que cuentan y el desarrollo de la misma (o las bragas que consigan humedecer). Y aquí llegan los peores problemas de la cinta, ya que, leyéndola a un nivel tan primario como éste, Un lugar donde refugiarse naufraga, y lo hace por todo lo alto, mezclando en una misma historia: drama romántico, thriller y OJO SPOILERS sobrenatural FIN SPOILERS donde se juntan todos los típicos tópicos de este tipo de propuestas: joven guapa que escapa de un pasado turbio, cachas adorable viudo con dos hijos, una niña adorable y un adolescente rebelde, con una comunidad donde todo el mundo recibe con los brazos abiertos (y en según qué caso, con la bragueta también) a la forastera, un personaje malvado (con una historia esperpéntica de por medio), mucho amor, mucha música pastelera de fondo y un happy-ending bastante bochornoso. ¿A alguien le sorprende? Pues no debería.

Tampoco ayuda a todo esto la labor de su director, Lasse Hallström, cineasta por el cual siempre he tenido una tirria especial y del que nunca he entendido muy bien a qué respondía su fama en el sector (más allá de por su amistad con los Weinstein), y menos ahora que está en un claro bache del que no parece tener pronta salida. Su aportación, más allá de algún que otro encuadre bonito y una narración clara (aunque ayude la extrema simpleza del relato de base), es prácticamente nula, con un desprecio por el lenguaje cinematográfico realmente preocupante en un tipo con tanta carrera a sus espaldas y con una profusión de lugares comunes del género (la escena de la playa es obvia en este sentido) que deberían de hacerle replantearse si merece la pena seguir en esta noble profesión. Ni siquiera el tan esperado como temido “primer beso” se destaca por encima del resto de escenas, y me pregunto yo: ¿Qué ha pasado con los besos de cine de esos con los que soñabas al acostarte? Si Vivien Leigh y Clark Gable levantaran la cabeza…

Si a todo lo dicho le añadimos algunos errores de bulto en el guión, su burdo y oportunista uso de los flashbacks, y dos de los giros más previsibles y a la vez absurdos de la cinematografía romántica en los últimos años (sobre todo el último, intuido a leguas y que provocó múltiples risas en la sala) nos encontramos con un resultado bastante peor del esperado, dando una de las cotas más bajas del cine romántico de los últimos años, y alertando con enormes luces rojas, de que el género necesita una urgente renovación (la otra vía, revitalizada hace relativamente poco con (500) días juntos, también emite signos de agotamiento), y que para conseguirla más les valdría alejarse como del veneno de novelas tan insustanciales (a todo nivel) como las del sr. Sparks. Avisados estáis.
2/10

 

PD: El 2 de la puntuación responde única y exclusivamente a sus dos protagonistas, aunque no por sus interpretaciones (correctas para el caso), sino por una escena en la playa que tienen y en la cual salen con poca ropa. Es lo único de agradecer en las casi dos horas de película. Llamadme simple.

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Apasionado del cine entendido como arte, como reto. Lo comercial le chupa un pie, a él dadle un buen clásico, descubridle la última rareza checa enterrada cientos años atrás, y será feliz. Sus conocimientos sobre la historia del cine le cortan a uno la respiración.

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Comentarios

  1. Juas, me lo he pasado pipa leyéndote! Poco queda por salvar de Hallstrom, la verdad. Veremos la próxima que estrene por aquí, que será un thriller sueco llamado El hipnotista por el que ya lo acusan de plagio xD

  2. Merci Charles!!!! (y disculpa por la tardanza). Ganacas de ver ésa del Hipnotista, no por lo bueno que pueda llegar a esperar de la peli, sino por todo lo contrario!!! Abrazote!!

  3. A mí me pareció una buena película. Me sorprendió dos veces, y no fue nada predecible. En definitiva, I loved it!

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