Crítica de Machete Kills
A continuación la historia de un chiste que perdió su gracia en el momento exacto en que se estrenó su fake trailer. Y de un chicle que se estiró y estiró hasta ir ya por la segunda película de una trilogía cuya tercera parte ya se anuncia si la recaudación en taquilla (por ahora paupérrima) lo permite. They call him Machete, ¿os acordáis? Risotadas que nos pegamos antes del díptico grindhouse ideado por Tarantino y Rodríguez, que sin embargo se tornaron en una punzada de dolor cuando tocó ver el largometraje resultante, ese primer Machete vulgar, hecho con los pies y, sobre todo, condenadamente aburrido. Pero aquí estamos otra vez, a vueltas con el señor Danny Trejo de nuevo en plan justiciero mejicano, con este Machete Kills que sigue en la línea hiperflipada del director de Abierto hasta el amanecer por hacer, básicamente, lo que le venga en gana. Y por nosotros ningún problema, ojo. Sólo que el chicle de marras le está durando demasiado y ya no tiene ni sabor, ni sustancia. Si es que algún día los tuvo. Oh, pero hay lugar para la esperanza: como consciente de lo insípido que estamos mascando, su responsable ha compensado el sabor con un regurgito de frijoles y guacamole que, al menos, le ha dado a esta secuela algo que le faltaba a la primera: idas de olla. Y así, la herida duele igual, pero sabe mejor.
Porque Machete Kills sigue siendo igual de mala que Machete y con ella, Robert Rodriguez vuelve a poner en evidencia sus tremebundas carencias a manos de una cámara, de un guion, y de todas las cosas de las que por lo general se encarga cuando lleva a cabo un proyecto cinematográfico. Esta nueva aventura fronteriza salida de madre peca de una planificación horrorosa y una puesta en escena rematadamente hortera, es una tortura para los ojos digna de culberón, y el desarrollo emocional (ya sea en serio o tomado por el pito del sereno) de sus personajes es de depresión profunda. Del mismo modo, cuando le toca desplegar su entramado falla estrepitosamente provocando que el interés del espectador desaparezca y luego vaya y vuelva como un yo-yo. Y habría que abrir un nuevo blog para hablar de las limitaciones interpretativas de su reparto principal, explicables porque, básicamente, no parece haber habido nadie dirigiéndoles durante el proceso de filmación. Se ríen de sí mismos, claro que sí, pero ¿desde cuándo se trata de conceptos mutuamente excluyentes?
Habida cuenta, visto lo visto, de que la película hace aguas por todos los sitios, toca quedarse con los chistes. Y afortunadamente, este es el único aspecto en que Rodriguez parece haber aprendido la lección: por fin, Machete es divertido. Tirando de un humor mucho más desquiciado y surrealista en relación a la predecesora, Machete Kills arremete contra figuras reconocibles (Charlie Sheen haciendo de presidente de los Estados Unidos sin dejar de ser Charlie Sheen) e introduce cameos estelares a los que va presentando mediante gags hilarantes que ora tienen que ver con un asesino a sueldo camaleónico, ora con un entramado conspiranoico-espacial. Mucho gore de garrafón, mucha frase de antología (Machete no twittea), muchas referencias al universo Rodriguez, al de Star Wars y al de Mad Max, y mucho cachivache entre 007 y SuperAgente 86 completan un carrusel infinito de paridas, que ya había empezado divinamente con un tráiler, puesto antes de la película, para hacer publicidad de Machete Kills Again… in Space, la supuesta tercera parte que está por venir.
¿Suficiente? Ni de lejos. A una producción cinematográfica se le atribuye un mínimo de voluntad artística (sea del tipo que sea) que aquí brilla por su ausencia, y por lo tanto se le debería exigir mucho más al director del sombrero. Machete Kills hace más gracia que Machete, sí, pero sigue evidenciando las mismas carencias, que a la postre pasan factura: te ríes, pero por el proceso se te mueren varias neuronas. Un precio demasiado caro. Y es que el hecho de saber decir una broma con más o menos gracia no basta para estar en disposición de hacer una película. Claro que si a los fans les basta con esto…
4,5/10