Crítica de Magical Girl

Hace apenas 4 años, si alguien hubiera preguntado en una reunión de cinéfilos quién era Carlos Vermut, la respuesta generalizada hubiera sido un gran NS/NC, y tampoco sería raro ni criticable, ya que hasta ese momento el director madrileño apenas había dirigido un par de cortometrajes (entre ellos, el desternillante ganador del Notodofilmfest del 2009, Maquetas, disponible en YouTube) y su repercusión no era tan grande como lo es actualmente. Tampoco el estreno (on-line) ese mismo año de su primer largometraje supuso un gran reconocimiento popular para Vermut, pero sí que su nombre consiguió hacerse un hueco entre los cineastas de culto (aunque quisieran meterlo con calzador entre los nuevos realizadores low cost, debido a los escasos 20.000€ que costó) gracias a Diamond Flash, una de las películas más indefinibles que ha parido el cine patrio en la última década, donde, sin titubeo alguno, se daban la mano géneros tan distantes como el social y el de superhéroes, combinando el drama (con temas sensibles, entre otros la pedofilia) y el humor más desconcertante, revestido con ciertas ideas y formas autorales (leves, pero mantenidas, como la sutil dilatación temporal de ciertos planos), dando como resultado una de las experiencias cinematográficas contemporáneas más sorprendentes a las que este humilde servidor ha podido asistir. Y ¿cómo puede ser, con todo esto a sus espaldas, que ahora el nombre de Carlos Vermut sea prácticamente vox populi? Pues, además de por llevarse el premio a mejor dirección y película en el último festival de San Sebastián, por sus siete nominaciones a los Goya y por los incontables elogios que ha recibido (Almodóvar dijo que era “la revelación española del siglo”), Vermut ha alcanzado la popularidad, hablando en plata, por haber escrito con letras de oro una nueva página en la Historia del cine (y no me parece descabellado decir que no sólo del español) con su segunda película: Magical Girl.

Debido a lo peculiar de su trama, intentaré entrar en los mínimos detalles posibles para que el espectador que (todavía) no la haya visto, pueda disfrutar de la experiencia de descubrirla en todo su esplendor e impacto (a veces, en esto del cine, vale la pena), pero dando cuatro pautas básicas, resumiremos que Luis, un profesor de literatura en paro, trata de hacer realidad el deseo de su hija Alicia de 12 años: tener el vestido oficial de la serie japonesa Magical Girl Yukiko. En estas circunstancias, conoce a Bárbara, una atractiva joven que sufre trastornos mentales, y a Damián, un profesor retirado con un tormentoso pasado. Y hasta aquí podemos leer, ya que si consideramos Magical Girl como una asombrosa película, no es tanto por sus elementos argumentales (ojo, que también), sino, sobre todo, por cómo los maneja, mezcla, reconstruye y expone. Y eso es lo que intentaré destacar en las siguientes líneas.

Al igual que, como comentábamos arriba, en su anterior film, en Magical Girl vuelven a aparecer ciertos elementos que ya podrían considerarse una característica del cine de su director (muy a su pesar), a saber: la sorprendente mezcla de géneros, y el enorme contraste que supone el englobar desde (one more time) el cine social, con el cine negro (seguramente, el más sólido y remarcado de todo el metraje), con el anime japonés e incluso con el cine de misterio, llegando a coquetear por momentos con ciertas parafilias de turbulento origen; las abundantes inflexiones entre comedia/drama, incluso sucediendo dentro de una misma escena (algo que Vermut expone magníficamente en su corto, también en YouTube, Don Pepe Popi); la encomiable economía de planos, fruto de una ardua elaboración previa en la puesta en escena (ojo como se trabaja la distancia física entre los personajes en muchos de sus encuadres, la frialdad generalizada (apenas hay elementos) de los entornos en que se mueven, y a lo que contribuye la dilatación mencionada antes); y sobre todo, las múltiples paradojas y rupturas en las expectativas narrativas del espectador, llegando a dejar espacios en blanco (máxime en el pasado de los personajes), aunque suficientemente remarcados para no perder toda referencia, gracias a una narración tremendamente subliminal, rica en elipsis, que en palabras del propio director, pretende tratar al espectador como un ser inteligente que participe en la creación del film, sacando sus propias conclusiones e ideas, bastante más terroríficas, oscuras y grotescas de las que yo podría plantear.

Mucho se ha hablado de las influencias en el imaginario de Magical Girl, especialmente la referente al manga, y no les falta razón, ya que son evidentes los paralelismos con el maho shojo o el kegadol, géneros existentes en el orbe de esos cómics, pero si hay alguna base oriental más sólida en la película de Vermut es la literatura japonesa, no sólo por el evidente homenaje a Rampo Edogawa y su libro más célebre, El lagarto negro, sino también por la fuerte influencia de (curiosamente) mi escritor nipón predilecto, el polémico Yukio Mishima, de quien sin ningún género de dudas, se adaptan algunos de los temas centrales de su obra, que también vertebran el film: la sumisión/dominación de los personajes entre sí como representación de las relaciones de poder, mediante la tensión latente en que se verán envueltos y puestos a prueba. Unos personajes sin maldad inherente, marcados a fuego por el pasado, que acaban tejiendo una red a su alrededor, en la que inevitablemente se ven atrapados, y en la cual reaccionarán destrozándose y sacando lo peor de ellos, por culpa de decisiones radicalmente emocionales (directamente relacionadas con el amor paternal/conyugal/carnal) y más cercanas a la enajenación que a la razón, pero forzadas por las situaciones en que se verán envueltos.

El guión, del propio Vermut, fragmentado en capítulos, bascula entre tres historias, protagonizadas por los tres personajes centrales, interpretados por Bermejo (una peculiar revelación), Lennie (la mejor actriz de nuestro cine menor de 30, y el personaje más complejo, interesante y sombrío del film, la particular femme fatale) y Sacristán (¿qué decir del gran Sacristán?), que en su particular cruce de caminos, parece incluso modificarse el género que seguía la narración hasta ese momento, pero incluyendo al anterior en el contexto del nuevo, logrando cierta mutación en la percepción de lo que vemos, y dando como resultado situaciones que aparentemente no son coherentes con el escenario en el cual se desarrollan, ya que, de nuevo en palabras del propio Vermut la realidad no entiende de géneros por estar llenos de reglas, por eso la vida no comprende de códigos, y cuando haces cine de género estás sometidos a muchos de forma muy marcada, por eso lo interesante es darles la vuelta y que todo explote. Si a esto le sumamos, más que dosificación de información, el progresivo planteamiento de conflictos que se van revelando poco a poco frente a los ojos del espectador, se entiende el hecho de que sea importante no desvelar gran parte de lo que sucede en su metraje.

Todo lo dicho, además de una brillante utilización de la música, con canciones de géneros tan opuestos como la copla y el karaoke nipón (de nuevo, el uso de contrastes muy marcados), el brillante prólogo (inevitable pensar en el microguiño a Wes Anderson) que cobra toda su importancia en la correspondencia con la escena final, como broche perfecto, hacen de Magical Girl una brillante película repleta de grandes y pequeños detalles (que crecen tras cada nuevo visionado), pero también un apasionante puzzle en que la última pieza (al igual que en la simbólica escena del film) corre a nuestro cargo. Tal vez sea demasiado pronto, y seguramente muchos al leerme dirán que exagero salvajemente, pero no creo que mi afirmación final sea gratuita: dentro de unos años y con más perspectiva, al hablar de Magical Girl, se hará con el mismo respeto y veneración con el que actualmente se habla de obras clave de nuestro cine como Surcos, Muerte de un ciclista, El extraño viaje o El espíritu de la colmena, por citar solo algunas. Esperemos que ese día no tarde mucho en llegar, mientras tanto, disfrutemos de la maravillosa niña de fuego.

9/10

 

Y en el DVD de Magical Girl…

Lamentablemente, sólo hemos tenido acceso a la edición en DVD de la película, cuando la mejor forma de disfrutarla es mediante el Blu-Ray que también está disponible (gentileza de Cameo) y cuya calidad es muy superior. En todo caso, el hermano pequeño hace lo que puede con una imagen que podría calificarse de notable alto: respeta el tono de lo visto en la gran pantalla, pero se pelea con las sombras y los diversos oscuros con que cuentan muchos planos. Por su parte, el audio se presenta en un correcto 5.1, con posibilidad de adjuntar subtítulos en francés e inglés, no en castellano.

Los extras son los mismos en ambas ediciones:

  • Trailer, Otros títulos, Ficha artística y Ficha técnica.
  • Making of: Poco menos de media hora con un profundo estudio del imaginario (o así) de Vermut. Muy interesante explicar no sólo cómo se cuenta, sino qué se cuenta.
  • ¿Qué es Magical Girl?: Un resumen de lo anterior, basado en declaraciones de los actores y el director.
  • Producir en España: Interesante material en el que se ponen a debate los métodos de producción y distribución de cine de por aquí. Interviene buena parte de lso responsables de Magical Girl.
  • Toros, coplas y anime: declaraciones, charlas, y opiniones sobre el universo que crea el film, a caballo entre la cultura española y la japonesa.
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Apasionado del cine entendido como arte, como reto. Lo comercial le chupa un pie, a él dadle un buen clásico, descubridle la última rareza checa enterrada cientos años atrás, y será feliz. Sus conocimientos sobre la historia del cine le cortan a uno la respiración.

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Comentarios

  1. No se por que, todo lo español te parece maravilloso,
    casi todas las películas que críticas, en tratándose de tu patria, son geniales, habrá de ver esta, para sopesar tu imparcialidad. No se trate de lo mejicano, porque para ti don un bodrio…
    Saludos

  2. Buenas noches compañero!

    Pues siento decepcionarte, sobretodo por ser la 2a crítica que publico en esta página referida a una película española, y creo recordar que la anterior fue una de Isabel Coixet que puntue con un 5 (si la memoria no me falla), así que o bien te has confudido de página o, tal vez, de redactor…

    De todas formas, gracias por leer el texto, y espero que una vez veas el fim te entusiasme tanto como a mí!

    Saludos!

  3. PD: Por cierto, corregidme si me equivoco, pero la última película mexicana que se valoró en esta página fue (la estupenda)Post Tenebras Lux de Carlos Reygadas, y mi compañero Carlos la votó con un 7,5, así que tampoco entiendo esa afirmación sobre el desprecio hacia el cine Mexicano.

    De nuevo, otro saludo

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