Crítica de La maldición de Chucky (Curse of Chucky)

La maldición de Chucky (Curse of Chucky)

Sinceramente, a estas alturas Don Mancini puede hacer con su hijo pródigo lo que le venga en gana. Tras haber escrito toda la saga, producido la mitad y dirigido las últimas entregas, Chucky baila a su compás, y por extensión lo hace también un público que se divierte con cada una de las perversiones que le aflige al personaje original. No exento de humor negrísimo y corrosivo, el primer Muñeco diabólico jugaba abiertamente la carta del miedo; pero desde entonces han pasado ya veinticinco años, y por el camino hemos conocido facetas más descacharrantes de su personalidad, se ha echado novia, le hemos visto masturbarse y hasta ha tenido un hijo, o hija, con serios problemas de orientación sexual. El terreno por el que ha circulado la saga desde entonces y hasta ahora, por tanto, ha cambiado de pe a pa hasta confesarse abiertamente cómico. Y el espectador nunca se ha quejado. Lógico pensar que por esos derroteros, los de La novia de Chucky y La semilla de Chucky en definitiva, discurriría esta nueva entrega. Y sin embargo esa lógica evolutiva se cumple sólo a medias con esta nueva incursión al mito, un poco quizá por las obligaciones morales de estar ante su 25º aniversario… pero también un mucho porque, simple y llanamente, Mancini ha hecho lo que le ha dado la gana. Otra vez.

Y es que La maldición de Chucky, de buenas a primeras y durante buena parte de su metraje, apunta a reboot con un argumento aparentemente autónomo, desvinculado del resto de la saga: nuevo grupo de personajes reunidos en una casa, y nueva desaparición a ritmo de a uno tras el recibo de un misterioso muñeco sin remitente. Lo que sí se mantiene es una buena dosis de humor negro, presente también a nivel formal: Chucky es el cabroncete de siempre, los que le rodean tardan poco en antojarse como una familia podrida por dentro. Y a todas estas, Mancini convierte su trabajo en un doble juego de homenaje y pitorreo a la vez, apostando por clichés visuales y auditivos del terror de las épocas en que el muñeco daba sus primeros pasitos (de hecho, hasta se plantea coquetear con otras alternativas, no mostrando al muñeco en su salsa hasta bien entrada la película), para darles la vuelta con socarronería, explotándolos hasta lo absurdo. Puro deleite para el espectador más avispado, que sin duda participará de él obteniendo su premio en forma de esa delirante cena en la que sólo uno de los varios platos servidos cuenta con veneno mortal, acumulación de miradas, planos detalle, cucharas que suben y bajan; o de esos planos icónicos de cortinas de ducha corridas, de la casa tan de pesadilla gótica en la que ocurre todo…

Es un despiporre, sí, pero que nada tiene que ver con las anteriores en cuanto a que la saga, que a estas alturas ya andaba camino a convertirse en las tribulaciones de una familia de muñecos asesinos. Ahora bien, ya avisábamos al principio que su director y guionista ha hecho lo que le ha dado la gana, por lo que no debería sorprender si de golpe y porrazo le damos la vuelta a la tortilla. Porque lo dicho hasta ahora, a nivel argumental, tiene razón de ser durante la primera mitad de la cinta; después, inesperada y demencialmente, La maldición de Chucky sí se conecta a la serie entera y lo hace desde la primera entrega, mediante un flashback explicativo dudoso y que echa al traste el buen ritmo inicial, pero que una vez más, forma parte de la gracia: la idiosincrasia de Chucky contempla, entre el humor negro, el terror y la violencia moderadamente gore-festiva, un hilo argumental imposible que le ha valido, de momento, para seis películas y una séptima que ya llega (y cuyas pistas argumentales se dejan ver al final de la que nos ocupa). Y si no te gusta, has tenido seis ocasiones para apearte del tren.

Por ahí es por donde merece la pena reivindicar esta muy defenestrada La maldición de Chucky. Evidentemente, en términos universales se trata de una producción mediocre. Demonios, su estreno ha sido en formato doméstico directamente. Ningún ajeno al universo de El muñeco diabólico debería darle una oportunidad. Pero estamos hablando de una saga con un buen puñado de fans a sus espaldas, o de curiosos que no le han perdido la pista nunca al dichoso muñeco pelirrojo y malencarado. Sólo a ellos va dirigida esta película, y bajo este prisma, Mancini logra su objetivo con una propuesta de premisa imposible, claro, y desarrollo delirante; pero de sensaciones francamente satisfactorias. Dentro de sus conscientes limitaciones, se disfruta por su honestidad y por su voluntad de hacer las cosas bien. Y porque por encima de todo, jamás se le falta al respeto al espectador. Y eso, en su directo a vídeo, se agradece y de qué manera.

6/10

 

Y en el Blu-Ray…
Es a la Universal Pictures a quien debemos agradecerle el estreno en tiendas de La maldición de Chucky, película que se presenta en alta y baja definición, gozando el Blu-Ray de los 1920x1080p para vídeo y el Master Digital DTS-HD 5.1 para el audio en v.o. de rigor. Aunque habida cuenta de las limitaciones originales de la película, se trata de niveles de excelencia muy por encima de sus posibilidades y que, de hecho, desaprovecha: la imagen goza de buen contraste de colores y definición correcta, pero no es ninguna maravilla de la tecnología; y por su parte, el audio apenas emplea todos los altavoces en contadas ocasiones. Como sea, lo importante es que el disco está ahí para cumplir a la perfección con tan escuetas exigencias.

Extras

Y los extras, en la línea: escuetos, porque tampoco daba más de sí la película. Comentar en todo caso que todos ellos se presentan en alta definición y en v.o.s.e., por lo que una vez más, el disco cumple a las mil maravillas. Ahí va el listado:

  • Escenas inéditas: seis escenas de un total de unos seis minutos.
  • Escenas cómicas: Un insuficiente minuto de momentos graciosos de la película.
  • Jugando con muñecos: Un pequeño documental de 16 minutos, Cómo se hizo de rigor en el que se destaca el atino de Mancini a la hora de lidiar con los recursos de que disponía.
  • El muñeco viviente: Cápsula de menos de 10 minutos sobre los movimientos del muñeco.
  • Muñeco de vudú: Otro pequeño vídeo, de unos 7 minutos, centrado en el legado de Chucky en el cine.
  • Comparaciones con el storyboard: De lo más interesante del disco: 25 minutos en los que se comparan los storyboards de cuatro escenas con su resultado final.

En resumen, edición de lujo, hasta demasiado perfecta para una película que se hubiese contentado con menos. O sea que los fans ya pueden congratularse…

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En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

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