Crítica de La maldición de Lake Manor

Está claro que el cine de terror italiano prácticamente está muerto y enterrado, al igual que sus zombies ochenteros, con pocos nombres propios jóvenes interesados en el género, y los viejos tótems criando malvas o sin novedades en su perfil de IMDb. No obstante, llega a nuestras pobres carteleras, entre el COVID y Filomena, una pequeña película del país de la bota, para concedernos algo de esperanza y una luz de tono rojo sangre al final del túnel.

La maldición de Lake Manor, titulada El nido en su nación de origen, cuenta una historia que nos puede sonar (Los otros u Otra vuelta de tuerca, sin ir más lejos): un niño, en silla de ruedas, no puede salir de la mansión donde habita con su madre y sus sirvientes; una finca en mitad del campo sin mucha civilización alrededor (allí no ha llegado ni el 100 Montaditos). Enseguida notamos que hay algo extraño en esa familia, en cómo se comportan y en qué objetivos buscan para el chaval, que ante la llegada de una joven criada al lugar, empieza a sentir unas irresistibles ganas de escapar y ver mundo. Como en El show de Truman, pero sin pausas publicitarias.

A veces parece que estemos ante un melodrama, pero cuando el terror aparece, pega de lleno. La atmósfera generada es intensa y se va creando de forma reposada y paulatina, sin grandes estridencias, sustos con el volumen al 100 o fantasmas de escasa higiene bucal. Aquí lo que importa es otra cosa, es el misterio alrededor de la casa, de sus fronteras y de esa familia, que podrían ser primos terceros de Díaz Ayuso.

Sin embargo, tampoco estamos ante el filme de miedo de la temporada, aunque luche contra pocos competidores en su ámbito, ya que su ritmo pausado puede echar a más de uno atrás, como diría El Cigala. Y lo mismo sucede con su resolución, que le puede provocar indigestión al espectador más soso y clásico. Quizá sobran escenas tocando el piano o algunos momentos se dilatan en demasía, pero la relación madre-hijo o la de éste con la nueva chica en la casa, están muy bien construidas, y el filme está bien interpretado y alberga un buen trabajo de arte detrás.

Esperemos que no sea una gran olvidada, viendo las fechas de su estreno, y amplíe el camino del horror en Italia, que no todo son comedias familiares de medio pelo y fútbol en el país vecino. Su director, Roberto De Feo, proviene del mundo del cortometraje y los dramas, pero esperemos que no abandone el buen camino.

Trailer de La maldición de Lake Manor