Crítica de Maligno
Teníamos a James Wan un poco perdido: se desentendió de la dirección de Insidious 3 porque, dijo, se había cansado del terror; y se embarcó en las megaloproducciones de la saga Fast & Furious y Aquaman, limitándose a la producción del universo Warren. Justamente por andar liado con el superhéroe marítimo, se desentendió de las riendas de Expediente Warren 3. Así que sí, parecía que el terror era cosa del pasado para él. Y sin embargo, entre Aquaman 1 y Aquaman 2, la Warner le tenía reservado un aguinaldo que ha invertido en un regreso por sus fueros, y de qué manera: vaya locura la que ha liado con Maligno. Ideada, coescrita y dirigida por Wan, la película se ha estrenado casi sin querer y no es de extrañar, pues la patata caliente que se traía entre manos la distribuidora era de las que dejan herida (aunque nada comparable a la herida comercial por haberla estrenado a la vez en cines y plataformas, condenándola a prácticamente un rosco comercial debido a la piratería).
Riesgo y locura, decía, porque Maligno es una película orgullosa de ser de serie B, cosa que se intuye desde sus primeros compases: un VHS en cuatro tercios, un edificio gigantesco que hace las veces de hospital, y acontecimientos rarunos con bombillas que petan y gente que muere sin que sepamos muy bien por qué, para luego dar paso a una producción cutre a matar, personajes ídem y en fin, caspa emanando a borbotones de la pantalla. Pero de eso, el director del primer Saw parece plenamente consciente. Tarda poco, Wan, en empezar con sus piruetas visuales: no falta el plano secuencia cenital moviéndose por diversas habitaciones desde una perspectiva altísima; ni una iluminación que empieza a viciarse al tiempo que la banda sonora sube decibelios. Por en medio de todo ello, una trama que habla de asesinatos macabros y una conexión psíquica extraña con la protagonista, que entra en estados catatónicos en los que asiste a los mismos sin poder hacer nada al respecto. Y de repente caemos en la cuenta de estar ante un descabellado giallo que haría las delicias de Lucio Fulci. Pero también ante un imposible exploit del slasher francés que tantas alegrías nos dio hará un par de décadas. Y ante una mezcla imposible entre el Cronenberg de los orígenes, el Carpenter más juguetón y el De Palma más venido a menos. Agárrense los machos.
Con una cantidad de sangre por fotograma a la alza y un enrarecimiento exponencial de emociones (a todos los niveles: los coqueteos entre el poli y la secundaria, dignos de The Room, oh hi Mark). Con un malote que parece ser más chungo conforme más se sabe de él. Con unas formas que pasada la primera mitad ya son una pirueta casi constante. Con todo ello se llega a un clímax delirante, plagado de violencia explícita y de giros de guion de vértigo. Y que ya no admitirá medias tintas: quien no haya entrado en el juego tendrá motivos para abandonar la sala (o eliminar la copia bajada de su disco duro…). Quien lo haya hecho, disfrutará como un enano.
Y es que Maligno es exactamente lo que buscamos quienes aún asistimos a los festivales de Sitges o Fantasporto a sabiendas de que no veremos nada que nos recuerde por qué nos gusta, en verdad, el universo del slasher, el gore y la serie B. Quienes seguimos prestando más atención al estreno de una película de terror, que al de la que probablemente sea la película de autor del año (Maligno ha llegado a nuestros cines con pocos días de diferencia de Annette). Quienes no nos escondemos a la hora de reconocer que nos lo pasamos bien con Demons, con À l’intérieur o incluso, yo qué sé, con Drácula 3D. Y lo mejor de todo ello es que de este público, y de sus gustos, James Wan es plenamente consciente. Como si se la trajera al pairo lo que puedan decir de Maligno en órbitas de Cahiers o Caimán, el de Insidious ha hecho lo que le ha dado la gana, que es una fiesta para unos invitados muy concretos. Unos invitados que tardarán en olvidar el evento. Querido Ángel Sala, esta es la película que tu festival anda buscando desde hace años.
Trailer de Maligno
Maligno: no eres fan del terror si no te gusta esto.
Por qué ver Maligno
James Wan regresa al género de terror con la locura definitiva, un homenaje al giallo y y el thriller de serie B candidata a película de culto ya no de este año, sino del decenio. Tan odiable por poco asiduos al género, como orgiástica para los más adeptos.