Crítica de Mamá y papá (Mom and Dad)
Por lo vivido en la sala Tramuntana del festival de Sitges anoche, resulta que es gracioso que un actor oscarizado y con cierto pedigrí pasado, dilapide su carrera película tras película a base de histrionismos y caretas que sólo sirven para replantearse la valía de su trabajo en obras reconocidas como buenas. Y también parece ser que mola que un director repita una y otra vez sus mismas manías artísticas, sin introducir cambio alguno. De hecho, hoy en día con tener una premisa interesante y unos títulos de crédito llamativos basta para que te rían la gracia. Es lo que ocurre con Mamá y papá, nueva propuesta del director de la cuestionable saga Crank, protagonizada por un Nicolas Cage especialmente pasado de rosca, teórico conocedor de lo que le hace ahora famoso, y por tanto en clave autoparódica (permitidme que levante una ceja). Una película que tiene una idea sumamente graciosa, de la que se aprovechan un par de ideas… y ya. El resto, que me lo expliquen.
Tras unos minutos de innecesaria presentación de personajes, Mamá y papá entra en materia de infección masiva con una pequeña diferencia: no son zombis, caníbales ni contagiados, sino padres que quieren matar a sus hijos. Juguetón planteamiento no exento de crítica social (moral, más bien) que arranca con atropellados brotes de adrenalina en forma de multitudinarias escenas y generoso empleo de gore, si bien en su mayoría fuera de plano. Toca aguantar los espitosos montajes del director y las exageradas expresiones faciales del actor de Leaving Las Vegas, pero todo va tan bien que hasta se pasa con una mueca lo segundo. Hasta que se tuerce la cosa. Y de ahí ya no se recupera. Pasada la adrenalina inicial, dos hermanitos se hacen con el protagonismo de la función, se encierran en su casa y son acosados por sus padres (Cage y Selma Blair), momento en que todo el hilo argumental desaparece. Y con él, buena parte de la diversión.
Porque por mucho que la primera excentricidad de Cage pueda caer en gracia, y la segunda, la tercera ya cansa. Y desde luego, ver cómo un actor echa por tierra lo poco que le queda de dignidad, no es lo que se espera de una película que ha arrancado a tan elevadas cotas de acción, violencia y enfermedad (hay que estar muy tocado para idear una historia en la que los padres por fin se desinhiben y pueden reconocer que odian tanto a sus hijos como para querer matarlos). Pero en Mamá y papá es lo que hay. A lo sumo, se le pueden sumar cuatro metáforas de garrafón y reiterativas. Da igual, se le ríe la gracia y santas pascuas. A quienes exijan algo más, apenas un par de escenas logradas a lo largo de su bloque central, y un clímax que recupera (tarde) sensaciones, no se antojarán ni por asomo suficientes para justificar un visionado tan agotador para vista y oído. De hecho, se tornará bastante insoportable todo, cuando no directamente soporífero. Pero, hey, esa clase de espectador no parece tener cabida aquí, ¿no?
Valoración de La Casa
En pocas palabras
Una idea brillante que da para unos 20 minutos hilarantes. Esto es lo que ha bastado para encandilar a más de uno, pero nosotros, la verdad, nos hemos aburrido más que otra cosa.