Crítica de La máscara del demonio
Otro de los grandes del género italianos, Mario Bava, inició su trayectoria como director en solitario con esta controvertida película, censurada durante varios años en muchos países debido a la visión que propone de la Inquisición.
En Rusia, durante la Edad Media, la Princesa Ada y su amante (o criado, o ambas cosas) Javutich son acusados de brujería, por lo que son ejecutados para salvar su alma según un ritual de lo más tierno: primero se les cubre el rostro con una máscara repleta de púas en su interior, y después se les quema en la hoguera. Sin embargo, este segundo paso sale mal, puesto que una inesperada tormenta apaga el fuego…
Dos siglos más tarde, los doctores Kruvejan y Gorovek viajan por Rusia, y por el trayecto se encuentran con un ruinoso monasterio, en el que encuentran la tumba de Ada. Accidentalmente, despertarán a la pareja de brujos (que no se por qué leches les llaman así, puesto que son Vam-pi-ros), que sembrarán el caos sedientos de venganza…
Rodada en 1960, en blanco y negro, y basada en el relato de Nikolai Gogol «El Viyi», «La Maschera del Demonio» nos presenta el potencial de Mario Bava, mítico y prolífico director de cine de terror/giallo, que en su primera película opta por exprimir al máximo su puesta en escena surreal y grotesca. Disimula los fallos (algunos bastante importantes -de repente es de noche, luego de día, y luego de nuevo de noche, en la misma escena) con impactantes imágenes, de gran fuerza visual.
En Rusia, durante la Edad Media, la Princesa Ada y su amante (o criado, o ambas cosas) Javutich son acusados de brujería, por lo que son ejecutados para salvar su alma según un ritual de lo más tierno: primero se les cubre el rostro con una máscara repleta de púas en su interior, y después se les quema en la hoguera. Sin embargo, este segundo paso sale mal, puesto que una inesperada tormenta apaga el fuego…
Dos siglos más tarde, los doctores Kruvejan y Gorovek viajan por Rusia, y por el trayecto se encuentran con un ruinoso monasterio, en el que encuentran la tumba de Ada. Accidentalmente, despertarán a la pareja de brujos (que no se por qué leches les llaman así, puesto que son Vam-pi-ros), que sembrarán el caos sedientos de venganza…
Rodada en 1960, en blanco y negro, y basada en el relato de Nikolai Gogol «El Viyi», «La Maschera del Demonio» nos presenta el potencial de Mario Bava, mítico y prolífico director de cine de terror/giallo, que en su primera película opta por exprimir al máximo su puesta en escena surreal y grotesca. Disimula los fallos (algunos bastante importantes -de repente es de noche, luego de día, y luego de nuevo de noche, en la misma escena) con impactantes imágenes, de gran fuerza visual.
Pero para qué engañarnos, vista hoy en día, lamentablemente le pesan de sobremanera los años. Y es que el problema radica en que la historia es más previsible que un capítulo de «El Comisario». A los Vampiros de la peli… ¡les asustan los crucifijos! Claro, sí, es el clásico, y en su momento nadie lo podía imaginar y supuso un gran encontronazo entre religión y magia negra o lo que sea… pero habiendo visto «Vampiros de John Carpenter» (de John Carpenter, por si no lo habíais notado), eso ya carece de impacto alguno. Además, «La Máscara del Demonio» peca de ser demasiado pretenciosa, resultando ser algo cargante y lenta.
Cosas positivas a destacar: su duración (es muy corta, y es que si no hay más que explicar, ¿para qué alargarlo?); sus actuaciones (la mítica Barbara Steele a la cabeza); un maquillaje muy digno; y un clímax final muy logrado, denso y agobiante.
Por cierto, aquí también ataca un murciélago, aún más mal hecho que el de «Suspiria», aunque Mario Bava lo sabe y por eso lo oculta con rápidos cortes y planos subjetivos desde el punto de vista del mismo animal.
Gran director, película mítica pero superada por los años.
Cosas positivas a destacar: su duración (es muy corta, y es que si no hay más que explicar, ¿para qué alargarlo?); sus actuaciones (la mítica Barbara Steele a la cabeza); un maquillaje muy digno; y un clímax final muy logrado, denso y agobiante.
Por cierto, aquí también ataca un murciélago, aún más mal hecho que el de «Suspiria», aunque Mario Bava lo sabe y por eso lo oculta con rápidos cortes y planos subjetivos desde el punto de vista del mismo animal.
Gran director, película mítica pero superada por los años.
pues yo me quedo con el comisario!
no me esperaba menos de ti, pequeña saltamontes… Tranquila, con el tiempo acabarás apreciando el género… hasta entonces, quédate con tus comisarios y tus corazones de ciudades…
Greetings earthling…
Vamos a ver, guión estúpido, estrepitosos fallos de raccord, chapucerismo formal… ¿que más se le puede pedir? Estas cosas son las que hicieron (ejem) grande al descerebrado mr. Edward D. Wood jr. ¿Que la peli es una basura inmimrable? pues igual sí pero ese es su encanto /barra/ es a lo que te arriesgas viéndola. Mario Bava y Dario Argento, definitivamente tengo que catar tales delicias. Gracias por ser mi puerta interdimensional a tal submundo.
Inciso-curiosidad: Has destacado la «originalidad» de tan sobado recurso como es el hecho de que un vampiro se asuste con la visión de un crucifijo. Al respecto debo decir que guardo un grato recuerdo de una película de cuyo título no guardo grato recuerdo (no sé qué demonios debía ser eso) en la que un grupo de churumbeles se enfrentaban valientemente (o así) a una horda de monstruos salidos directamente de la Universal años 30. A saber, Drácula, el monstruo de Frankenstein, el hombre lobo y demás clásicos.
Bien, pues uno de los chavalines, el obligado ‘chubby’ (calcado sin ningún tipo de rubor del Gordi de los Goonies) era atacado por el conde Drácula, cuya pederástica expresión indicaba que se lo iba a zampar en menos de lo que gruñe un wookie.
Bueno, pues ahora viene lo bueno: para defenderse, el chaval le estampaba en la cara al bueno del conde la pizza que perennemente llevaba en la mano, con la suerte de que la pizza era de ajo (sic), de modo que el monstruo profería un tremendo aullido mientras de su cara emanaba una enorme nube de humo tostado y oíamos un terrible ruido de freir bacon. Tremendamente gráfico.
Quién quiere magia negra teniendo pizzas con ajo.
Y bueno, para terminar, e inspirado por el contenido de tu artículo sobre tan rasputinesca película, lanzo una pregunta a la noche de los tiempos, que es donde se quedará tristemente perdida: ¿Para cuándo una película sobre Baba Yaga? En un panorama cinematográfico terrorífico este nuestro de gore de diseño y estéril susto preteen necesitamos cada vez más historias como esa. Y es que quien diga que la vieja Yaga no es un personaje archiexplotable por, por ejemplo, Guillermo del Toro que levante la mano. Señor del Toro, déjese de ninfas y cabras parlantes, pásese por el matadero de Mercabarna y gástese 100 o 200 euros en casquería variada. Y todos tan contentos, ya lo verá.
Sé malo. Klaatu, barada, nikto.
Gordon Shumway from Melmak