dance of the dead

Crítica de Masters of Horror: Dance of the Dead

Querido Tobe Hooper (que seguro que lee con devoción este blog).

Le escribo desde mi más sincera devoción con el propósito de darle las gracias. De no ser por usted, no sería la persona que soy ahora. Y es que, siendo aún menor de edad, cayó entre mis manos una copia de su obra magna, La matanza de Texas, y su visionado me hizo descubrir un nuevo mundo plagado de dulces sadismos y gustosas masacres.

Por favor, deje que me explique. Hasta ese punto de inflexión, hasta ese antes y después, yo me reía de las películas de terror (ignoraba el término gore), y las despreciaba como buen amante del cine que me creía (tonto, tonto de mí). Me negaba a ver películas que contuvieran en su título las palabras zombie o muerte. Como mucho, alquilaba para ver entre amigotes Tu madre se ha comido a mi perro, y la medio veía mientras tomaba una pizza con un par (o más) de birras.

Por fortuna, al final de esa caída había un punto de luz, un atisbo de esperanza. JAMÁS una película me había impactado tanto (y aún no he visto nada que se le acerque siquiera). Desde entonces empecé a devorar gore, terror… a mutar en la persona que soy ahora. Ahora alabo este género cinematográfico, que otrora rechazaba sin más.

Reconozco, eso sí, que hasta hoy solo había visto su La matanza de Texas, Poltergeist (demasiado alejada del género como para usarla de ejemplo), y la muy reivindicable La masacre de Toolbox. Hasta Hoy. Y le consideraba como un Semi-Dios. Qué leches, un auténtico Dios a la altura de George A. Romero. Pero acabo de ver su capítulo de Masters of Horror, titulado Dance of the Dead. Y la verdad es que ahora me ha cabreado de sobremanera, jodido cabrón.

Vamos a ver, la historia, la idea en sí (el guión es de Richard Chritian Anderson, basado en una historia breve de Richard Anderson, su padre) es buena, y da mucho jugo: en un futuro cercano, América ha quedado devastada tras los bombardeos infecciosos de la Tercera Guerra Mundial, y ahora, los supervivientes malviven en un mundo prácticamente sin reglas. Aún así tienen sitios para su diversión, como el local Doom Room, a cargo de un personaje interpretado por Robert Englund (¡Freddy Krueger!). En él, tienen por costumbre revivir a los muertos para hacerles bailar a base de descargas eléctricas…

Además, hay escenas realmente cargantes, agobiantes y malsanas. El ataque de dos moteros a una pareja de ancianos, el deshecho de los zombies inutilizables (se les quema vivos en contenedores de basura), o las mismas torturas para hacerles bailar, son geniales, e incluso difíciles de soportar.

Y entonces, ¿por qué ha tenido la osadía de cargarse todo esto de la manera más burda? ¿Qué dice? ¿Que cómo la ha cargado?

En primer lugar, utilizando la infame técnica del videoclip durante la totalidad del capítulo. El intentar meter mil escenas por segundo y montarlas con imágenes superpuestas y zooms frenéticos es un recurso simplemente deleznable, válido para los directores sin personalidad creadoras de basuras para el público pre-teen (al que habría que disparar), pero para los amantes del buen gusto, esto provoca solo un terrible dolor de cabeza y una vaga sensación de alejamiento.

Y claro, si se le suma una música tan atronadora como para hacer estallar los tímpanos de todo ser humano (¿a quién se le ocurre proponer a Billy Corgan que se haga cargo de la BSO?)…

Sí, lo se, ahora me dirá que es un recurso para potenciar el efecto de cuelgue de los jóvenes protagonistas, perennemente colocados con toda clase de drogas… pero esa excusa ya la usó Aronofsky en su (horrible y sobrevalorada) Requiem por un sueño, y la verdad es que no tiene ni pies ni cabeza.

Pero otro problema (aún más grave, diría) es que el ritmo falla en todo momento. Los flashbacks de los cumpleaños, así como los cortes en que Robert Englund presenta los espectáculos de su local, están colocados con calzador y a destiempo. Vistor por sí solos, como se dice en jerga coloquial, molan cacho; el bombardeo en forma de aurora boreal negra que quema las pieles de madres y niñas en la fiesta de cumpleaños son muy originales, y Englund está que ni pintado en en su papel. Y entonces, ¿qué hay de malo en ellos? Pues que aparecen cuando menos interesa, ya sea porque hay un pequeño bajón en el ritmo de la película, o porque esta se encuentra en un momento de clímax bastante prometedor.

Sea como sea, la próxima vez que se le presente un guión tan original como este (en serio, creo que daba para mucho más), le ruego que se dedique a lo que realmente sabe hacer: historias directas, concisas, montadas de manera simple pero contundente, y, sobretodo (y como tan bien hacía en La matanza de Texas), muestre la violencia de manera fría, casi documentalista, pues impacta mucho más que a través de un videoclip (para eso ya están directores-basura como McG – Los ángeles de Charlie, o el ya citado Aronofsky). Reconozco que en este capítulo lo hace pocas veces, pero cuando así es, resultan momentos angustiosos de verdad.

Gracias, y un cordial saludo,

Capitán Sapulding

 

 

 

Valoración de La Casa
  • Carlos Giacomelli
1

En pocas palabras

La serie antológica con mayores altibajos de la historia encuentra en el capítulo de Tobe Hooper uno de sus mínimos. Una decepción alocada y sin sentido.

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En diciembre de 2006 me dio por arrancar mi vida online por vía de un blog: lacasadeloshorrores. Empezó como blog de cine de terror, pero poco a poco se fue abriendo a otros géneros, formatos y autores. Más de una década después, por aquí seguimos, porque al final, ver películas y series es lo que mejor sé hacer (jeh) y me gusta hablar de ello. Como normalmente se tiende a hablar más de fútbol o de prensa rosa, necesito mantener en activo esta web para seguir dando rienda suelta a mis opiniones. Esperando recibir feedback, claro. Una película: Jurassic Park Una serie: Perdidos

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Comentarios

  1. Hoy no quería decir nada (dejar un comentario sólo para remarcar que has hablado de un tal Richard Anderson sin el «Dean» enmedio y para hacer constar una reivindicación hacia el gran y olvidado Robert Englund es tontería) pero es que poner al temible Darren Aranofsky al lado de McG se merece mi más sincero aplauso. Ahí te va: clap clap clap

    Enteráos, hijos de la basura pseudofilosófica, pijoadolescentes atormentados y poetas de mercadillo de corto alcance: Darren Aranofsky es un bluff. Aire. Fuegos artificiales. Nube de caramelo, endulza pero no alimenta

    Más Tarkovsky y menos modernetes apolillados, coñe!

    Hasta aquí mi desahogo

    Saludos desde Druidia

    Prince Valium (formerly Otis B. Driftwood)

  2. AAAAAAH! qué gusto ver que no soy el único que piensa así….Eso sí, quiero ir a ver «The Fountain», por dos motivos:
    1) es una película hecha-para-mí (viajes en el tiempo, ciencia ficción…)
    2) dicen que es malísima, que es «lo peor que ha hecho tras la genial Requiem…»… por tanto creo que va a ser la primera que me guste de este tipo.

    Saludos y «no hasta el viernes» que me da a mí que llegaré a mi casa más muerto que la carrera cinematográfica de Macaulay Culkin…

  3. El pobre Hooper hace tiempo que no levanta cabeza… Le pasa lo que a muchos grandes, que no es capaz de alcanzar las cotas de calidad de sus años mozos (algo normal en un genero como el terror) pero mientras Romero, Craven o Carpenter nos dan una de cal y otra de arena Hooper nos ataca con esto o Mortuary…

  4. Yo disfruté mucho el episodio, y si sólo has visto esas película de Tobe, es lógico que no hayas entendido una mierda. El episodio es simplemente perfecto, a la altura de cualquier obra de Tarkovsky.

  5. La película es una reverenda basura, pero la chica (morena) que protagoniza la Dance of the dead es perfecta.

    ¿saben su nombre???

  6. Vaya, pues ni la recuerdo! dichosa memoria selectiva, me has fallado esta vez!

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