Crítica de Masters of Horror: Dreams in the Witch House
Pero resultó que no. Y es que una vez metidos en la trama (lo cual no es nada difícil) nos encontramos ante un capítulo con un ritmo en constante aumento gracias a una eficaz dirección, y una vaga sensación de malestar que te impulsa a necesitar saber cómo va a acabar.
Además, consta de unos efectos especiales bastante dignos (excepto algunas escenas algo bochornosillas, principalmente con la rata de protagonista), a los que se suman unos juegos con rayos de luz lilas y sombras que evocan a las antiguas películas del género.
En cuanto a los actores, espero que mueran en el olvido todos, puesto que no me convenció ninguno de ellos, pero en realidad eso es lo de menos.
Lo que más destaca en este cuento, sin embargo, es su generoso uso del rojo elemento, la sangre. Y eso es en gran parte debido a la rata chunga. La vemos royendo una muñeca humana, hecho que provoca a una cascada de sangre, e incluso comiéndose a otra. A esto hay que sumarle una pelea en que uno le mete los pulgares en los ojos a otro hasta reventárselos, cosa que (aunque esté algo mal hecha en el capítulo) siempre me ha encantado.
Por último, destacar el final (que no el epílogo, aunque este no está mal tampoco), del que no desvelaré nada, pero diré que resulta bastante doloroso para los sentimientos y estómago del espectador normal y corriente, y una delicia en mi caso.
Básicamente, otro juego la mar de divertido de esta serie, de la que, eso sí, espero llegar pronto a los verdaderos maestros del horror (y espero que no me decepcionen Carpenter, Argento, Hooper y compañía).