Crítica de Megamind

Conozcan a Megamind. De profesión supervillano, maestro del mal con un deje kraut, mente preclara con tendencia homicida en sus ratos libres, azote de la paz y la tranquilidad de Metro City. Pero ah, he aquí su tragedia, el momento en que su razón de ser lo abandona y lo deja con la villanía a la intemperie. Su oscuro sueño parece cumplirse cuando el buenazo de Metro Man finalmente es derrotado por el ingenio malvado de «Megamente» y el triunfo le sobreviene de golpe: la Tierra ya es de su propiedad. Pero cuidado, que no sólo los grandes superhéroes necesitan de un supervillano que les dé la réplica y el reflejo en forma de némesis que contraponga sus virtudes con un buen puñado de defectos. Que a la inversa la cosa también funciona. Megamind queda finalmente huérfano de antagonista, privado de rival a su altura y sumido en una depre de tristeza y, aún peor, profundo aburrimiento.
Por aquí va «Megamind», y tampoco hay nada nuevo bajo el sol en todo esto. Todo el mundo lo sabe, ser villano mola más y el lado bueno es para los pardillos. Y aunque Willy Coyote nunca atrape al Correcaminos, Maléfica acabe fatal y Darth Vader sea en realidad un blando, el primero cae mejor, la segunda da más morbo y el tercero es Darth Vader. Ya lo dicen los americanos, nice guys finish last.
No, no busquéis la esencia de la originalidad en «Megamind», ni la gran parábola sobre la bondad y la maldad que redefina el concepto a menudo liviano de «malo de película». Ni tampoco una nueva cumbre en el género cómico, eso por supuesto. Pero ojo, tampoco pido resignación, que algunas cosas buenas sí tiene «Megamind». Incluso algunas muy buenas.
Que uno se lo ha pasado en grande, como hacía tiempo que no, disfrutando de esta macroaventura post-superheroica de marcada tendencia socarrona. Porque hay que decir que es esa la espina dorsal bífida que recorre el producto. Por un lado el de la acción desenfrenada con picos de ritmo realmente estratosféricos. Por otro el de la comedia crujientita, acroquetada de diálogos chispeantes, más cercanos a la «Nueva Comedia USA» que al tono Disney, a pesar de ser blanquísimos, inofensivos.
De lo primero, se nos regala en «Megamind» una escalada rítmica de aúpa, con un look visual de sombrero y reverencia. Su 3D de alto nivel, su cristalina perfección formal y el atractivo diseño de los personajes resultan un regalo para los sentidos. De acuerdo, está a la altura del betún en la inevitable Escala Pixar; ni siquiera rezuma la belleza de la que podía presumir el último animado DreamWorks, «Cómo entrenar a tu Dragón«. No es lo más espectacular que se haya hecho nunca, cierto, pero apunta al goce directo. Se propone ser una de acción épica y lo logra con creces en todos sus niveles.
De lo segundo, la parte cómica, «Megamind» puede presumir de un reparto de campanillas (Ferrell, Fey, Hill, Pitt, Stiller y hasta el añorado David Cross) que sabe angular perfectamente la interpretación hasta adaptarla a los recovecos de la concepción previa de cada personaje. El resultado, aunque no contiene ningún gag realmente memorable, es fresquito. Ligero, desenfadado y descreído, muy descreído.
Lo cual no deja de ser la base, la motivación de esta «Megamind». Enfocada a un público un poco menos infantil, contiene la epopeya del malvado azul una premisa similar a la de «Gru. Mi villano favorito«: la desmitificación del malo malísimo pasándolo por un filtro más o menos postmoderno en el que cabe desde lo caricaturesco del clásico «villano de opereta» hasta el típico mad doctor (jamesbondiano o «serie-B-esco») o el malvado estándar de tebeo superheroico norteamericano. Un popurrí referencial similar en intenciones temáticas y formales (no en resultados, claro) al que ya se practicó desde la atalaya Pixar con «Los Increíbles» y en el que caben, cómo no, esas obligadas referencias a la cultura popular. En este caso «El Padrino» o «Karate Kid» reciben los homenajes de turno. E incluso reconforta comprobar que alguien se acuerda aún del «Donkey Kong» de máquina arcade.
Diversión desatada en la que por desgracia también caben, y deslustran el conjunto, algún bajón sentimentaloide, algún gag repetido y el afianzamiento de la certeza de que hay, en algún lugar del mundo, un organismo que otorga subvenciones a las productoras por terminar colando al final el consabido numerito de baile buenrrollero.
Y claro, el mensaje, el maldito mensaje que, aunque revolotea alrededor de los roles preestablecidos y apunta reflexiones sobre cómo podemos sobreponernos a ellos, termina por caer de cuatro patas en una especie de conformismo claudicador. Una conclusión un poco demasiado conciliadora basada en la integración social de los «cuerpos extraños», en cómo una sociedad ordenada debe terminar limando las impurezas de los elementos discordantes.
Bueno, pero por lo demás, descacharre asegurado.
6’5/10
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Xavi Roldan empezó la aventura casahorrorífica al poco de que el blog tuviera vida. Su primera crítica fue de una película de Almodóvar. Y de ahí, empezó a generar especiales (Series Geek, Fantaterror español, cine gruesome...), a reseñar películas en profundidad... en definitiva, a darle a La casa el toque de excelencia que un licenciado en materia, con mil y un proyectos profesionales y personales vinculados a la escritura de guiones, puede otorgar. Una película: Cuentos de Tokio Una serie: Seinfeld

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Comentarios

  1. Sábado por la noche en el cine: por un lado "La Bella y la Bestia 3D", por otro esta "Megamind" de la que tira patrás su productora desde hace ya algunas producciones. Porque, pese a diferir contigo, yo no encuentro nada atractivos a los personajes y, si bien es cierto que la historia parece que pinta bien, uno ya se acostumbró a que las apariencias engañan. Y no es cosa de una, no, que ya hubo un "Shrek2", y 3, y "El Espantatiburones", y "Madagascar", y "Monstruos contra Aliens", y "Vecinos Invasores" y… no sé, creo que el resto no las vi.
    Es tal la tomadura de pelo de esta compañía que quizá me perdí su mejor (decís, dicen) producto: "Cómo entrenar a tu dragón", que ni siquiera tiene demasiado mérito ya que se basa en el libro ese.
    Así que a lo mejor, quizá, sea hora de basarse en libros de éxito o hacer remakes de proyectos antiguos como uno de un niño llamado Nemo que soñaba y volaba en su cama, recuerdo que prometía. Apenas me funciona la memoria sobre aquel título. Me molaría volver a verla.
    Dreamworks tiene de fábrica de sueños lo que "El diario de Patricia"
    Quizá podrían pensar también en hacer una cinta sobre Patricia.

    (…)

    Así que volví a entrar a ver a mis viejos amigos Lumiere y Din-Don que, aunque a priori puede parecer irresponsable, después de casi 20 años tenía ganas de volver a verlos en pantalla grande. Ya uno no disfruta casi nunca igual.

  2. Ah, no, si la peli está muy bien… siempre que tomemos "Shrek" como presunta gran obra maestra del colectivo DreamWorks (por no dignificarlos con lo de "productora") y el palabro Pixar quede convertido en un modelo de cámara subacuática de usar y tirar o en un condimento de comida india, o algo por el estilo.

    En ese mundo gris, triste y depresivo en el que DreamWorks fuera la única casa que hiciera este tipo de pelis, "Megamind" sería su punta de lanza.

    …después de la del "Dragón", sí. Esa es jodidamente buena, amigo. Independientemente del libro en el que se base…

    Y el día que sea Pixar quien haga una versión del "Little Nemo" de Windsor McKay yo voy y me muero de felicidad ahí mismo. Pero vamos, fulminado.

    Abracetes!

  3. "Little Nemo"… "Little Nemo"…

    aunque sería un poco extraño que Pixar se hiciera cargo de otro Nemo.

    Recuerdo que hasta salió un juego para NES.

    Ay, Dreamworks, cómo te gusta reirte del público. Espero que haya un infierno de productoras o colectivos y bajéis hasta rozar las llamas con el culo del niño que pesca mierda.

    Quizás entonces aprenderéis a hacer buenas películas.

  4. "Ay, Dreamworks, cómo te gusta reirte del público. Espero que haya un infierno de productoras o colectivos y bajéis hasta rozar las llamas con el culo del niño que pesca mierda."

    Señores de DreamWorks, les traduzco quasisimultáneamente para un su mejor entendimiento:

    "Ay, Dreamworks, cómo te gusta reirte de esos personajes que te llenan los bolsillos de billetacos gordotes de los de color lila. En un arranque de autosuficiencia intelectual he conseguido generar un pensamiento original de esperanza relativo a que haya un infierno de mercachifles de Hollywood y bajéis hasta rozar las llamas con el culo del niño que pesca mierda" (esto último no cambia)

    "Quizás entonces aprenderéis a hacer productos que además de pagaros los Lamborghinis os queden gonicos de ver"

    Joder, Zack, si es que de verdad, no tienes sentimientos.

  5. Eso mismo iba pensando mientras escribía esas duras palabras feelings free.

    Hacía años que no escuchaba la palabra "gonico" de la boca de naide. Es que me meo de la risa en las bragas como Concha Velasco.

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