Crítica de En la mente del asesino (Alex Cross)
Muchas películas se estrenan, y de ellas, muchas salen bien y muchas salen mal. Normalmente, la cosa no pasa de ahí: si ha salido bien, eso que te llevas como espectador; y si sale mal rajas a la salida del cine el tiempo que dura el trayecto a casa o, en caso de administrar algún blog o similar, sigues un poco más y formalizas tu opinión por escrito. Pero hay veces en que sabe mal que la cosa salga mal. Me explico: ocurre que en medio de una producción fallida, hay alguien que lo ha dado todo y se le ha quedado la cara de tonto. Es el caso de En la mente del asesino, adaptación de una de las novelas de la saga ‘Alex Cross’, de James Patterson, a cargo del inefable Rob Cohen. La película cuenta con numerosos problemas, la verdad es que es más bien un estropicio digno de sobremesa que de la gran pantalla. Pero sabe mal porque en pleno pastiche, despunta la figura de un esforzadísimo Matthew Fox, que para la ocasión transformó y de qué manera su cuerpo. Da vida a un asesino despiadado, enfermo y enfermizo, de extrema delgadez a la par que musculación (quienes le recuerden Perdidos sabrán que no eran precisamente las principales cualidades del actor), y lo cierto es que se antoja francamente convincente; en otras circunstancias, su personaje podría haberse convertido en uno de los malos que marcan un hito. Pero cuando la película no acompaña…
Y es que todo lo demás aspira a la mayor serie de desaciertos del año. Empezando por una selección errónea de casting, que opta por situar al actor menos apasionado del reparto al frente del mismo: Tyler Perry no logra transmitir sentimiento alguno, ni siquiera cuando se enfrenta a la mayor tragedia imaginable, al contar con un único registro interpretativo. El de la desgana, que es justamente la sensación que se desprende de todo el film (a saber si es él quien la desata o a él a quien se le pega). A su lado, la peor versión de Edward Burns y Rachel Nichols parecen auténticas bombas sentimentales. Aunque tampoco sería la primera vez que los secundarios son mejores que el principal. El problema es que esta, Perry, es tan sólo la punta de un iceberg de proporciones épicas. Tampoco acierta, En la mente del asesino con sus tempos: consume una cantidad desproporcionada de minutos en el desarrollo de los puntos más trillados del guion, despreciando otros (un estudio más profundo del antagonista, por ejemplo) mucho más interesantes.
Y falla (qué novedad) Rob Cohen, quien, incapaz por darle ritmo a la propuesta por muchos asesinatos que ocurran, va adoptando aquí y allá las características harto dudosas de un videoclip, destrozando lo poco salvable del film en la sala de montaje. Especialmente hirientes esos pasajes en la mente del asesino. Tales ataques de histeria, sumados a una planificación torpe y digna de de sobremesa, banalizan una película ya de por sí simple, previsible y tirando a hueca, que desaprovecha también (y van…) la posibilidad de convertir a su asesino en una verdadera pesadilla, al reducir lo máximo posible cualquier conato de violencia explícita. Vamos, que no tiene nada: una simple caza al asesino sin un solo giro, una sola evolución hacia el drama, una investigación digna, o un exceso de gore. Nada. A saber cómo será el libro en que está basada.
Lo dicho, en otras circunstancias hubiera dado igual. Pero aquí sabe especialmente mal que el que probablemente haya sido el papel de la carrera de Matthew Fox, por el cual se ha transformado físicamente y ya veremos cómo se recupera, sirva de tan poco en medio de un thriller tan de tercera. En medio de una película francamente desacertada.
3,5/10
Y en el Blu-Ray…
Una cosa es la calidad de la película, y otra la generosa edición de Savor-Emon, que pone a disposición del consumidor un combo DVD+BD de calidad más que digna, tanto en alta como en media definición. La segunda aprovecha al máximo un formato que vive, en su ocaso, su mejor momento. Dolby Digital 5.1. para sus tres idiomas (español, catalán y la versión original inglesa), calidad de imagen francamente alta, y mismos extras que su hermano mayor. Un Blu-Ray que destaca por la intensidad de los colores de la película y la calidez de los mismos, que acompañan a un nivel de detalle de la imagen notable, y que goza de un DTS-HD 5.1 para sus tres idiomas.
Los extras, presentados en 576i, constan de dos minutos y medio de B-Roll, que permiten ver un par de momentos del rodaje (a una calidad de imagen y sonido francamente deplorable); de un tráiler; y de unos veinte minutos de entrevistas tanto al director de la película como al autor de la novela original, así como a los cuatro actores principales. Interesantes, si bien se trate de promoción más que otra cosa (es decir, no esperéis grandes revelaciones).