Crítica de Mientras duermes
Maldito sea Jaume Balagueró, y maldito su empeño por fastidiar la cotidianidad de nuestras vidas. De un tiempo a esta parte, quien empezara en el cine con una potente Los sin nombre se ha ido dedicando a tirar de apartamentos normales y corrientes, de situaciones vulgares y anodinas, y las ha reconvertido en auténticas pesadillas para alegría, especialmente, de los habitantes del Eixample de Barcelona. En fin, que por obra y gracia de su mala leche, ahora somos muchos quienes tenemos que nuestro vecino del tercero sea un zombi, o que el del quinto sea un loco estudioso de las ciencias oscuras con una niña esquelética escondida en su desván. Vale, hasta ahora había que atribuirle la culpa de todo ello tanto a Balagueró como a Paco Plaza, con quien co-dirigió el díptico de Rec. Pero ahora que el segundo dirige en solitario la tercera entrega de esta saga, el primero ha aprovechado para apartar temporalmente a los zombis de su vida, y nos ha asestado una nueva patada en la entrepierna: mierda, ahora también tenemos que temerle al portero. Mientras duermes, su nueva propuesta (antes de que retome Rec con la cuarta y ¿última? entrega) supone una nueva colaboración con el habitual guionista Alberto Marini, quien además presenta la novela homónima, y entre los dos se encargan de contarnos la historia de César, un portero incapaz de ser feliz y, por tanto, empeñado en que quienes le rodean tampoco lo sean… en especial esa inquilina de nombre Clara cuya sonrisa eterna merece un severo correctivo. Ay.
Ay, sí, porque Mientras duermes es un verdadero sufrimiento para el espectador. Balagueró nos ha hecho una putada y nos la ha hecho en todos los sentidos, a través de una película incomodísima tanto de ver como de digerir que, de paso y por encima de todo, le sirve al cineasta catalán como puño cerrado con que golpear a la mesa. Y es que empecemos por el principio, no adelantemos acontecimientos y demos al César lo que es del César (del romano, no del portero): con su último trabajo, el director se libera de todos los demonios que se le subían a la chepa, ofreciendo una cinta impecable, rigurosa y sumamente contenida hasta cuando amenaza con salirse todo de madre (allá por el tercio final). Una dirección elegante y con personalidad definida, pero que ante todo sirve de freno, o mejor de moderador, para que el film siga exactamente el recorrido que le indican los raíles predefinidos. Toda una sorpresa para todos aquellos que, precisamente, hasta ahora le criticaban por ello.
¿Significa eso que la película no emociona? Nada más lejos. Mientras duermes es apática cuando pretende ser apática, pausada cuando tiene que serlo, y todo un torbellino cuando la ocasión lo necesita. Ah, pero hay motivo para esa gradual escalada emocional, y es que aquí se nos fuerza a ponernos del lado del portero, de entenderle, de seguirle, y hasta de pasarlo mal por él cuando se ve metido en un apuro. Algo complicado de lograr, de haberse precipitado. Pero no, ya lo avisaba, la película es muy cabrona. Tanto, que en verdad tampoco es que parezca pasar demasiado a lo largo de buena parte de su metraje: como en un hábil juego de engaño, el guión enseña cartas altas pero esconde ases, o los deja entrever sin que podamos distinguir su palo. Y así, claro, cuando por fin estalla se convierte en una bomba de relojería.
Un tercer acto desquiciado acelera pulsaciones y empeora malrollismos, nos hace odiarnos a nosotros mismos porque ya estamos definitivamente de parte del portero, aun a sabiendas de sus barbaridades. Y mientras, uno se pregunta si logrará volver a su apartamento al salir de la sala. Elemento fundamental para la consecución de todo ello, por supuesto, los actores. A saber cuántas veces se ha alabado la interpretación de Luís Tosar, a día de hoy el actor español más en forma con diferencia. Su César es imperturbable, terrorífico, le basta una mirada para tenernos agarrados al sillón. Y Marta Etura sirve de contrapunto perfecto, histriónica y radiante, toda luz y alegría. Tándem interpretativo perfecto para engranar una máquina que funciona casi a la perfección. Tan sólo chirría en el apartado infantil, por una vecina prepúber que, la verdad, en el mejor delos casos se muestra poco convincente. Su personaje aporta, su interpretación no. Una banda sonora pasada de rosca completa el apartado de peros de una película que tampoco se ve demasiado afectada por ellos: Mientras duermes es un gran thriller que cumple a la perfección sus objetivos, dejando a propios y extraños con una ambigua sensación final. De acuerdo, hemos visto una gran película. Pero joder, qué mal lo hemos pasado. A ver quién es el listo que le sonríe a su portero…
Valoración de La Casa
En pocas palabras
Una película condenadamente efectiva y divertida, con un reparto en estado de gracia y un director, Jaume Balagueró, con ganas de fiesta. De lo más disfrutable de su filmografía.
Peliculón i magnífica interpretación de Luis Tosar!
La vi ayer y flipe, vaya historia!!!! Magnifica interpretacion de Tosar y tb de Marta Etura… y que mal cuerpo deja oye!
Verdad que sí? Es de esas películas que mi hermano define a la perfección: está todo el rato rozando el ridículo, pero como no llega a caer en él, mola que te cagas.
Si es que no sé por qué ese tío no escribe críticas en nuestra Casa…